En estos tiempos en los que la tendencia es a exaltar, casi de forma exclusiva, las virtudes de la juventud, y muchos hasta llegan a pedirles disculpas a los jóvenes por el país que les estamos dejando los mayores, vale hacer un alto y reflexionar sobre la necesidad de reconocer y aprovechar los conocimientos y experiencia de las personas mayores, para ayudarnos a fortalecer nuestra democracia y alcanzar el desarrollo con justicia y equidad en nuestro país. La tarea que tenemos por delante no es solo de los jóvenes ni de los mayores, sino de todos los panameños.
No es la hora de caer en el clientelismo etario y cometer el error de descalificar a las personas mayores, ya sea por acción u omisión, asumiendo que ser mayores de cincuenta años o más, es sinónimo de algún grado de decadencia intelectual, y disminuida capacidad de aportar al desarrollo nacional, o peor aún, de ser corrupto y culpable por la situación actual del país, limitando, por lo tanto, los espacios de protagonismo y participación social y política de éstas. Parafraseando al papa Francisco, subrayo que “Una sociedad en donde no hay lugar para las personas mayores, en la que son descartados…es una sociedad que lleva consigo el virus de la muerte”. ¡No podemos ser esa sociedad…!
También reconozco que la política necesita renovarse y equilibrar la experiencia con las necesidades, la energía y la fuerza innovadora de la juventud. Por ello, es necesaria la participación inclusiva de la juventud en la gobernabilidad eficaz y democrática. Pero antes deben atravesar el arduo proceso de formación completa y ganancia de la experiencia suficiente para transformarse en agentes del cambio cada vez más comprometidos con los procesos de desarrollo, y cuando lleguen a esas edad madura, mantengan los ideales y el compromiso de ser la efectiva generación de relevo que necesitaremos. Ese momento no ha llegado, las personas mayores seguimos aquí, vigentes, plenas de capacidad, y ¡es la hora de hacer las cosas juntos!
En ese contexto comparto a continuación algunas reflexiones sobre este asunto y la participación de las personas mayores en el proceso político nacional. (más…)
Garantizar el derecho de los niños panameños a la educación debe ser una de las principales prioridades del próximo presidente de la república, pues la educación es uno de los pilares fundamentales para el desarrollo de estrategias de superación de la exclusión de niños, niñas y adolescentes, y es esencial para que puedan gozar de otros derechos humanos, como el derecho a la salud o el derecho a la participación.
Como se afirma en el Plan de Acción de la Cumbre Mundial a favor de la Infancia: “No hay causa que merezca más alta prioridad que la protección y el desarrollo del niño, de quien dependen la supervivencia, la estabilidad y el progreso de todas las naciones y, de hecho, de la civilización humana“.
En ese contexto, y en seguimiento a mi publicación previa sobre “los Derechos del Niño”, comparto con ustedes este artículo dedicado al derecho de los niños panameños a la educación. Para ello proporcionaré, valiéndome de la información disponible, un análisis panorámico de los indicadores necesarios para evaluar la garantía de este derecho. No me referiré a las políticas y programas implementados por este gobierno para cumplir con los acuerdos de la “Convención”. Esperaré que el presidente nos rinda cuentas de eso en su informe final. (más…)
La Tuberculosis sigue siendo la enfermedad infecciosa más letal del mundo. Cada día mueren casi 4,500 personas a causa de la TB y aproximadamente 30,000 personas contraen esta enfermedad prevenible y curable. Aunque tenemos que hacer mucho más para que no haya ni una muerte más por tuberculosis, se calcula que los esfuerzos mundiales por luchar contra la TB han salvado 54 millones de vidas desde 2000 y han reducido la tasa de mortalidad por TB en un 42%.
En Panamá la tuberculosis sigue siendo un importante problema de salud pública, responsable por más de 190 muertes cada año, la mayoría en nuestras comarcas indígenas y provincias más pobres. Pero la tuberculosis debería ser una enfermedad del pasado. Es prevenible y curable; por lo tanto, no hay duda de que podemos y debemos lograr mejores resultados y no permitir ni una muerte más por tuberculosis.
En ese contexto comparto con ustedes información internacional, complementada con datos nacionales sobre la enfermedad. Será otro reto que enfrentarán las próximas autoridades, pues ningún panameño debe morirse por tuberculosis en el siglo XXI. (más…)
El uso inadecuado de antibióticos por los panameños, quedó claramente evidenciado en el excelente artículo que publicó ayer La Prensa, bajo el título “Panameños desconocen uso real de antibióticos: estudio del Gorgas”, en el cual se hace referencia al estudio “Encuesta de Conocimientos y Prácticas de la Población, relacionados al uso responsable de antibióticos”, que fue desarrollado por un equipo de investigadores del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud (ICGES), y en el que participaron mil 264 personas mayores de edad de 4 áreas del país: Panamá (área metropolitana), distrito de San Miguelito, David (Chiriquí) y Santiago (Veraguas).
En ese preocupante contexto, consideré necesario compartir con ustedes las ideas centrales de mis publicaciones sobre el tema de la resistencia a los antibióticos, complementado con un resumen del excelente artículo de La Prensa. (más…)
Para conversar sobre los efectos de la comida chatarra en la salud y en la generación de carbono, me valdré de un brevísimo resumen de la información que nos ofrece la Organización Panamericana de la Salud en su publicación “Consumo de alimentos y bebidas ultra-procesados en América Latina: Tendencias, impacto en obesidad e implicaciones de política pública”. Complementaré compartiendo las ideas centrales del excelente artículo titulado “El precio real de la comida chatarra”, publicado el día de ayer en La Estrella de Panamá. Al final, hago una reflexión donde me pregunto: ¿Por qué, a pesar de conocer los efectos de la comida chatarra en la salud, somos así, descuidados y poco importa? (más…)