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Cerrar la brecha en la cobertura universal de salud para las personas más pobresRecientemente la Comisión sobre Pobreza Lesiones y enfermedades no transmisibles de The Lancet nos ofrece un importante informe para ayudarnos a cerrar la brecha en la cobertura universal de salud para las personas más pobres.  El Informe de la Comisión de concluye que “para los más pobres de nuestro mundo, las lesiones y las enfermedades no transmisibles (ENT) representan más de un tercio de su carga de morbilidad; esta carga incluye casi 800,000 muertes anuales entre los menores de 40 años, más que el VIH, la tuberculosis y las muertes maternas combinadas”. Es de vital importancia para nosotros, pues somos uno de los países más desiguales del planeta, lo cual incluye el acceso a servicios de salud, y alrededor del 20% de nuestra población vive en condiciones de pobreza multidimensional.

Comparto a continuación traducción libre de un brevísimo resumen de esta compilación de expertos mundiales titulada originalmente The Lancet NCDI Poverty Commission: bridging a gap in universal health coverage for the poorest billion y los invito como siempre a la lectura completa del documento, anexo al final de esta entrega.

Introducción general

Para comenzar, la Comisión sobre la pobreza, las lesiones y las ENT de The Lancet insta a que se tomen medidas para cerrar la brecha en la cobertura universal de salud para los mil millones de personas más pobres, combatiendo las mayores más desatendidas disparidades sanitarias del mundo: las lesiones y las enfermedades no transmisibles, muchas de las cuales afectan a los más pobres, incluidos niños, niñas, y adultos.

Entre los más pobres, tres cuartas partes (74%) de los años de vida perdidos como resultado de las lesiones y las ENT antes de los 40 años son evitables. Las condiciones incluyen a la enfermedad cardíaca reumática, la diabetes tipo 1, la anemia drepanocítica y los cánceres pediátricos y de cuello uterino. La pandemia de COVID-19 ha aumentado aún más la vulnerabilidad de las personas que viven con lesiones y ENT en los entornos más pobres.

Nuestro país no escapa a esta realidad. Como señalé previamente en este blog, “más de 10,000 panameños mueren cada año en el territorio nacional, producto de enfermedades no transmisibles, como la hipertensión, los infartos, la diabetes, enfermedades pulmonares, y todos los tipos de cánceres. Esas defunciones representan más del 60% de todas las causas de muerte, afectan a personas que todavía estaban en edad productiva y tenían mucho que ofrecerles a sus familias y al país”. También es sabido que el 43% de las 4,000 defunciones que causó la COVID-19 el año pasado en el territorio nacional, ocurrieron entra personas mayores de 40 años, mientras que el 15% de los fallecidos tenían más de 60 años, y un elevado porcentaje de ellos tenía antecedentes de una o más enfermedad crónica no transmisible.

En informe pone de relieve que, la pandemia COVID-19 está ahora llevando las proyecciones de la pobreza extrema aún más arriba. De acuerdo con estimaciones del Banco Mundial, la pandemia sumirá en la pobreza extrema a entre 71 y 100 millones de personas, el 81% de las cuales se encuentran en el África subsahariana y en el sur de Asia, regiones que ya albergan a más del 90% de los mil millones de las personas más pobres del mundo. También ofrece una sinopsis del empeoramiento de la disparidad de las lesiones y las ENT entre los mil millones más pobres en el contexto de COVID-19 y ofrece evidencias, en las que los expertos exploran las oportunidades de cerrar la brecha en la cobertura universal de salud y lo que se puede hacer, incluida una mayor asistencia al desarrollo para hacer frente a las lesiones y a las ENT.

En ese contexto, la Comisión subraya que, la implementación progresiva de intervenciones de NCDI asequibles, rentables y equitativas entre 2020 y 2030 es una oportunidad de cerrar la brecha en la cobertura universal de salud, creando sistemas de salud duraderos y de alta calidad. Podría salvar la vida de más de 4.6 millones de los más pobres del mundo, incluidos 1.3 millones que de otro modo morirían antes de los 40 años. También constituye una importante ocasión para actuar sobre los determinantes sociales subyacentes de las enfermedades, como la vivienda, la energía doméstica, la inseguridad alimentaria, la educación y el transporte.

Conclusiones sobre la oportunidad de cerrar la brecha en la cobertura universal de salud

Para hacer frente a las lesiones y a las ENT entre los más pobres se necesitará algo más que la promoción de una vida sana. En el informe de la Comisión se documenta un gran número de intervenciones que salvan y cambian vidas y que se pueden llevar a cabo de manera rentable. Los gobiernos nacionales deben establecer y ajustar prioridades basándose en los mejores datos locales disponibles sobre los ENTyL y las necesidades específicas de los más desfavorecidos para cerrar la brecha en la cobertura universal de salud. Huelga subrayar la pertinencia de estos señalamientos para nosotros, y la urgencia de desarrollar los lineamientos propuestos en los Acuerdos que propone el Pacto Bicentenario para cerrar la brecha en la cobertura universal de salud para todos en el territorio.

Pero, para alcanzar la equidad en salud también estamos obligados a formular políticas que integran acciones en salud, sociales y económicas; que permitan la transformación del sistema de salud, a partir de la unificación eficiente y efectiva de las instituciones del sector, para superar la segmentación y fragmentación que afecta a nuestros servicios de salud; que desarrolle un nuevo modelo de atención en salud, basado en el fortalecimiento de la atención primaria individual, familiar, comunitaria y ambiental; durante todo el ciclo de vida, desde el nacimiento a la muerte; con énfasis en los determinantes de la salud.

Al final, cerrar la brecha en la cobertura universal de salud requerirá del compromiso político del más alto nivel, que permita el liderazgo solvente y fortalecido de nuestro sector salud, y favorezca el abordaje multisectorial, inclusivo, altamente participativo, para la producción social de salud a nivel de gobierno y sociedad. Por nuestra parte, el gran reto que tenemos es vencer la apatía que nos caracteriza y ejercer el control social de la gestión pública antes de que sea demasiado tarde. Pero antes debemos resolver los asuntos que tenemos pendientes con la justicia social, la desigualdad y la inequidad sanitaria.

Informe de la Comisión sobre Pobreza Lesiones y enfermedades no transmisibles de The Lancet

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