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Vida urbana saludableLa vida urbana saludable es posible en la ciudad de Panamá. ¡Claro que sí! Como no va a ser posible en la capital de un país cuya economía es de las de más rápido crecimiento en todo el mundo.

Pero resulta que la nuestra ciudad, como he afirmado anteriormente, no es una ciudad saludable. Si lo fuera, cumpliría con la sencilla definición que nos ofrece la Organización Mundial de la Salud, OMS: “aquella que está constantemente creando y mejorando el entorno físico y social, que desarrolla los recursos comunitarios que permiten a las personas se ayuden mutuamente en la realización de todas las funciones vitales y desarrollar todo su potencial”.

La OMS también “hace un llamamiento a las autoridades municipales, residentes y promotores de una vida saludable, entre otros, para que examinen atentamente las inequidades sanitarias en las ciudades y tomen las medidas oportunas…” Ese llamado de la OMS, nos viene como anillo al dedo, pues estamos estrenando Alcalde y nos interesa que tome las medidas necesarias para que nuestra vida urbana sea saludable.

Para contribuir al mejoramiento de nuestra calidad de vida, comparto, para que los superemos, los factores que afectan la vida urbana saludable, hago un recordatorio sobre el Consenso de Shanghai, y otro sobre el Plan que nos presentó el anterior alcalde para una ciudad saludable y sostenible. Esos documentos no pueden quedar como letra muerta. Deben ser revisados, actualizados y aprovechados.

Principales factores que afectan la vida urbana saludable

Comparto las ideas centrales de mis publicaciones previas sobre el tema. Espero que sean de utilidad para el nuevo alcalde, y para nosotros, que hacemos poco o nada para ser parte de la solución.

Todos estos factores generan un mayor riesgo de padecer enfermedades que son las principales causas de muerte en la ciudad y, en el país. Las enfermedades no transmisibles, como trastornos mentales, hipertensión arterial, cardiopatías, diabetes, cáncer; las enfermedades transmisibles como el dengue, la diarrea; los accidentes viales y violencias de todo tipo.

Ausencia de planificación urbana

En nuestra ciudad, el crecimiento urbano ha sido anárquico, desordenado y sin planificación alguna. Existe un auge desordenado de construcciones desproporcionadamente inmensas para los barrios donde están ubicándose, afectando nuestra movilidad, el aire que respiramos, provocando tranques vehiculares, inundaciones, y generando estrés y accidentes. Todo con la anuencia de nuestras autoridades. Especial atención requerirá la terminación exitosa de las obras que quedaron inconclusas en la Vía Argentina, calle Uruguay. Tampoco los ciudadanos, salvo algunas excepciones, nos manifestamos en contra de esta situación. Así, no es posible disfrutar de una vida urbana saludable.

Insuficientes espacios para practicar la necesaria actividad física

Sobre los espacios saludables, trate usted de llegar a un parque, tiene que salir de su oficina o de su casa, dispuesto a pasar una hora en el “tranque”, estresándose, enfermándose y sufriendo toda clase de abusos e improperios por parte de la mayoría de los conductores…

¿Cuándo fue la última vez que paseamos por el Parque Omar o la Calzada de Amador? ¿Hay otros parques cerca de nuestras casas? ¿Cuánto tiempo tardamos en llegar a nuestro trabajo todos los días? ¿Caminamos, lo hacemos en bicicleta, en nuestro carro, en el ineficiente sistema de transporte que padecemos? Es probable que la mayoría de los que vivimos en la ciudad de Panamá, excepción de unos pocos corregimientos privilegiados, demos respuestas desalentadoras a estas preguntas.

El proyecto de recuperación de las playas de la bahía de Panamá, requerirá del saneamiento previo de la bahía. Y, aun así, debe repensarse detenidamente. Hay que evaluar antes si la ciudadanía estará dispuesta a bañarse en la Bahía los fines de semana como lo hacía en 1920. Además, los costos son elevadísimos (120 millones de balboas).

Al final, renunciamos a la posibilidad de disfrutar de una vida urbana saludable, y nos conformamos con los centros comerciales, donde perdemos nuestra identidad, vemos una película mala, pues aquí solo nos exhiben películas de monstruos imposibles, superhéroes o muñequitos. También practicamos el consumismo desenfrenado y nos alimentamos de comida chatarra que contribuye a enfermarnos más aún…

La inseguridad

Aunque las estadísticas del Ministerio de Seguridad tratan de convencernos de que “solo es una percepción” y han disminuido los hechos delictivos, la mayoría de los ciudadanos nos sentimos inseguros. Mantenemos altas cifras de violencia general, doméstica y en especial contra las mujeres, el número de pandillas es elevado y no son raros los secuestros y asaltos a los bancos, en algunos casos asociados a homicidios.

Pésimo servicio de transporte público

La mayoría de nuestra población sufre diariamente el pésimo servicio de transporte público. El Metro y Metrobús son insuficientes y la gente se ve obligada a arriesgar su vida en los busitos piratas, diablos rojos (que todavía pululan) y Taxis, cuyos conductores, con la anuencia y venia de las autoridades, abusan de las tarifas, o sencillamente “no van para allá”. Al final, llegar a la casa toma entre dos y tres horas, dependiendo de dónde viva usted. Y al llegar, lo esperan las labores domésticas. ¿Cuándo descansan o duermen los usuarios de nuestro transporte público?

La ciudad de Panamá continúa inundada en basura

Esta se acumula en las barriadas porque los ciudadanos no tenemos conciencia, botamos de todo y además padecemos un deficiente servicio de recolección. Las playas y manglares de la bahía de Panamá se han convertido en depósitos de desechos como botellas de plástico y hasta restos de electrodomésticos y colchones. Las acumulaciones de basura de todo tipo en nuestras calles, en especial las de los corregimientos pobres, lo cual empeora con la llegada de las lluvias, hacen frecuentes las inundaciones por el acumulo de desperdicios en los cauces de nuestros ríos.

Pero… ¿y nosotros que hacemos para evitar esta acumulación de basura? En honor a la verdad debo reconocer que hacemos poco o nada, veamos: botamos, sin ocuparnos de separarla y empaquetarla adecuadamente, cualquier clase de basura en las aceras, veredas, zaguanes, calles, y después esperamos que vengan los de la Autoridad de Aseo y recojan todas las porquerías que arrojamos.

Y como eso no ocurre con la frecuencia debida, sobre todo en los barrios menos favorecidos, la basura se acumula convirtiéndose en criadero de alimañas y fuente de enfermedades. Y sumemos a esta inmundicia las inundaciones al llegar las lluvias por el acumulo de desperdicios en los cauces de nuestros ríos. Admitamos entonces que los panameños no tenemos suficientes costumbres y valores para el manejo efectivo de la disposición final de los residuos.

Vida urbana saludable: dos recordatorios para el nuevo alcalde y la ciudadanía

El Consenso de Shanghai sobre ciudades saludables

En el año2016, más de 100 alcaldes de todo el mundo, incluido el nuestro, firmaron el Consenso de Shanghai sobre Ciudades Saludables para reafirmar su compromiso de garantizar la salud en las ciudades. Allí los alcaldes se comprometieron, entre otras cosas, a:

  • Tomar medidas para eliminar la contaminación del aire, el agua y el suelo en las ciudades, y luchar contra el cambio climático en el ámbito local para que nuestras industrias y ciudades sean respetuosas con el medio ambiente y garantizar aire y energía limpios;
  • Mejorar la salud y la calidad de vida de la población pobre de zonas urbanas, los habitantes de barriadas marginales y asentamientos informales…, y velar porque tengan acceso a viviendas y atención de salud asequibles;
  • combatir las diferentes formas de discriminación;
  • Proteger nuestras ciudades contra las enfermedades infecciosas tratando de asegurar la inmunización, agua limpia, saneamiento, la gestión de los desechos y el control anti vectorial;
  • Diseñar nuestras ciudades a fin de promover la movilidad urbana sostenible, los desplazamientos a pie y la actividad física a través de barrios atractivos y respetuosos con el medio ambiente, infraestructuras para un transporte activo, leyes robustas sobre seguridad vial y la accesibilidad de las instalaciones de juego y ocio;
  • Poner en marcha políticas sobre la inocuidad y sostenibilidad de los alimentos que potencien el acceso a alimentos saludables y asequibles y a agua sana, reduzcan la ingesta de azúcar y sal, y reduzcan el consumo perjudicial de alcohol, especialmente a través de la reglamentación, el control de precios, la educación y los gravámenes fiscales;
  • Logar que nuestros entornos estén libres de humo legislando para que los lugares públicos interiores y el transporte público estén libres de humo, y prohibiendo todas las formas de publicidad, promoción y patrocinio de tabaco en nuestras ciudades.

Este “consenso de Shanghai” no puede quedar como letra muerta. Debe ser el principal orientador de las intervenciones para lograr que disfrutemos de una vida urbana saludable en la ciudad. Es por lo que invito al señor alcalde a buscar el apoyo de la Organización Mundial de la Salud, para revisar y retomar el compromiso adquirido. Por nuestra parte, los ciudadanos estamos obligados a vencer la indiferencia, pasividad, falta de interés respecto de la política y ejercer con efectividad nuestro derecho y deber de controlar la gestión pública. Si no lo hacemos aumentamos el margen de maniobra y la discrecionalidad de las autoridades, en este caso municipales.

Plan de Acción de la Alcaldía para una ciudad saludable y sostenible

El anterior alcalde presentó a la ciudad el Plan de Acción para el Área Metropolitana, titulado Plan de Acción “Panamá Metropolitana: Sostenible, Humana y Global”. El documento fue preparado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Alcaldía de Panamá. Tiene tres líneas estratégicas: (1) Movilidad y Transporte, Desigualdad Urbana y Uso del Suelo, y Vulnerabilidad a Desastres Naturales.; (2) Agua, Saneamiento y Drenaje, y Gestión de Residuos Sólidos; y (3) Modernización de la gestión municipal, a través de cuatro ejes: Mejoras en la gestión de procesos; Mejoras en la participación ciudadana y transparencia municipal; Nuevas herramientas fiscales, y Preparación para la descentralización.

El documento señalaba que la sostenibilidad de la ciudad no es competencia única del gobierno local, sino que se necesita de igual manera la participación de la sociedad civil en pleno: ciudadanos, académicos y de la empresa privada.

En su momento creó grandes expectativas entre la población, por lo que recomiendo a nuestro nuevo alcalde su revisión y le solicito nos informe “en qué quedó”, pues lamentablemente no hay información en la página Web de la Alcaldía de Panamá sobre los avances en la ejecución del Plan. Debería ser un buen orientador de las intervenciones para lograr que disfrutemos de una vida urbana saludable.

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