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Integración del sistema público de salud

Ahora que finalmente parece que comenzamos a obedecer el mandato constitucional de avanzar en la integración del sistema público de salud, conviene hablar con franqueza sobre lo que está en juego. No basta con celebrar la intención. Es indispensable entender los riesgos, las resistencias y las condiciones de éxito de la transformación del sistema público de salud.

Subrayo desde el inicio para evitar confusiones que, apoyo la propuesta original de la Comisión de Alto Nivel (CAN) para transformar el sistema de salud. Es una propuesta técnicamente sólida y conceptualmente coherente. Pero su viabilidad no está garantizada. La experiencia panameña —y latinoamericana— demuestra que las reformas en salud suelen fracasar no por errores de diagnóstico, sino por resistencias políticas, institucionales y culturales mal gestionadas.

Riesgos, resistencias y condiciones de éxito de la transformación

Resistencias institucionales y corporativas a la integración del sistema público de salud

El primer gran riesgo es la resistencia de las propias instituciones llamadas a transformarse.

En el caso de MINSA y CSS, esto puede manifestarse en:

  • Temor a la pérdida de poder, autonomía o control presupuestario,
  • Defensa de estructuras administrativas históricas,
  • Desconfianza mutua entre equipos técnicos y directivos,
  • Inercia burocrática que ralentiza o vacía de contenido la integración.

A esto se suman resistencias corporativas, especialmente de algunos gremios de profesionales de la salud, que pueden percibir la transformación como una amenaza a:

  • Condiciones laborales,
  • Regímenes de contratación,
  • Escalas salariales,
  • espacios de influencia institucional.

Si estos actores no son incorporados tempranamente al proceso, la reforma puede quedar bloqueada desde dentro.

El riesgo de politización y ciclos electorales

Otro riesgo crítico es la politización del proceso. La transformación del sistema de salud requiere tiempo, continuidad y coherencia, pero Panamá enfrenta ciclos políticos cortos y una alta rotación de autoridades.

Esto genera dos amenazas:

  • Que la reforma se use como bandera política sin compromiso real de implementación.
  • Que un cambio de gobierno congele, modifique o desmonte lo avanzado.

Sin acuerdos de Estado y compromisos transversales, la Comisión corre el riesgo de convertirse en un ejercicio más de diagnóstico sin consecuencias.

Expectativas desmedidas de la integración del sistema público de salud y frustración ciudadana

La Comisión también enfrenta el riesgo de generar expectativas irreales en la población. La integración no producirá mejoras inmediatas ni visibles de un día para otro.

Si no se comunica con claridad que se trata de un proceso gradual:

  • La ciudadanía puede frustrarse,
  • Aumentar la desconfianza en las instituciones,
  • Y alimentar narrativas de fracaso incluso antes de que la reforma madure.

La transformación requiere gestión del cambio, no solo diseño técnico.

Riesgos financieros y de sostenibilidad de la integración del sistema público de salud

Aunque la integración busca mejorar la eficiencia, también implica costos iniciales:

  • Inversión en sistemas de información interoperables,
  • Armonización de procesos y protocolos,
  • Fortalecimiento del primer nivel de atención,
  • Capacitación y reorganización del personal.

Si estos costos no se planifican adecuadamente, existe el riesgo de:

  • Subfinanciar la reforma,
  • cargarla sobre un sistema ya financieramente tensionado, especialmente la CSS.

La sostenibilidad financiera debe ser parte central de la transformación, no un elemento secundario.

Condiciones clave para el éxito de la integración del sistema público de salud

Frente a estos riesgos, la CAN identifica —explícita o implícitamente— varias condiciones indispensables para que la transformación tenga éxito:

  • Liderazgo político sostenido Sin respaldo firme del más alto nivel del Estado, la integración no avanzará. Se requiere liderazgo que asuma costos políticos y defienda el proceso en el tiempo.
  • Rectoría fuerte y técnica del MINSA La integración exige reglas claras, planificación basada en evidencia y capacidad de regulación efectiva.
  • Diálogo social y participación Gremios, trabajadores de la salud, pacientes y ciudadanía deben ser parte del proceso, no espectadores pasivos.
  • Implementación gradual con metas claras Pilotos territoriales, indicadores de avance y evaluación continua ayudan a construir confianza y demostrar resultados.
  • Transparencia y comunicación pública Explicar qué se hace, por qué se hace y qué resultados se pueden esperar es clave para sostener el apoyo social.

Conclusión

En síntesis, la propuesta de la Comisión de Alto Nivel abre una ventana de oportunidad histórica para corregir fallas estructurales del sistema público de salud panameño y avanzar en la integración del sistema público de salud. Pero esa ventana no estará abierta indefinidamente.

El riesgo no es solo que la reforma fracase, sino que no se intente, o que se diluya en el ruido político, dejando intactos los problemas que hoy afectan la vida cotidiana de miles de personas.

Como en otras grandes reformas, el dilema no es técnico, sino político y social:
¿está Panamá dispuesta a anteponer el derecho a la salud por encima de intereses institucionales y de corto plazo?

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