
Comparto resumen de los mensajes clave de la publicación Panorama regional de seguridad alimentaria y nutricional 2022, complemento con una mirada a la situación nacional y los invito a la lectura del documento completo.
El informe regional fue preparado conjuntamente por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, el Programa Mundial de Alimentos, y la Organización Panamericana de la Salud. Los datos y las conclusiones incluidas en esta publicación contribuirán al diálogo político fundamental para cerrar las brechas de igualdad y cumplir con los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Panorama regional de seguridad alimentaria y nutricional 2022
El informe de este año presenta una actualización de la situación de la seguridad alimentaria y la nutrición en América Latina y el Caribe, incluyendo también estimaciones actualizadas sobre el costo y la asequibilidad de una dieta saludable (Parte 1). Además, el informe examina el complejo escenario económico y social de la región y su impacto en el costo de las dietas saludables, para luego entregar un examen del costo y la asequibilidad de una dieta saludable a nivel subregional y nacional, incluyendo las asociaciones entre la inasequibilidad de una dieta saludable y los indicadores socioeconómicos y nutricionales (Parte 2). Además, esta edición del Panorama regional presenta un análisis de algunas políticas alimentarias y agrícolas que se están implementando en la región y que tienen el potencial de apoyar el acceso a dietas saludables, así como los factores y dinámicas a través de los cuales éstas actúan.
Mensajes clave
- El hambre en el mundo aumentó en 2021, afectando al 9,8% de la población a nivel global. En América Latina y el Caribe alcanzó su mayor prevalencia desde 2006, con un 8,6% de personas que padecen hambre en 2021. Entre 2015 y 2021, la prevalencia del hambre aumentó más en América Latina y el Caribe que en el resto del mundo.
- En 2021, 56,5 millones de personas en la región se vieron afectadas por el hambre. La cifra creció en 13,2 millones desde el estallido de la pandemia de la COVID-19 en 2019.
- Entre 2019 y 2021, el hambre aumentó más en Sudamérica (11 millones de personas adicionales), alcanzando una prevalencia del 7,9%. En Mesoamérica la prevalencia fue del 8,4% (1,6 millones de personas adicionales), y en el Caribe del 16,4% (0,6 millones de personas adicionales).
- La prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave es mayor en América Latina y el Caribe comparado con el promedio mundial. En 2021, el 40,6% de la población de la región se enfrentaba a una inseguridad alimentaria moderada o grave, mientras que el 29,3% de la población mundial estaba afectada por la inseguridad alimentaria moderada o grave.

- El aumento de la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave entre 2019 y 2021 fue mayor en América Latina y el Caribe que en el mundo, lo que podría explicarse por los efectos de la pandemia en las economías de los países y porque la región tiene el mayor nivel de desigualdad de ingresos en comparación a otras regiones.
- El número de personas que experimentan inseguridad alimentaria moderada o grave en América Latina y el Caribe aumentó de 205,2 millones en 2019 a 267,7 millones en 2021. Esto se debe principalmente al aumento en Sudamérica, y proporciona evidencia adicional de una situación en deterioro, especialmente para las personas que ya se enfrentan a graves adversidades. La inseguridad alimentaria moderada o grave en 2021 afectó a 177,7 millones de personas en Sudamérica, 61,9 millones en Mesoamérica y 28 millones en el Caribe.
- En 2021, 93,5 millones de personas padecieron inseguridad alimentaria grave en América Latina y el Caribe, un aumento de 29,5 millones en comparación con 2019. La inseguridad alimentaria grave ha aumentado a un ritmo más rápido en Sudamérica, donde se ha triplicado desde 2014, pasando de 22 millones a 65,6 millones de personas.
- En el mundo, la inseguridad alimentaria afecta más a las mujeres que a los hombres. La disparidad en la región es de 11,3 puntos porcentuales y es mayor a la del mundo, donde la brecha es de 4,3 puntos porcentuales
Importancia de la inseguridad alimentaria para Panamá
Como señalé en mi publicación Seguridad alimentaria y nutricional sostenible en Panamá, en nuestro país la pobreza multidimensional afecta a cerca de un millón de panameños. Es de esperar que los ingresos monetarios de esas familias no llegan a cubrir la mitad del costo calórico de la canasta básica familiar por mes. Por lo tanto, no parecen estar en capacidad de protegerse contra el hambre y, muy probablemente, la están padeciendo de forma ocasional o permanente. De hecho, según cifras oficiales, cerca de 250 mil panameños se acuestan con hambre cada noche.
En las comarcas indígenas fue en donde se presentan las mayores proporciones de personas pobres multidimensionales: en la Comarca Ngäbe Buglé (93.4%), Comarca Guna Yala (91.4%) y Comarca Emberá (70.8%). El promedio de estos tres valores supera en 4.5 veces el valor del promedio nacional, lo que evidencia también con esta medida una la disparidad existente y que ya era previamente conocida. En cuanto a las provincias, las tres con mayor porcentaje de personas en condición de pobreza multidimensional y por encima del promedio nacional, fueron: Bocas del Toro (44.6%), Darién (40.0%). En estas dos, habitan una amplia población indígena (62.6%).
Finalmente, el documento «Índice de Pobreza Multidimensional de Niños, Niñas y Adolescentes de Panamá 2018«, nos informa que un total de 15.6% de NNA pobres multidimensionales carece de una alimentación variada. Esta es una condición que requiere importante atención debido a que la alimentación saludable y equilibrada tiene un rol primordial en la salud y desarrollo de los NNA, como pilar del adecuado funcionamiento del organismo, el crecimiento y la capacidad de aprendizaje, pero sobre todo para la prevención de factores de riesgo de enfermedades. Este problema también es mayor en las comarcas indígenas del país: en el 62.6%, los NNA en pobreza multidimensional de la comarca Guna Yala están privados en este indicador, seguido por la comarca Ngäbe Buglé (59.3%) y Emberá (49.9%) y las provincias de Darién (27.7%) y Bocas del Toro (23.9%).
Además esa pobreza multidimensional se incrementa por el contexto de sucesivas crisis internacionales y nacionales, incluida la guerra en Ucrania, las consecuencias económicas del cierre de la mina de cobre, la crisis del Canal por la falta de agua, etc.
En ese contexto es obligatorio subrayar la necesidad de fortalecer las estrategias para superar la injusta desigualdad, alcanzar el desarrollo para todos en todos los lugares, promover la seguridad alimentaria y nutricional sostenible, mitigar en serio la pobreza multidimensional arriba mencionada y erradicar el hambre en todos los hogares panameños.
En ese sentido, tal como lo señala el Panorama regional de seguridad alimentaria y nutricional 2022, estamos obligados a fortalecer los sistemas de protección social en las zonas rurales, particularmente orientados a agricultores familiares; y eliminar las restricciones al comercio internacional de alimentos y fertilizantes. Este fortalecimiento de los sistemas de protección social contribuirá al fortalecimiento de la producción agrícola para enfrentar con éxito el desafío de promover seguridad alimentaria y nutricional sostenible y, por ende la pobreza y el hambre. El financiamiento de esas iniciativas debe incluir no solo los presupuestos públicos, sino también a los bancos de desarrollo, la banca privada (con la creación de mecanismos de garantía) y otras alternativas de financiamiento internacional como los bonos verdes y sociales.
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Es posible que este panorama “Entre 2015 y 2021, la prevalencia del hambre aumentó más en América Latina y el Caribe que en el resto del mundo.” sea se haya agudizado, a consecuencia d las crisis financiera de la mayoría de países en la región.
El hambre viola la dignidad humana. Afecta con mayor intensidad a las comunidades indígenas y marginadas.El hambre infantil debe ser eliminada acelerada y definitivamente.
El Estado debe proteger el derecho a la seguridad alimentaria y responder por sus violaciones.
A la sociedad civil le corresponde participar en la protección y fomento de la exigibilidad de respeto a los derechos nutricionales.
El primer paso para erradicar el hambre y la la desnutrición crónica infantil es conocer con exactitud su alcance midiendo con absoluta precisión a todos y cada uno de los niños.
El uso de aplicaciones ‘open AI’ proporciona datos confiables e inmediatos para el seguimiento nominal y la toma de decisiones informada en tiempo real.
Esto facilitará el “fortalecer los sistemas de protección social” atacando las causas de los determinantes sociales del hambre.
Gracias por tan Excelente y necesario aporte!