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Educación para la libertadReflexionemos sobre la necesidad de fortalecer nuestro sistema educativo como requisito indispensable para desarrollar la Educación que nos permita alcanzar la libertad plena, medida en términos de nuestra capacidad para disminuir las desigualdades erradicar las injusticias y las barreras que nos impiden llevar una vida digna.  Propongo que tomemos como referente la campaña lanzada por NNUU para celebrar  el que será el 70 aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos el próximo año. La campaña nos pide  reflexionar durante los 365 días sobre la importancia permanente de todos y cada uno de los 30 artículos que componen este extraordinario documento, haciendo un llamado especial a defender la equidad, la justicia y la dignidad de las persona. Las dos primeras las he abordado en publicaciones previas y, como sabemos constituyen la esencia de nuestros males, pues nuestra situación nacional se caracteriza por una gran desigualdad que impide el bienestar y desarrollo pleno de todos los panameños y una justicia que además de ciega es selectiva, dependiendo sus acciones de los intereses del mandatario de turno y el partido político en el poder.

En ese contexto, tomando como referencia el artículo que sobre el tema publiqué recientemente en La Prensa, me referiré a continuación al estado de la educación en nuestro país, pues el hombre y la mujer educados integralmente, libres de la ignorancia, tienen la capacidad para hacerle frente de forma inteligente a los desmanes de los políticos que nos han gobernado en los últimos lustros. De lo contrario está condenado a ser útil solamente para llevar a cabo las tareas concretas que le asigne la clase dominante a cambio de un salario que solo le servirá para vivir la ilusión del bienestar cada quincena. La Educación es un derecho fundamental para la dignidad y buena vida de las personas, especialmente de las poblaciones en situaciones de mayor vulnerabilidad (como son jóvenes, ancianos, indígenas, afrodescendientes y mujeres). Constituye por tanto la mejor vacuna contra la desigualdad, las injusticias, la corrupción. Si este derecho no está garantizado de forma efectiva, jamás seremos libres para alcanzar la vida y el país que queremos.

Aunque el gobierno manifiesta repetidamente que la educación en Panamá ha tenido importantes avances en las últimas décadas, especialmente en el acceso y la cobertura en todos los niveles de enseñanza; los alumnos, padres, y muchos maestros y profesores manifiestan que el sistema educativo carece de suficientes entornos favorables de aprendizaje que utilicen metodologías innovadoras y enfoques participativos, que permitan el desarrollo de habilidades y destrezas para la vida, el desarrollo de la ciudadanía democrática y la inserción laboral. Productos indispensables de una educación para alcanzar la libertad a la que me referí al inicio.

En ese sentido el recién producido documentoResultado de la fase de Diálogo del Compromiso nacional por la educación”, recoge desafíos importantes para el sistema educativo. Cito las que consideré más relevante por incidir directamente en la capacidad para formar los hombres y mujeres libres que necesitamos: a pesar de los incentivos creados el acceso a la educación preescolar, premedia y media aún no llega a todos; aunque la Educación primaria muestra una alta cobertura, no todos la completan y al menos un tercio de los estudiantes de sexto grado tiene logros educativos deficientes;  en términos de la tecnología el acceso todavía es reducido y muchas escuelas tienen limitaciones tanto en sus infraestructuras como en los servicios básicos, por lo que quedan brechas importantes para ofrecer una educación de calidad y con tecnología de punta; en Educación preescolar el porcentaje de cobertura es insuficiente. En las comarcas indígenas hay menos programas y menos oportunidades para que los niños y niñas puedan beneficiarse con la educación preescolar; la brecha entre las zonas urbanas e indígenas en términos de matrícula es muy grande y muy pocos jóvenes indígenas logran cursar la educación media; en Educación premedia y media la matrícula se reduce drásticamente en las zonas rurales e indígenas; en términos generales, el porcentaje de jóvenes que culmina la secundaria es poco y sus posibilidades de insertarse en el mundo del trabajo son menores que si obtienen títulos técnicos superiores, o universitarios o si continúan una carrera de licenciatura, maestría o doctorado.

Por su parte el PEN Panamá 2030 reconoce que “los problemas educativos de Panamá se centran en una alta desigualdad. El 30% más pobre de los panameños tiene aproximadamente nueve años menos de escolaridad si lo comparamos con los años que en este mismo renglón tiene el 10% más rico. Esta situación, se agrava más aún cuando la educación que recibe ese 30% es de baja calidad”. ¿Será que que existe una agenda oculta para limitar la educación y la libertad de los sectores más pobres del país?

Sobre el gasto público en Educación, el mismo PEN Panamá 2030 afirma que “el gasto público en educación como porcentaje del PIB, disminuyó sistemáticamente, pasando del 4.3% al 2.5%. Si bien dicho gasto aumentó en términos absolutos a B/. 797,006 millones en 2010, proporcionalmente, disminuyó con respecto al PIB y al gasto público total. Contrasta esta situación con el promedio de América Latina y el Caribe, que destinaron alrededor del 4.7% del PIB para la educación en 2008. Pero el problema de la educación en Panamá no es solo de recursos monetarios. El problema de fondo es la falta de una política pública elevada a nivel de agenda de Estado, de manera que trascienda administraciones gubernamentales. Aunado a ello se evidencia la carencia de una gestión gerencial adecuada del sistema educativo”.

El documento de APEDE Visión País 2025 también nos señala que el sistema educativo es poco eficiente y el incremento del gasto no conlleva, necesariamente, una mejoría en la calidad de la educación.

Gasto público en educaciónPor otro lado, el incremento en gastos de funcionamiento ha sido particularmente fuerte en los años 2015 y 2016. El gasto por alumno también ha crecido en el año 2016 y la comparación de este último año con el año base 2010 registra un aumento del 80.6%. Una parte importante del incremento del gasto es producto de los aumentos salariales a los docentes, establecidos por ley, sin que ello se acompañe de la exigencia de mejorar la calidad de la educación. La inversión en educación pública, medida como proporción del PIB, no es alta, en términos de comparaciones internacionales.

En cobertura, Panamá se encuentra en el grupo intermedio entre los países de América Latina en el nivel preescolar y entre los más altos en cuanto a matrícula en edad escolar. No obstante, persisten grandes desigualdades regionales en la escolaridad y el nivel promedio nacional se ha mantenido estancado en 11 años durante el último quinquenio. Destacan las provincias de Darién y las Comarcas Guna Yala, Emberá y Ngäbe Buglé con niveles de escolaridad muy por debajo al promedio nacional.

Mucho tiene que ver esta realidad con el hecho de que este año 40,000 estudiantes fracasaron y requerirán del Programa de Recuperación Académica (PRAE) del año escolar 2017. Además menos del 50% de los egresados de colegios públicos logran pasar los exámenes de ingreso a la universidad por lo que especialistas en el tema plantean la necesidad de equiparar la calidad de la educación que se imparte en el sistema público con la del sistema privado. De acuerdo a las tasas de finalización, el problema parece indicar que el tema central en el caso de la educación es la calidad. De igual manera, esto nos da una señal que las tareas pendientes en educación se ubican en la educación media.

Para fortalecer nuestro sistema educativo la Mesa de Diálogo Compromiso Nacional por la Educación, entregó recientemente al Presidente un documento que contiene las políticas públicas y líneas de acción dirigidas a garantizar: el acceso a una educación con calidad y equidad educativa; la formación de los educadores que necesitamos, el fortalecimiento de la gestión de la educación y la inversión necesaria. Allí se subraya la necesidad de una sólida voluntad política y una mejora correspondiente de la calidad, junto con un cuerpo docente compuesto de profesores capacitados y motivados, así como medidas orientadas a alcanzar a los grupos de población marginados o excluidos.

Por su parte el PEN Panamá 2030 para fortalecer el sistema educativo panameño propone como estrategia el desarrollo de una educación gratuita, inclusiva, pertinente, equitativa y de calidad para promover oportunidades de aprendizaje igualitarias y permanentes para todos los hombre y mujeres del país, de suerte que se traduzca en la formación de un ciudadano integral con capacidad para la toma de decisiones y participación política.

Toca ahora que el Ejecutivo brinde el efectivo apoyo político, estratégico, técnico y financiero a los lineamientos enunciados en ambas propuestas, eliminando de raíz la injerencia de los intereses políticos y económicos y gremiales; favoreciendo una gestión estratégica, efectiva, transparente y enfocada en la equidad. Que haga libres a todos los panameños…

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