
El acceso universal a la salud y la cobertura universal de salud requieren la definición e implementación de políticas y acciones con un enfoque multisectorial para abordar los determinantes sociales de la salud y fomentar el compromiso de toda la sociedad para promover la salud y el bienestar. En ese contexto consideré necesario dedicar este artículo a repasar nuestros avances en la “hoja de ruta” que en el 2014 acordamos seguir para alcanzar la Cobertura Universal de Salud, veamos…
Antes de entrar en materia es necesario que no perdamos de vista que el desarrollo de un sistema de salud como el que queremos, que incorpore intervenciones multisectoriales, introduciendo la cobertura universal de salud para mejorar la salud y sus determinantes; requiere de resolver los asuntos que tenemos pendientes en el contexto político, social y económico que vive el país, caracterizado por denuncias diarias de clientelismo y corrupción en los tres Poderes del Estado, así como una gran desigualdad e inequidades de todo tipo en medio de un crecimiento económico que ha beneficiado principalmente a la oligarquía gobernante y sus aliados, como lo demuestran la distribución de la pobreza multidimensional en el país y los indicadores del impacto de esta pobreza en la salud de las personas: la esperanza de vida, la mortalidad infantil y la tasa de mortalidad materna.
No obstante, aún en medio de ese desfavorable contexto, hay avances en salud, veamos a continuación los que considero más importantes, así como los desafíos pendientes.
Lamentablemente, el progreso ha sido muy limitado, como lo demuestra la propia Comisión de Alto Nivel durante la presentación de sus logros y metas en diciembre del año pasado, cuando reconoce que enfrentan varios desafíos para poder garantizar el cumplimiento en el largo plazo de las metas, y evalúan la posibilidad de que los candidatos presidenciales para las elecciones de 2019 firmen un pacto por la salud, en el que se “comprometan a dar continuidad al proceso de transformación del sistema”. Sin negar la necesidad del pacto señalado, deberán obtener el compromiso y apoyo necesario del Ejecutivo para, por lo menos, dejar las bases legales, políticas y estratégicas, para la implementación de las estrategias que han formulado.
No será tarea fácil superar la segmentación y fragmentación de nuestro sistema de servicios de salud y trabajar en redes integradas de servicios de salud para garantizar la salud para todos, y le toca a este gobierno fortalecer en este último año la capacidad de resolución de cada institución de salud, a la vez que se crean los marcos organizacionales y legales que favorezcan la futura unificación. Sin embargo reconozco que por primera vez en muchos años, el Minsa y la CSS están trabajando en varias iniciativas para adecuar y modernizar sus estructuras organizacionales internas, mejorar la coordinación interinstitucional y abonar el terreno hacia la integración. Veamos algunas.
Se están dando los primeros pasos para mejorar la coordinación local entre los servicios de las dos instituciones, promoviendo la creación de redes integradas de servicios a las que tendrá acceso el 100% de la población. En este sentido requerirá especial esfuerzo superar la inequidad en la distribución de los recursos financieros; el mejoramiento y homologación de las infraestructuras de salud, eliminando la duplicidad; garantizar los recursos humanos suficientes y lo más importante, su distribución con equidad en el territorio nacional. Es obligatorio crear el marco legal que proteja (blinde) el funcionamiento de estas redes de servicios superando los intereses gremiales, los de los propios asegurados y beneficiarios y los de la mega-industria de salud.
Será fundamental vincular en el diseño, implementación y evaluación de la estrategia a nuestros alcaldes y representantes de corregimientos, para que hagan de la salud un aspecto central de sus políticas y planes de trabajo. De igual importancia es el fortalecimiento de la capacidad de gestión pública participativa, mediante la capacitación de líderes comunitarios para el ejercicio de la ciudadanía en salud y la implementación de mecanismos de participación social, que permita la construcción colectiva y ejecución de políticas y programas para el abordaje de los determinantes sociales de la salud.
Sigue siendo un importante desafío superar la debilidad del Minsa para el ejercicio de la Rectoría y las Funciones Esenciales de Salud Pública. En este sentido el Minsa ha iniciado la definición y fortalecimiento de los perfiles institucionales para una estructura organizacional, que favorezca la gestión efectiva de programas y servicios en todos los niveles y alcanzar la salud para todos. Esta reorganización tendrá además que enfocarse hacia el fortalecimiento de la capacidad para ejercer la Rectoría de un sistema unificado de salud.
Estoy seguro que me he quedado corto en logros y falencias, por lo que invito a las autoridades a reflexionar sobre nuestra posición real. Lo cierto es que a pesar de los avances persiste la falta de acceso universal a servicios de salud con calidad, calidez y equidad y hay que redoblar los esfuerzos para alcanzar los objetivos que acordamos. El Ejecutivo debe cumplir su promesa de brindarle todo el efectivo apoyo político, estratégico, técnico y financiero a la Comisión de Alto Nivel; apoyar el fortalecimiento de la capacidad del MINSA para el ejercicio de su Función Rectora y promover el mejoramiento de la capacidad de Gestión Pública, eliminando de raíz la injerencia de los intereses políticos y económicos y gremiales.
