
Lograr el acceso universal a la salud y la cobertura universal de salud depende del liderazgo, la rectoría y la gobernanza en todos los niveles, así como de la reorientación de los sistemas de salud hacia un enfoque integral e integrado basado en la atención primaria de salud. En este sentido, las funciones esenciales de salud pública (FESP) proporcionan una estructura básica para este tipo de iniciativas.
En este contexto, es obligatorio para la transformación del sistema de salud, que conozcamos y desarrollemos la estrategia, sobre todo ahora que ya tenemos nombradas las altas autoridades del sector público de salud y ambas han reconocido la necesidad de lograr el acceso universal a la salud y la cobertura universal de salud.
Estrategia para fortalecer las funciones esenciales de salud pública
De acuerdo con la OPS, “las FESP, un componente esencial de la atención primaria, son la capacidad de las autoridades de salud, en todos los niveles institucionales, de actuar junto con la sociedad civil para fortalecer los sistemas de salud y garantizar el ejercicio pleno del derecho al goce del grado máximo de salud que se pueda lograr. Al aclarar las responsabilidades, facilitar la colaboración multisectorial y garantizar la rendición de cuentas, las FESP ayudan a las autoridades de salud a dirigir y coordinar eficazmente las políticas y medidas que promueven la salud y el bienestar”. Conozcamos más detalles sobre la estrategia.
Aprobada mediante Resolución CE174/17 en el pasado Consejo Ejecutivo de la OPS, la estrategia proporciona un marco para apoyar las medidas de los Estados Miembros de la OPS para fortalecer las FESP a nivel local, subnacional y nacional, acelerando así la transformación de los sistemas de salud.
Esta estrategia incluye tres líneas de acción para guiar a los Estados Miembros en el fortalecimiento de las FESP para lograr sistemas de salud basados en la atención primaria de salud. Conozcámoslas en detalle y reflexionemos sobre lo que debemos llevar acabo en nuestro país.
Línea de acción estratégica 1: Fortalecer el liderazgo, la rectoría y la gobernanza en los sistemas de salud basados en la atención primaria de salud mediante la aplicación de las funciones esenciales de salud pública
Recordemos que, la Rectoría del Ministerio de Salud, constituye la capacidad del Estado para tomar responsabilidad por la salud y el bienestar de la población, al igual que para conducir el sistema de salud en su totalidad. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), “identifica tres grandes responsabilidades para efectivamente ejercer la gobernanza del sector salud: (i) proveer visión y dirección al sistema de salud; (ii) recolectar “inteligencia”; y (iii) ejercer influencia mediante la regulación y otros mecanismos. Igualmente, enfatiza que la capacidad del gobierno para ejercer un pobre o buen desempeño de la gobernanza del sector salud puede afectar todos los resultados del sistema de salud”.
En ese sentido, la línea de acción 1 de la Estrategia para fortalecer las funciones esenciales de salud pública se centra en fortalecer el liderazgo y la gobernanza en los sistemas de salud basados en la atención primaria, a través de la aplicación de las Funciones Esenciales de Salud Pública (FESP). Las FESP son capacidades clave que requieren mejoras en las áreas formal, estructural, de supervisión y de desempeño de los sistemas de salud.
Fortalecer estas capacidades implica un enfoque de todo el gobierno y toda la sociedad. La rectoría y gobernanza eficaz requiere entender el contexto de políticas, prácticas, recursos y poder. Es esencial establecer estructuras organizativas funcionales, priorizar territorios con menos capacidad y fortalecer la gobernanza colaborativa en todos los niveles.
El marco de la OPS de las FESP requiere un ciclo de políticas en cuatro etapas: evaluación, formulación de políticas, asignación de recursos y acceso. La transformación digital y la incorporación de perspectivas de salud interculturales son clave.
El funcionamiento eficaz de las FESP es fundamental para impulsar las disposiciones del acuerdo sobre prevención, preparación y respuesta frente a pandemias. Fortalecer las FESP a nivel local, subnacional y nacional refuerza la preparación mundial para futuras pandemias. Integrar las FESP en los protocolos de respuesta a emergencias ayuda a salvaguardar la salud de la población y mitigar el impacto de futuras crisis.
Línea de acción estratégica 2: Fortalecer la capacidad de evaluación de las funciones esenciales de salud pública de manera que sirva de base para mejorar la formulación de políticas y la toma de decisiones
La línea de acción 2 de la Estrategia para fortalecer las funciones esenciales de salud pública, se enfoca en fortalecer la capacidad de evaluación de las FESP para mejorar la toma de decisiones. Para lograrlo, es clave evaluar las capacidades existentes, establecer líneas de base y abordar brechas mediante mediciones estandarizadas. Es crucial analizar los marcos institucionales y de políticas, y emplear los resultados de las evaluaciones para definir objetivos de salud. Sincronizar las evaluaciones con la planificación y presupuestación, y asegurar el compromiso político son esenciales. Las estrategias de mejora varían según el contexto, por lo que las herramientas de evaluación deben adaptarse a cada país. Las iniciativas deben abarcar todos los niveles de decisión, reconociendo la diversidad en la capacidad de aplicar las FESP.
Línea de acción estratégica 3: Fortalecer las competencias del personal de salud pública para aplicar eficazmente las funciones esenciales de salud pública
Recordemos que, el análisis de la distribución de los recursos humanos para la salud en salud en Panamá demuestra que existe una falta de estos recursos, y una clara desigualdad en la disponibilidad y la distribución del personal de salud, la cual es más evidente en el caso de los médicos, odontólogos, enfermeras y auxiliares de enfermería. Esta falencia, junto con los determinantes sociales negativos existentes en nuestras provincias y comarcas más afectadas por la pobreza multidimensional, afecta la posibilidad de alcanzar la salud, bienestar y el desarrollo de dichos territorios. Íntimamente relacionado con este asunto, está el limitado cumplimiento con los procesos destinados a garantizar la formación y capacitación de los recursos humanos para la salud.
Finalmente la línea de acción 3 de la Estrategia para fortalecer las funciones esenciales de salud pública, se centra en fortalecer las competencias del personal de salud pública para aplicar las FESP. Se necesita un personal capacitado, motivado y bien equipado en todos los niveles. La capacitación debe centrarse en competencias técnicas, gerenciales, políticas y de liderazgo, así como en la gestión de la información y la colaboración intersectorial. Es clave fomentar la formación basada en competencias y subsanar las lagunas de conocimientos. La regulación de la capacitación debe fortalecerse, junto con la coordinación entre autoridades de salud y educativas. La mejora de las condiciones de trabajo, incluyendo la remuneración justa y los incentivos no financieros, es crucial para atraer y retener a profesionales calificados.
