
Comparto los mensajes principales del Informe “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo”, y los invito a la lectura completa del documento preparado conjuntamente por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Programa Mundial de Alimentos (WFP) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El informe va dirigido a un público amplio, que incluye a los encargados de formular políticas, organizaciones internacionales, instituciones académicas y el público general. Tiene gran relevancia para nosotros, pues la inseguridad alimentaria, hambre y desnutrición son flagelos que afectan severamente a un elevado porcentaje de nuestras población pobre, en medio de un país que se precia de un desarrollo económico importante pero desigual y sin equidad.
Breve introducción
“Desde 1999, en el informe se siguen y se analizan los progresos mundiales con vistas a poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y mejorar la nutrición. Asimismo, se proporciona un análisis en profundidad de los principales desafíos para el logro de estos objetivos en el contexto de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. El tema de este año está en consonancia con la Nueva Agenda Urbana de la Asamblea General de las Naciones Unidas, por lo que el informe complementará y orientará los debates que se celebrarán en el foro político de alto nivel de 2023, especialmente en relación con las ciudades y comunidades sostenibles (ODS 11)”.
Estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo: mensajes principales
- “El hambre en el mundo, medida por la prevalencia de la subalimentación (indicador 2.1.1 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible [ODS]) se mantuvo relativamente sin variaciones de 2021 a 2022, pero sigue estando muy por encima de los niveles anteriores a la pandemia de la enfermedad por el coronavirus (COVID-19), y afectó a alrededor del 9,2 % de la población mundial en 2022, en comparación con el 7,9 % registrado en 2019”.
- “Se estima que en2022 padecieron hambre en todo el mundo de 691 a 783 millones de personas. Considerando el punto medio del rango (unos 735 millones), en 2022 padecieron hambre 122 millones de personas más que en 2019, antes de la pandemia mundial”.
- “De2021 a 2022, se lograron progresos en la reducción del hambre en América Latina y en Asia, pero el hambre sigue aumentando en Asia occidental, el Caribe y todas las subregiones de África”.
- “Se prevé que casi 600millones de personas padecerán subalimentación crónica en Esto representa unos 119 millones más que si no hubieran ocurrido ni la pandemia ni la guerra en Ucrania, y alrededor de 23 millones más que si no hubiera ocurrido la guerra en Ucrania. Esto destaca el inmenso reto que supone alcanzar la meta de los ODS de erradicar el hambre, especialmente en África”.
- “La prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave a nivel mundial (indicador 2.1.2 de los ODS) se mantuvo sin variaciones por segundo año consecutivo después de aumentar bruscamente de 2019 a 2020”.
- “Alrededor del 29,6 % de la población mundial (2 400 millones de personas) padecía inseguridad alimentaria moderada o grave en 2022; entre ellas, unos 900 millones (11,3 % de la población mundial) sufrían inseguridad alimentaria grave”.
- “En todo el mundo, la inseguridad alimentaria afecta de forma desproporcionada a las mujeres y a los habitantes de las zonas rurales. En 2022, la inseguridad alimentaria moderada o grave afectó al 33,3 % de los adultos que habitaban en zonas rurales, frente al 28,8 % de los que vivían en zonas periurbanas y el 26,0% de los que residían en zonas urbanas. La brecha de género en relación con la inseguridad alimentaria a nivel mundial, que aumentó tras la pandemia, se redujo de 3,8 puntos porcentuales en 2021 a 2,4 puntos porcentuales en 2022”.
- “Más de 3100 millones de personas en todo el mundo (42 %) no podían permitirse una dieta saludable en 2021. Si bien esto representa un aumento global de 134 millones de personas en comparación con 2019, el número de personas que no podían permitirse una dieta saludable antes de la pandemia en realidad se redujo en 52 millones de 2020 a 2021”.
- “Se calcula que, en2022, en todo el mundo, 148,1 millones de niños y niñas menores de cinco años (22,3 %) padecían retraso del crecimiento, 45 millones (6,8 %) sufrían de emaciación y 37 millones (5,6 %) tenían sobrepeso. La prevalencia del retraso del crecimiento y la emaciación era más elevada en las zonas rurales, mientras que el sobrepeso era algo más frecuente en las zonas urbanas”.
- “Se han logrado progresos constantes en el aumento de la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida y en la reducción del retraso del crecimiento entre los menores de cinco años, pero el mundo aún no va camino de alcanzar las metas previstas para 2030. El sobrepeso infantil y el bajo peso al nacer han variado poco, y la prevalencia de la emaciación duplica con creces la meta para 2030”.
- “La creciente urbanización —se prevé que casi siete de cada 10personas vivirán en ciudades en 2050— está provocando cambios en los sistemas agroalimentarios a lo largo del continuo rural-urbano. Estos cambios representan tanto desafíos como oportunidades para garantizar a todas las personas el acceso a dietas asequibles y saludables”.
- “Entre los desafíos pueden mencionarse una mayor disponibilidad de alimentos de preparación fácil o precocinados y comidas rápidas más baratos, que suelen ser hipercalóricos y con un alto contenido de grasas, azúcares o sal; una disponibilidad insuficiente de hortalizas y frutas para satisfacer las necesidades diarias de las dietas saludables para todos; la exclusión de los pequeños agricultores de las cadenas de valor formales, y la pérdida de tierras y capital natural debido a la expansión urbana”.
- “No obstante, la urbanización también presenta oportunidades, ya que da lugar a cadenas de valor alimentarias más largas, formales y complejas, que amplían las actividades que generan ingresos en el empleo rural no agrícola, especialmente para las mujeres y los jóvenes, y aumentan la variedad de alimentos nutritivos. Los agricultores suelen tener mejor acceso a los insumos y servicios agrícolas a medida que las zonas urbanas se acercan al medio rural”.
- “Para comprender los cambios que están teniendo lugar en los sistemas agroalimentarios (esto es, desde la producción y elaboración de los alimentos, y su distribución y adquisición, hasta el comportamiento de los consumidores) es necesario adoptar una perspectiva del continuo rural-urbano, que refleje la conectividad y las interrelaciones crecientes entre las zonas urbanas, periurbanas y rurales”.
- “Los cambios en la oferta y la demanda de alimentos a lo largo del continuo rural-urbano, si bien ya están bastante avanzados en América Latina y Asia, se están acelerando en África, donde la proporción de la población que padece inseguridad alimentaria y que no se puede permitir una dieta saludable se encuentra entre las más altas del mundo. En ese continente, el crecimiento expansivo del empleo rural no agrícola y la interconexión de los mercados alimentarios y las cadenas de suministro de alimentos están conduciendo a una transición alimentaria a lo largo del continuo rural-urbano”.
- “Nuevos datos de 11países de África austral, occidental y oriental cuestionan la idea tradicional de que las compras de alimentos representan una pequeña parte del consumo de alimentos de los hogares rurales en Á Las compras de alimentos son elevadas entre los hogares urbanos de estos países, pero también son sorprendentemente altas a lo largo del continuo rural-urbano, incluso entre los hogares rurales alejados de una zona urbana”.
- “Los nuevos datos también cuestionan la idea convencional de que las pautas de compra en las zonas urbanas y en las zonas rurales difieren notablemente entre sí. En los 11 países africanos estudiados, aunque el consumo de alimentos procesados (incluidos alimentos altamente procesados) es mayor en las zonas urbanas, disminuye solo gradualmente al pasar a las zonas periurbanas y rurales. Además, el consumo de hortalizas, frutas y grasas y aceites es bastante uniforme a lo largo del continuo rural-urbano en relación con el consumo total de alimentos”.
- “La asequibilidad de una dieta saludable es cada vez más crítica para los hogares situados en zonas periurbanas y rurales porque dependen más de la compra de alimentos. En los 11 países africanos estudiados, a pesar del menor costo de una dieta saludable en estas zonas, la asequibilidad sigue siendo más baja que en las zonas urbanas. Los hogares de ingresos bajos situados en zonas periurbanas y rurales se ven especialmente desfavorecidos, ya que necesitarían duplicar con creces sus gastos alimentarios para asegurarse una dieta saludable”.
- “En muchos de estos países africanos estudiados, la seguridad alimentaria no es un problema exclusivamente rural, ya que en las zonas urbanas (ciudades grandes, medianas y pequeñas, y pueblos) y periurbanas (a menos de una hora de viaje de ciudades grandes, medianas y pequeñas) tanto la inseguridad alimentaria moderada como la inseguridad alimentaria grave son similares o, en ocasiones, incluso ligeramente superiores a las de las zonas rurales”.
- “La prevalencia del sobrepeso infantil corre el riesgo de aumentar con el problema incipiente del elevado consumo de alimentos altamente procesados y fuera del hogar en las zonas urbanas, que se extiende cada vez más hacia las zonas periurbanas y rurales”.
- “Aumentar el acceso a dietas asequibles y saludables, lograr la seguridad alimentaria y afianzar la nutrición para todos requiere un enfoque de políticas y legislación que aprovechen la creciente conectividad entre las zonas rurales y periurbanas y las ciudades de diferentes tamaños”.
- “Los vínculos más estrechos entre los segmentos de los sistemas agroalimentarios crean posibles situaciones beneficiosas para todos en cuanto a un mayor desarrollo económico y acceso a dietas asequibles y saludables, que pueden aprovecharse mediante inversiones en infraestructuras, bienes públicos y la mejora de las capacidades, que aumenten la conectividad entre el medio rural y el urbano. Esas inversiones deberían apoyar el papel esencial de las pequeñas y medianas empresas (pymes) en los sistemas agroalimentarios, especialmente en las ciudades medianas y pequeñas y en los pueblos (SICT)”.
- “Es necesario aumentar la inversión pública en investigación y desarrollo (I+D) para elaborar tecnologías e innovaciones que permitan crear entornos alimentarios más saludables y aumentar la disponibilidad y asequibilidad de alimentos nutritivos. La tecnología puede ser especialmente importante para fomentar la capacidad de la agricultura urbana y periurbana de suministrar alimentos nutritivos en ciudades y pueblos”.
- “A fin de aprovechar la conectividad a lo largo del continuo rural-urbano se requerirán mecanismos de gobernanza e instituciones adecuados para coordinar una inversión coherente más allá de los límites sectoriales y administrativos. Para ello, los gobiernos subnacionales pueden desempeñar un papel clave en la formulación y la aplicación de políticas distintas del enfoque de arriba hacia abajo tradicional. Los enfoques respecto de la gobernanza de los sistemas agroalimentarios deben garantizar la coherencia de las políticas a nivel local, regional y nacional mediante la participación de las partes interesadas en los sistemas agroalimentarios a todos los niveles”.
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Un mensaje desafiante: “…el mundo aún no va camino de alcanzar las metas… la prevalencia de la emaciación duplica con creces la meta para 2030”.
Un problema sobreañadido es la aplicación de políticas deficientes, estrategias obsoletas y gestión ineficiente de recursos públicos. Las demoras en la digitalización del sistema nacional de salud, la centralización y burocratización de los programas y la falta de trasparencia en el manejo de la información.
En Ecuador, desde 2021, se ha creado un programa vertical, la Secretaría Técnica de Ecuador Crece sin Desnutrición, con la meta de reducir 6 puntos del porcentaje DCI. Hasta el momento el resultado es 0% y se ha gastado $18 millones empleando 167 trabajadores. Sigue esperando que el INEC le proporcione información referencial a fin de este año. Pero el INEC ha aplicado el método de muestreo aleatorio en una estrategia que requiere de un censo. Cada una de las 20.000 encuestas vale $305, total $6,1 millones en 2 años de trabajo. El número de niños DCI es 440.000. Con el agravante que cuando las entreguen, ya gobernará un nuevo presidente y probablemente tome otro rumbo político nutricional.
Gracias José, es como lo señalas: hacemos muy poco o nada, o hacemos lo que no se debe. Mientras tanto la DCI aumenta y el futuro de nuestras poblaciones vulnerables es sombrío.