
Panamá necesita que se garanticen las competencias docentes de los nuevos educadores que van a ser nombrados mediante el decreto gubernamental para reemplazar a los docentes que se mantienen en paro. No es suficiente con tener un título universitario. Los docentes que sean nombrados deben poseer las competencias necesarias para construir la escuela pública que nuestros estudiantes merecen y que Panamá necesita para avanzar con justicia y dignidad.
En ese contexto, aceptando el urgente y necesario reemplazo de los educadores en paro, le dedico el resto de esta glosa a compartir mi columna de opinión en La Estrella de Panamá, donde reflexiono sobre el perfil necesario de los nuevos docentes para garantizar una educación de calidad. Reemplazar a un docente no puede ser un mero acto administrativo.
Competencias docentes de nuestros educadores: reflexiones preliminares
Antes de entrar en materia, recordemos que tenemos el compromiso de “garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”, como reza el ODS número 2. En ese sentido, subrayo que el decreto aprobado, ciertamente necesario _aunque polémico para algunos_, ha abierto un debate que va mucho más allá de la coyuntura. Nos obliga, como país, a reflexionar sobre las competencias docentes indispensables que deben tener tanto los nuevos educadores que sean nombrados, como los actuales, para garantizar la educación de calidad que exigimos los panameños para nuestros niños, niñas y adolescentes.
No cabe duda de que el paro prolongado de los educadores actuales, afecta gravemente el derecho a la educación, y obliga a dudar del compromiso de los huelguistas con el bienestar de los estudiantes. Y no puede ser de otro modo, pues, el tiempo perdido es difícil _si no imposible_ de recuperar y, son los estudiantes más vulnerables quienes sufren las consecuencias: los de las áreas rurales, las comarcas indígenas, los barrios populares, donde la escuela pública es la principal o única oportunidad de movilidad social.
No debemos olvidar que un docente es mucho más que un transmisor de conocimientos. Es un formador de personas, un guía, un referente. Por ello, el educador debe poseer un conjunto de competencias que van más allá del dominio de una materia. Se necesita un sólido perfil educativo.
Las competencias docentes que exigimos
- El primer gran desafío es comprender que un docente no es un simple transmisor de conocimientos. Es un formador de personas, un guía, un referente. Por ello, el nuevo educador —y también el que hoy ejerce— debe poseer un conjunto de competencias que van más allá del dominio de una materia.
- En primer lugar, se necesita una sólida competencia pedagógica. Esto significa que el docente debe dominar estrategias y métodos que permitan un aprendizaje activo, crítico y contextualizado. Panamá es un país diverso, con realidades muy distintas entre el centro urbano y el campo, entre la capital y las comarcas. No es lo mismo enseñar en una escuela multigrado en la comarca Ngäbe-Buglé que en un colegio secundario de la ciudad. Por eso, los educadores deben ser capaces de adaptar sus prácticas a los distintos entornos y realidades de los estudiantes.
- En segundo lugar, es imprescindible la competencia socioemocional. La escuela debe ser un espacio seguro, donde los niños y niñas se sientan respetados, valorados y motivados. Un educador debe ser capaz de gestionar el aula con empatía, de resolver conflictos de manera pacífica y de fortalecer la autoestima de sus alumnos. En tiempos como los actuales, marcados por tensiones sociales y desigualdades profundas, esta competencia resulta más necesaria que nunca.
- Por supuesto, ninguna educación de calidad es posible sin competencias éticas y ciudadanas. El maestro o la maestra es un modelo. Su conducta, su compromiso con los valores democráticos, con el respeto a los derechos humanos, con la equidad, impacta directamente en la formación de la niñez y la juventud. No basta con enseñar los contenidos: hay que vivirlos y transmitirlos en el día a día.
- Finalmente, la crisis actual nos deja una lección: la educación no puede depender únicamente de los intereses gremiales o de las decisiones del gobierno de turno. Es un asunto de Estado, un pacto social. Padres, madres, comunidades, sector privado, sociedad civil: todos debemos sumar fuerzas para construir un sistema educativo que esté a la altura de las aspiraciones de nuestro país.
Conclusiones
- El decreto gubernamental para reemplazar a los docentes en paro debe ser acompañado de un proceso riguroso de selección y preparación. Si lo que queremos es garantizar una educación de calidad, no podemos aceptar que los nuevos nombramientos se hagan de forma improvisada, con personas que no tengan la vocación, la formación y las competencias necesarias. Esto sería un daño adicional al ya golpeado sistema educativo panameño.
- Es necesario que el Estado establezca criterios claros para el nombramiento de estos nuevos educadores, y que se les brinde capacitación y acompañamiento. No es suficiente con tener un título universitario: hay que formar a los nuevos docentes en metodologías inclusivas, en gestión del aula, en el uso de tecnologías educativas, en prácticas interculturales, en educación para la paz. Y hay que evaluar y fortalecer permanentemente a los actuales.
- Por otra parte, este momento debe servir para replantearnos la carrera docente en su conjunto. Necesitamos políticas que valoren al educador no solo por su antigüedad o sus títulos, sino por su desempeño real en el aula, por su compromiso, por su capacidad de innovar y de contribuir al desarrollo integral de los estudiantes. Es hora de fortalecer el sistema de formación inicial y continua, de promover la investigación educativa, de reconocer y premiar las buenas prácticas.
- La crisis actual nos deja una lección: la educación no puede depender únicamente de los intereses gremiales o de las decisiones del gobierno de turno. Es un asunto de Estado, un pacto social. Padres, madres, comunidades, sector privado, sociedad civil: todos debemos sumar fuerzas para construir un sistema educativo que esté a la altura de las aspiraciones de nuestro país.
- La educación de calidad que queremos para Panamá pasa, sin duda, por tener a los mejores maestros en las aulas, comprometidos, preparados y apoyados por un sistema que les ofrezca las condiciones para desempeñarse con excelencia. El decreto para reemplazar a los docentes en paro puede ser una solución de emergencia, pero el verdadero reto es construir una política educativa que garantice que todo niño y niña, en cualquier rincón del país, reciba la educación que merece.
- Es hora de la verdad. Es hora de actuar con visión, con responsabilidad y con el compromiso que exige el futuro de nuestros estudiantes.
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