
Los panameños tenemos que entrar en un diálogo social constructivo que nos permita alcanzar un entendimiento mutuo y resolver como hermanos nuestros problemas o conflictos. No podemos seguir encerrados en nuestras trincheras políticas, ideológicas, económicas, étnicas, sociales, o de cualquier tipo. Al fin y al cabo todos somos panameños, estamos obligados a identificar cuáles son nuestros intereses comunes y complementarnos sin exclusión para trabajar juntos de manera productiva para construir el país que queremos y necesitamos.
En este contexto, comparto algunos argumentos y condiciones para que el diálogo social sea efectivo y genere resultados sostenibles. Es un proceso complejo y deben darse ciertas condiciones clave, tanto institucionales como sociales para tener un diálogo social constructivo que nos permita resolver los asuntos pendientes que tenemos.
Es la hora de un diálogo social constructivo
Asuntos urgentes que tenemos que abordar y resolver
Como todos sabemos, aquí las causas subyacentes para la protesta ciudadana incluyen, por lo menos, el interminable debate por el rescate del fondo de pensiones de la CSS; la acalorada polémica sobre abrir _en óptimas condiciones de salud pública y ambiental, legales y económicas_ la mina de cobre, y ahora; la defensa de nuestra soberanía y neutralidad frente a las amenazas del coloso del norte, plamadas en un memorando de entendimiento con los EEUU que la mayoría de los buenos panameños rechazamos. Son elementos de un explosivo caldo de cultivo que requiere del urgente y democrático diálogo nacional para el abordaje de los problemas y la promoción conjunta de soluciones pacíficas y constructivas.
Algunos elementos clave para un diálogo social
A continuación _sin pretender impartir cátedra sobre el asunto, pues estoy lejos de ser un experto en la materia_ ofrezco algunos elementos clave para un diálogo social constructivo; destacar las condiciones para dicho diálogo constructivo y; señalar los principales factores que lo impiden. Aunque estoy seguro de que me quedaré corto, consideré obligatorio poner en el imaginario colectivo la necesidad urgente de que recuperemos la capacidad para dialogar y tengamos esa conversación productiva entre hermanos.
Para comenzar, subrayo que, el elemento clave para recuperar ese diálogo social constructivo que tanta falta nos hace es la comunicación abierta, sincera, respetuosa y colaborativa _entre todos los sectores de nuestra sociedad_ con el objetivo de encontrar soluciones, alcanzar acuerdos mutuamente beneficiosos y promover la comprensión mutua. En este sentido, a pesar de ser el responsable directo de la crisis que estamos atravesando, considero que le corresponde al gobierno _y con urgencia_ salir del silencio que lo caracteriza, y convocar un diálogo nacional, proporcionando un espacio neutral para que todas las partes expresen sus preocupaciones y propuestas.
En nuestro caso, como también es evidente la pérdida de confianza y credibilidad en nuestras autoridades, es obligatorio que el gobierno comience por reconocer errores pasados y mostrar una voluntad genuina de cambiar y mejorar, pues, la transparencia y la apertura son clave para construir la confianza. Será beneficioso además, contar con mediadores externos o facilitadores neutrales para garantizar un proceso justo y equitativo.
En todo caso, el gobierno, o, en su defecto, el facilitador neutral, debe establecer una agenda clara para el diálogo, abordando temas críticos y estableciendo metas realistas. Si fuera necesario, se debe considerar la inclusión de expertos para enriquecer la discusión y aumentar las posibilidades de encontrar soluciones duraderas.
Factores que dificultan la comunicación
A estas alturas es pertinente considerar _para enfrentar y resolver juntos_ ¿qué factores pueden dificultar la comunicación abierta y colaborativa entre las partes involucradas, impidiendo el diálogo social constructivo?
No me da el espacio para elaborar sobre cada uno de los posibles factores que hacen difícil el diálogo que necesitamos, pero consideremos, para comenzar, los siguientes: la desconfianza y falta de respeto mutuo que generan actitudes defensivas, incluyendo la hostilidad, la confrontación y la falta de escucha activa por las opiniones y perspectivas de los demás; los prejuicios y estereotipos; las diferencias culturales y lingüísticas; el desequilibrio significativo en el poder entre las partes involucradas; las emociones intensas, como la ira o la frustración; la falta de un compromiso real y; las agendas ocultas _intenciones o intereses que las partes no revelan abiertamente_ de los participantes.
Todos estos factores estarán presentes en una mesa de diálogo social incluyente que _por definición- debe incluir a representantes de todos los sectores que participan en la protesta que vivimos desde hace casi un mes, así como a todos los afectados por los cierres de calles y la violencia que comienza a generarse en nuestra sociedad. Pero, para promover ese diálogo constructivo que necesitamos, es obligatorio abordar estos factores de manera proactiva y buscar soluciones que permitan superar los obstáculos.
Sobre las agendas ocultas hay que destacar que, éstas no siempre son necesariamente negativas. Pueden reflejar intereses legítimos o preocupaciones que las personas no se sienten cómodas compartiendo de inmediato. El objetivo de identificarlas no es exponer a las personas, sino comprender mejor sus necesidades y preocupaciones para llegar a soluciones mutuamente beneficiosas.
En todo caso, superar estos obstáculos y promover un diálogo social constructivo que aborde todas las preocupaciones y perspectivas diversas de las partes interesadas es obligatorio. Requiere de gran esfuerzo, paciencia y la disposición de las partes involucradas para abordar estos desafíos de manera colaborativa. La mediación, la comunicación efectiva y la resolución de conflictos son herramientas que pueden ayudar a abordar estos factores y facilitar ese diálogo constructivo que necesitamos.
¿Qué condiciones son necesarias para un diálogo social efectivo?
Un diálogo social real y productivo no ocurre por casualidad. Requiere, por lo menos:
- Voluntad política y compromiso de las partes.
- Libertad sindical y derecho a la negociación colectiva.
- Instituciones sólidas y mecanismos estables de participación.
- Representatividad y legitimidad de los actores involucrados.
- Transparencia y acceso a información.
- Capacitación y recursos adecuados.
- Un clima de confianza, respeto y colaboración.
Conclusión
El diálogo social no es solo una herramienta de política laboral. Es un pilar fundamental para la construcción de sociedades más resilientes, equitativas y sostenibles. En tiempos de incertidumbre y cambio, sentarse a dialogar no es una debilidad, sino una muestra de madurez democrática y visión de futuro. Tenemos la palabra todos: gobierno y sociedad. Que no nos falte voluntad pues nos jugamos el futuro del país.
