
Actualizo esta entrega sobre la mortalidad infantil en en el mundo invitándolos a la lectura de la publicación de Our World in Data totulada: “How many children did not die thanks to progress in global health?”. Igualmente, mantengo invitación a la lectura obligada de la última publicación del “United Nations Inter-agency Group for Child Mortality”, con las estimaciones correspondientes al año 2023.
Complemento con una breve mirada a la situación de la mortalidad infantil en Panamá en el quinquenio 2018-2022 y los invito a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para evitar la trágica pérdida de cientos de niños que ocurrirá anualmente en el país si no aceleramos _ como recomienda el informe _ “los esfuerzos para reducir la mortalidad infantil en todo el proceso de atención, comenzando con la atención prenatal, con las inversiones, la voluntad y las políticas adecuadas para garantizar que todos los niños sobrevivan”. Es una tragedia generalizada que estamos obligados a prevenir y no debería aceptarse nunca como inevitable.
Mortalidad infantil en el mundo: resumen de Nota de Prensa de la OMS sobre el informe del Grupo Interinstitucional de las Naciones Unidas para la Estimación de la Mortalidad en la Niñez 2023
- El número de niños y niñas que murieron antes de cumplir cinco años alcanzó un mínimo histórico en 2022 al descender a 4,9 millones, según las últimas estimaciones publicadas hoy por el Grupo Interinstitucional de las Naciones Unidas para la Estimación de la Mortalidad Infantil.
- El informe revela que en la actualidad sobreviven más niños y niñas que nunca, y que la tasa mundial de mortalidad de menores de 5 años ha descendido un 51% desde 2000. Varios países de ingresos bajos y medianos bajos han superado incluso este descenso, lo que demuestra que es posible progresar cuando se asignan recursos suficientes a la atención primaria de salud, incluida la salud y el bienestar infantiles. Por ejemplo, los resultados muestran que en Camboya, Malawi, Mongolia y Rwanda se ha reducido la mortalidad de menores de 5 años en más de un 75% desde 2000.
- Pero los resultados del informe también indican que, a pesar de estos avances, aún queda un largo camino por recorrer para poner fin a las muertes infantiles y juveniles evitables. Además de los 4,9 millones de vidas perdidas antes de los 5 años –casi la mitad de las cuales eran de recién nacidos–, también se truncó la vida de otros 2,1 millones de niños y jóvenes de entre 5 y 24 años. La mayoría de estas muertes se concentraron en África Subsahariana y Asia Meridional.
- Esta mortalidad infantil se debe principalmente a causas que se pueden evitar o tratar, como el nacimiento prematuro, las complicaciones que se producen durante el parto, la neumonía, la diarrea y el paludismo. Muchas vidas podrían haberse salvado con un mejor acceso a una atención primaria de salud de alta calidad que incluyera intervenciones esenciales y de bajo costo, como vacunaciones, disponibilidad de personal sanitario cualificado en el momento del nacimiento, apoyo temprano y continuado a la lactancia materna, y diagnóstico y tratamiento de enfermedades infantiles.
- Aunque se han producido avances positivos, cada año millones de familias siguen sufriendo la devastadora angustia que supone perder a un hijo, a menudo en los primeros días de vida. El lugar donde nace un niño no debe determinar si vive o muere. Es fundamental mejorar el acceso a servicios sanitarios de calidad para todas las mujeres y todos los niños y niñas, incluso en situaciones de emergencia y en zonas remotas.
- Para mejorar el acceso a servicios sanitarios de calidad y acabar con las muertes infantiles que se pueden evitar es necesario invertir en educación, empleo y condiciones laborales dignas para los trabajadores de la salud que prestan servicios de atención primaria, incluidos los trabajadores comunitarios.
- Como miembros de confianza de la comunidad, los trabajadores comunitarios de la salud desempeñan un papel importante a la hora de llegar a los niños y las familias de todas las comunidades con servicios de salud que salvan vidas, como vacunaciones, pruebas de detección y medicamentos para enfermedades mortales pero tratables, y apoyo nutricional. Es preciso que estos trabajadores se incorporen a los sistemas de atención primaria y reciban una remuneración justa, una formación adecuada y los medios necesarios para prestar una atención de la máxima calidad.
- Los estudios demuestran que la mortalidad infantil en los países de mayor riesgo podría disminuir sustancialmente si las intervenciones para la supervivencia infantil basadas en la comunidad pudieran llegar a quienes más las necesitan. Este conjunto de intervenciones por sí solo salvaría a millones de niños y niñas y ofrecería una atención más cerca del hogar. La gestión integrada de las enfermedades infantiles –especialmente las principales causas de muerte posneonatal, las infecciones respiratorias agudas, la diarrea y el paludismo– es una medida necesaria para mejorar la salud y la supervivencia infantiles.
- Aunque las cifras mundiales muestran signos positivos de progreso, también hay amenazas y desigualdades considerables que ponen en peligro la supervivencia infantil en muchas partes del mundo. Estas amenazas incluyen el aumento de la desigualdad y la inestabilidad económica, la aparición de nuevos conflictos o la prolongación de otros, la intensificación de las repercusiones del cambio climático y las consecuencias de la COVID-19, que podrían provocar el estancamiento o incluso el retroceso de los avances y la pérdida innecesaria de vidas infantiles. Los niños y niñas nacidos en los hogares más pobres tienen el doble de probabilidades de morir antes de cumplir los cinco años que los nacidos en los hogares más ricos, mientras que los niños y niñas que viven en entornos frágiles o afectados por conflictos tienen casi el triple de probabilidades de morir antes de cumplir los cinco años que los que viven en otros lugares.
- Al ritmo actual, 59 países no alcanzarán la meta de mortalidad de menores de 5 años de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y 64 países no alcanzarán la meta de mortalidad neonatal. Esto significa que unos 35 millones de niños y niñas morirán antes de cumplir los cinco años de aquí a 2030, un número de víctimas que recaerá en gran medida sobre las familias de África Subsahariana y Asia Meridional o de países de ingresos bajos y medianos bajos.
- El informe también señala grandes lagunas en la recopilación de datos sobre la mortalidad infantil, en particular en África Subsahariana y Asia Meridional, donde la carga de mortalidad es elevada. Es preciso mejorar los datos y los sistemas estadísticos para lograr un mejor seguimiento y control de la supervivencia y la salud infantiles. Esto incluye la recopilación de indicadores sobre mortalidad y salud utilizando encuestas de hogares y el registro de nacimientos y defunciones por medio de sistemas de información de la gestión de la salud y los sistemas de registro civil y estadísticas vitales.
Lea el informe y consulte los datos aquí.
Una breve mirada a la situación de la mortalidad infantil en Panamá
En nuestro país, a pesar de los macro indicadores económicos que publicamos, la mortalidad infantil dista de ser la menor posible. Cada año fallecen alrededor de 1,000 niños menores de un año (13.0 por cada 1,000 nacidos vivos), siendo las provincias de Bocas del Toro, Darién, y las comarcas indígenas las más afectadas. Y no podía ser de otro modo pues son las provincias y comarcas con mayor porcentaje de personas en condición de pobreza multidimensional y por encima del promedio nacional.
Y no olvidemos que entre el MINSA y la CSS manejaron en el 2023 un presupuesto aproximad a los 10,000 millones de balboas, cercano al 8% del PIB. Esta cantidad de dinero, administrada de forma eficiente, es más que suficiente para comenzar la transformación que necesitamos en nuestro sistema de salud y atender con efectividad y equidad las necesidades de salud del binomio materno infantil.
Sin embargo, ese presupuesto no es suficiente para disminuir de manera más efectva la mortalidad infantil en Panamá. Como es sabido y no se resuelve, “La segmentación del sistema de salud panameño y la fragmentación de los servicios de salud son las principales causas del bajo desempeño de los servicios de salud y por lo tanto del pobre rendimiento general de los sistemas de salud. Las dificultades de acceso a los servicios que enfrenta la población, los servicios de pobre calidad técnica, el uso irracional e ineficiente de los recursos, la baja satisfacción de los usuarios, son algunas de las consecuencias que genera la fragmentación por sí misma o en conjunto con otros factores”.
How many children did not die thanks to progress in global health?
Lee el artículo completo aquí.
