Los invito a la lectura de la publicación OXFAM Internacional titulada “El virus de la desigualdad Cómo recomponer un mundo devastado por el coronavirus a través de una economía equitativa, justa y sostenible”.
De acuerdo con los autores, “la pandemia de coronavirus tiene el potencial de agravar la desigualdad en prácticamente todos los países del mundo al mismo tiempo, una situación sin precedentes desde que existen registros. El virus ha puesto al descubierto y ha exacerbado las desigualdades económicas, de género y raciales, a la vez que se ha alimentado de ellas. Más de dos millones de personas han perdido la vida, y cientos de millones se están viendo arrastradas a la pobreza, mientras que la mayoría de las personas y empresas más ricas del mundo sigue enriqueciéndose”.
Entre otras conclusiones, OXFAM apunta en su publicación sobre el virus de la desigualdad que, “los más pobres del mundo podrían tardar más de una década en recuperarse del impacto económico ocasionado por la crisis del coronavirus, mientras que las mil personas más ricas del planeta solo han necesitado nueve meses. Además, advierte que la pandemia ha tenido consecuencias especialmente graves para las mujeres, las personas indígenas y afrodescendientes, y las comunidades históricamente excluidas u oprimidas”. (más…)
Para los panameños es un imperativo ético cerrar la brecha de la desigualdad que padecen cientos de miles de personas en el territorio. En ese sentido, este año la celebración del tema del Día de los Derechos Humanos está relacionada con la pandemia de COVID-19 y se centra en la necesidad de reconstruir para mejorar, asegurándose de que los derechos humanos sean la base para los esfuerzos de recuperación. Solo alcanzaremos nuestros objetivos comunes en todo el mundo si somos capaces de crear igualdad de oportunidades para todos, abordar los fracasos que la pandemia ha dejado en evidencia y aplicar las normas de derechos humanos para hacer frente a las desigualdades, la exclusión y la discriminación arraigadas, sistemáticas e intergeneracionales.
Subraya la ONU que, la crisis del COVID-19 se ha visto alimentada por el agravamiento de la pobreza, el aumento de las desigualdades, la discriminación estructural y arraigada y otras brechas en la protección de los derechos humanos. Solo las medidas para cerrar estas brechas y promover los derechos humanos pueden garantizar una plena recuperación y la reconstrucción de un mundo mejor, más resiliente, justo y sostenible. A continuación comparto con ustedes el contenido de mi artículo de hoy en La Estrella de Panamá, en el cual hago un llamado a cerrar la brecha de la desigualdad en nuestro país. (más…)
La desigualdad y pobreza que padecen miles de panameños, causa que la epidemia de COVID-19 tenga un impacto catastrófico en la salud y condiciones de vida de las personas más vulnerables de nuestro país. El virus, aprovechando la complicidad histórica de gobiernos y sectores de la sociedad panameña; ha golpeado con más fuerza a los panameños que padecen múltiples carencias y privaciones de todo tipo, a lo que se agregan las precarias condiciones previas de salud de muchos ancianos que son los que al final de cuentas, están poniendo los muertos en esta batalla. En ese sentido, cuando superemos esta epidemia, los panameños estamos obligados a comprometernos con superar la injusta desigualdad, alcanzar el desarrollo para todos en todos los lugares y, claro está, la equidad en salud.
Para superar esta situación, es obligatorio medir el impacto real de la COVID-19 entre la población más vulnerable, en términos de pobreza multidimensional y factores de riesgo relacionados con las condiciones previas de salud. Es decir, ¿cuál es la distribución de los enfermos y los muertos de acuerdo a la incidencia e intensidad de las principales carencias o privaciones no monetarias que afectan sus condiciones de vida? Es obligatorio conocerlo para poder actuar con equidad, es decir, priorizando nuestras intervenciones entre los que fueron y están más afectados. Comparto a continuación el texto de mi artículo sobre el tema, hoy en La Estrella de Panamá. (más…)
La relación directa entre desigualdad hambre y desnutrición, queda demostrada claramente en el informe “Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional 2018”, el cual se centra en el estrecho vínculo entre la desigualdad económica y social y los mayores niveles de hambre, obesidad y malnutrición de las poblaciones más vulnerables. Según el informe, en América Latina el 8.4% de las mujeres viven en inseguridad alimentaria severa, en comparación con el 6.9% de los hombres, mientras que las poblaciones indígenas sufren por lo general mayor inseguridad alimentaria que las no indígenas. En diez países, el 20% de los niños y niñas más pobres sufren tres veces más la desnutrición crónica que el 20% más rico.
El Panorama indica que una de las principales causas del alza de la malnutrición en los grupos de población especialmente vulnerables son los cambios que han sufrido los sistemas alimentarios de la región –el ciclo de los alimentos desde su producción hasta su consumo. Estos cambios han afecta a toda la población, pero sus efectos más adversos los sufren los sectores más excluidos de la sociedad, los cuales muchas veces deben optar por productos con alto contenido en grasa, azúcar y sal, ya que tienen menor costo. Por ello, la Organización de las Naciones Unidad para la Alimentación y Agricultura (FAO), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), y el Programa Mundial de Alimentos (WFP), llaman a los países a aplicar políticas públicas que combatan la desigualdad y promuevan sistemas alimentarios saludables y sostenibles.
En ese contexto comparto un extracto de la Nota de Prensa que nos ofrece la OPS sobre este tema, complementada con información nacional disponible y los invito a reflexionar sobre el desafío humano, ético y moral de superar la desigualdad para alcanzar el desarrollo de todos. (más…)
La reciente publicación de la CEPAL titulada Ineficiencia de la desigualdad, documento coordinado por Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), con la colaboración de Mario Cimoli, Secretario Ejecutivo Adjunto Interino; nos recuerda que “la región de América Latina y el Caribe enfrenta un escenario de oportunidades, pero también de incertidumbres globales en un momento en que sus economías requieren transformaciones profundas y urgentes. Avanzar por un camino de mayor igualdad no es solo un imperativo ético en una región con brechas sociales que se expresan en diversos ámbitos; es también condición necesaria para acelerar el crecimiento de la productividad, internalizar y difundir la revolución digital, transitar hacia la sostenibilidad ambiental y proveer un marco institucional que permita actuar en un mundo en el que se conjugan grandes desequilibrios con enormes posibilidades”. Subraya, además, como si estuviera refiriéndose a Panamá, que: “aunque el crecimiento económico de gran parte de los países de la región se ha acelerado en el último año, su dinámica de largo plazo continúa limitada por una macroeconomía poco favorable a la inversión y la diversificación productiva, una insuficiente incorporación de tecnologías, grandes brechas sociales y crecientes costos ambientales…”. (más…)