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La variante Delta en la tercera ola de COVID-19En esta publicación complemento mi artículo previo sobre el posible impacto de la variante Delta en la tercera ola de COVID-19; con los argumentos de mi publicación en La Estrella de Panamá el día de hoy. Para tal efecto incorporo parte de la información proporcionada por el MINSA en su comunicado 488 del día de ayer; a la vez que comparto información adicional sobre el comportamiento de esta variante.

Evitemos el exceso de confianza y el triunfalismo anticipado. La epidemia de COVID-19 está fuera control en el país, nos encontramos en plena tercera ola de la enfermedad y no hemos descartado que la variante Delta sea la causante. Urge recuperar la disciplina ciudadana necesaria para protegernos de este virus.

Luego de 1 año y cuatro meses de estar intentando controlar la epidemia de COVID-19 en el territorio nacional, nuestro país, al igual que muchos otros, enfrenta una nueva ola de la enfermedad. La diferencia de este repunte, que para nosotros es una tercera ola, es que, el virus que causó las olas anteriores no es el mismo que nos afecta desde hace semanas. Este virus está repotenciado, y aprovechando la insuficiente inmunidad comunitaria ha ido brincando de una persona a otra, fortaleciéndose en cada salto, para hacerse más transmisible y resistente.

Para comenzar subrayo que, como consecuencia de esta evolución natural de los virus, ahora tenemos cuatro variantes del virus circulando en el territorio, todas son más agresivas y potencialmente más letales, y no sería nada raro que, la variante Delta (B.1.617.2), identificada en la India en octubre de 2020, considerada con 64% más de posibilidades de transmisión que las demás; se esté haciendo dominante y responsable del aumento de casos que presentamos.

La variante Delta en la tercera ola de COVID-19

En este contexto, la posibilidad de que la variante Delta esté circulando por el territorio nacional y sea parte de la tercera ola que enfrentamos, parece sugerirla el hecho de que, por ocho semanas consecutivas mantenemos un aumento sostenido de los casos reportados de COVID-19; pasando de un promedio de 577.6  casos por millón de habitantes la semana que terminó el sábado 8 mayo, a 1,603.0 la semana pasada, lo que significa casi el triple de los casos semanales.

La variante Delta en la tercera ola de COVID-19

En las últimas cinco semanas estamos teniendo un aumento intenso de los casos reportados entre la población de menores de 50 años, y levemente en las hospitalizaciones en el mismo grupo. Este es el grupo poblacional que más sale a la calle, ya sea porque tienen que trabajar o por otras razones. Urge redoblar la disciplina ciudadana para cumplir con las autocuidados de ese grupo de panameños y sus familias, así como la vacunación en este grupo etáreo.

Adicionalmente, el promedio de defunciones aumentó a 10.7 la misma semana, y las hospitalizaciones, tanto en salas como en cuidados intensivos, comienzan a mostrar una preocupante tendencia al aumento. Los hospitalizados suman 681  y de ellos 579 se encuentran en sala y 102 en UCI. Además, es más probable que Delta sea capaz de causar más enfermedades graves y hospitalizaciones que las otras variantes.

La variante Delta en la tercera ola de COVID-19

Por otro lado, la tendencia al aumento de casos y defunciones que traemos desde el inicio del mes de mayo sigue siendo preocupante. Son noticias muy inquietantes, sigamos cumpliendo con las medidas de autocuidado que conocemos y aprovechemos las vacunas disponibles.

La buena noticia es que, de acuerdo con el Programa de Inmunizaciones del MINSA, hasta el día de ayer 27 de junio, en Panamá se han aplicado 1,501,657 dosis de vacunas contra la COVID-19, y según la información disponible, cualquiera de las vacunas aún ofrece el mismo alto nivel de protección contra la hospitalización de Delta.

Y es que, la variante Delta se ha extendido rápidamente y ahora, de acuerdo con artículo de la prestigiosa revista científica Science, cuya lectura completa recomiendo, parece que “va a arrasar el mundo en lo que podría ser una nueva ola devastadora. En el Reino Unido, por ejemplo, Delta ya representa más del 90% de todas las infecciones; ha vuelto a aumentar el número de casos de COVID-19 después de una caída importante, y llevó al gobierno la semana pasada a posponer la etapa final de su plan de reapertura”.

Por otro lado, recientemente el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades, advirtió que, “la variante Delta puede representar el 90% de todos los casos de COVID-19 en la Unión Europea a fines de agosto, agregando que, es muy probable que la variante Delta circule ampliamente durante el verano, particularmente entre las personas más jóvenes que no son el objetivo de la vacunación”.

Algunos investigadores citados en el mismo artículo señalan que, “la protección reducida de las vacunas también puede influir. Los datos de Inglaterra y Escocia indican que las vacunas Pfizer-BioNTech y AstraZeneca ofrecen una protección ligeramente menor contra las infecciones sintomáticas de la nueva variante que de Alpha. Las personas que han recibido una sola inyección, como muchos residentes del Reino Unido, son especialmente vulnerables. (Dos dosis de cualquiera de las vacunas aún ofrecen el mismo alto nivel de protección contra la hospitalización de Delta.) No está claro qué tan bien las muchas otras vacunas que se usan actualmente en todo el mundo protegen contra ella, y hay pocos datos sobre la protección resultante de una combate de COVID-19”.

Por su parte la OMS subraya la necesidad de investigación para comprender por qué Delta se propaga mucho más rápido que las otras tres variantes de interés, si es más peligroso de otras maneras y cómo su patrón único de mutaciones, que causa cambios sutiles en su proteínas, pueden causar estragos. La llegada de Delta también ha llamado la atención sobre el potencial del SARS-CoV-2 para evolucionar y adaptarse en los meses y años venideros, incluso haciéndose capaz de frustrar la inmunidad que confieren las vacunas.

Por otro lado, de acuerdo con el informe de la OMS correspondiente al día 22 de junio de 2021, se sigue esperando la evolución del virus, y cuanto más circula el SARS-CoV-2, más oportunidades tiene de evolucionar. La variante Delta es una amenaza particular para los países más pobres con poco o ningún acceso a las vacunas, pero ¿qué sucederá cuando Delta se introduzca en África?, podría terminar con brotes explosivos. A esto le agrego yo, ¿qué sucedería en nuestro país si esta variante empieza a circular en los corregimientos más pobres de nuestro territorio? Aquí también puede causar brotes explosivos.

La buena noticia, si es que hay alguna, la ofrece la misma OMS al señalar que, para reducir la transmisión del virus, las medidas tradicionales de salud pública que conocemos siguen siendo fundamentales para frenar la propagación del SARS-CoV-2, incluidas todas las variantes que evolucionan. La evidencia de varios países con transmisión extensa del virus ha indicado que estas medidas han sido efectivas para reducir la incidencia de casos de COVID-19, lo que ha llevado a una reducción en las hospitalizaciones y muertes entre los pacientes afectados.

Al final, parece claro entonces que, siendo Panamá un puente obligado para el paso de viajeros de todas latitudes, sea especialmente vulnerable a la entrada y circulación de esta variante Delta y cualquiera de las demás. Pero no se trata de cerrarnos al mundo, se trata de recuperar la disciplina ciudadana para cuidarnos, fortalecer el quehacer institucional para la vigilancia y secuenciación y, muy en especial, de redoblar el ya intenso programa de vacunación que estamos desarrollando contra la COVID-19.

 

 

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