Seleccionar página

ODS 3 COVID-19 AMEl ODS sobre salud es un compromiso vigente. Hace cinco años los ministros de salud de nuestro continente, basados en el mandato de la “Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, aprobaron el documento “Preparar a la Región de las Américas para Alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible sobre la salud”. El documento fue concebido como un documento que proporcionaría referencias cruzadas sencillas entre las metas del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) sobre la salud, y las políticas y planes de salud de los países. Lo que nadie podía imaginarse en ese momento, fue que al inicio del 2020 llegaría una pandemia de COVID-19, que “pondría en pausa” todos los planes de los países, obligándonos a la dedicación exclusiva para contener la pandemia, salvar vidas, e impedir que las economías de fueran a pique.

Pero esa dedicación exclusiva no puede ser para siempre. En estos meses hemos aprendido lo suficiente para controlar la epidemia, a la vez que vamos recuperando empresas, negocios y puestos de trabajo.  Eso no significa que vamos a bajar la guardia. Al contrario, vamos a seguir masificando las pruebas de laboratorio para detectar al enemigo a tiempo; junto con la comunidad y las empresas y clubes cívicos, vamos a redoblar las actividades de trazabilidad para localizar y aislar de forma oportuna y efectiva a todas las personas positivas; también vamos a fortalecer la capacidad de resolución de nuestra red de servicios de salud, para que ningún panameño se quede sin recibir la atención que necesite y, lo más importante; vamos todos a cumplir con las medidas de protección individuales y colectivas, que conocemos. En este contexto, comparto hoy una actualización de mi artículo de hoy en La Estrella de Panamá, en el cual hago un llamado a que mantengamos vigente nuestro compromiso con el ODS sobre salud. Adelanto que en una próxima entrega presentaré datos actualizados sobre la situación de cada una de las metas del ODS sobre salud.

Mantengamos vigente nuestro compromiso con el ODS sobre Salud

Los invito a mirar con las luces largas, más allá del COVID-19, haciendo hoy un alto en esta seguidilla de artículos sobre la epidemia, para mantener vigente nuestro compromiso con el ODS sobre salud, y preguntarnos qué tenemos que hacer para “garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades”. Lógicamente sin desatender las actividades señaladas arriba, pero teniéndolo como norte, a la vez que promovemos el crecimiento económico sostenido e inclusivo, el desarrollo social y la protección del medio ambiente, lo que redundará en beneficio de todos, en particular de los niños y las generaciones futuras del país.

Comienzo destacando que para el logro de nuestro compromiso con el ODS sobre salud y sus metas, hay por lo menos, cuatro condiciones indispensables: 1) el compromiso y apoyo político efectivo por parte del gobierno panameño, lo cual queda claramente establecido en el Plan Estratégico de Gobierno y requiere de solo este recordatorio; 2) avanzar en la Cobertura Universal de Salud. Sobre este punto estamos a medio camino. Hay un reconocimiento casi absoluto de la necesidad de crear un sistema nacional público de salud. Tenemos las metodologías y herramientas, y espero que, la necesidad de superar la fragmentación del sistema de salud, sea nuestra principal lección aprendida durante esta epidemia; 3) condición indispensable para lograr esa efectiva integración o coordinación del sector salud, es el fortalecimiento de la capacidad rectora de la autoridad sanitaria para el ejercicio efectivo de las llamadas funciones esenciales de salud pública, en especial las que tienen que ver con la regulación y fiscalización del sector, la garantía de la calidad de la atención, la vigilancia epidemiológica y;  4) no menos importante es la obligación de desarrollar y fortalecer nuestros sistemas de información que ayuden a la toma de decisiones basada en información científica y objetivamente verificable. Nuestros sistemas de información sanitaria, cuya finalidad es generar, analizar y difundir tales datos, en la práctica rara vez funcionan sistemáticamente. Producto de fuerzas históricas, sociales y económicas, son sistemas complejos, fragmentados e insensibles a las necesidades.

Ahora sí. Vayamos a las principales Metas del ODS 3 y reflexionemos sobre la “situación nacional”, el “camino a seguir” según la propuesta de la OPS, y los “mandatos activos” de la OPS/OMS para cumplir con nuestro compromiso con el ODS sobre salud…

Metas establecidas para el ODS sobre salud

Meta 3.1 del ODS sobre salud: Para 2030, reducir la tasa mundial de mortalidad materna a menos de 70 por cada 100.000 nacidos vivos

Como demuestran las cifras disponibles del Instituto Nacional de Estadísticas y Censo, complementadas con algunas estimaciones personales, Panamá cumplió ya con la Meta 3.1 de reducir la mortalidad materna a menos de 70 por cada 100.000 nacidos vivos y mantenemos una clara tendencia al descenso desde hace más de 15 años.

Pero no cantemos victoria porque los avances alcanzados no son parejos en todo el territorio nacional como consecuencia de la gran desigualdad que nos caracteriza y la pobreza que genera ésta; las principales causas de muerte materna son en su mayoría evitables y en muchos casos el acceso de las mujeres a los servicios de salud que necesitan, con equidad y calidad, es limitado. Además, en los últimos nueve años casi el 40% de las muertes maternas en el país, han sido causadas por: por hemorragia posparto, eclampsia y Preeclampsia y sepsis puerperal. Es importante subrayar que, aunque estamos reduciendo la RMM, las cifras por estas causas se mantienen relativamente estables y debemos hacer más.

¿Cuál es el camino a seguir?

El camino a seguir consiste en adoptar políticas y programas nacionales que aumenten el acceso de las mujeres a servicios de salud de buena calidad y culturalmente apropiados, con una atención primaria de salud proporcionada por personal capacitado. Estos servicios deben integrar la atención en todas las etapas: la preconcepción (incluida la planificación familiar), el embarazo, el parto y el posparto (sin olvidar la prevención y tratamiento de la infección por el VIH) y también la posibilidad de incluir el aborto, en particular en los embarazos resultantes de la violencia sexual. Para las poblaciones más vulnerables, estos servicios deben proporcionarse de manera gratuita. Debe prestarse mayor atención al uso excesivo de las cesáreas.

Meta 3.2 del ODS sobre salud: Para 2030, poner fin a las muertes evitables de recién nacidos y de niños menores de 5 años, logrando que todos los países intenten reducir la mortalidad neonatal al menos hasta 12 por cada 1.000 nacidos vivos, y la mortalidad de niños menores de 5 años al menos hasta 25 por cada 1.000 nacidos vivos

también desde hace quince años mantenemos una tendencia al descenso, logrando reducir considerablemente las muertes neonatales, así como las muertes de niños menores de cinco años y cumpliendo con las Metas. Al igual que la mortalidad materna, los avances alcanzados no son parejos en todo el territorio nacional. Además, las principales causas de muerte en menores de cinco años (neumonías, diarreas, desnutrición, accidentes y violencias) fueron en su mayoría evitables y en muchos casos el acceso de niños a los servicios de salud que necesitan también es limitado.

¿Cuál es el camino a seguir?

Para la prestación de una atención integral a las madres y los recién nacidos se propone: (1) crear un ambiente favorable mediante la elaboración de planes, políticas y protocolos de salud neonatal que sean visibles y comprendidos por la sociedad, los líderes y los interesados directos; (2) fortalecer los sistemas de salud y mejorar el acceso a los servicios de salud que proporcionan acceso universal de buena calidad a la atención de salud para la madre, el recién nacido y el niño; (3) fortalecer la capacidad de los agentes de salud de la comunidad, las parteras tradicionales y los miembros de la comunidad a fin de promover prácticas saludables para las madres y los recién nacidos; y (4) desarrollar y fortalecer los sistemas de vigilancia, seguimiento y evaluación para evaluar el progreso.

Meta 3.3 del ODS sobre salud: Para 2030, poner fin a las epidemias del SIDA, la tuberculosis, la malaria y las enfermedades tropicales desatendidas y combatir la hepatitis, las enfermedades transmitidas por el agua y otras enfermedades transmisibles

Nuestros problemas comienzan con la Meta 3.3 que nos compromete a poner fin a la epidemia del SIDA, la tuberculosis, la malaria y las enfermedades tropicales desatendidas para 2030… La mortalidad por la enfermedad del VIH se ha mantenido en ascenso durante los últimos 14 años, totalizando 6,860 fallecidos, de los cuales el 75% fueron hombres y el 25% restante mujeres.

Además, de acuerdo con ONUSIDA, basada en cifras oficiales del país, 21,000 personas vivían con el VIH en el 2016, de los cuales el 54% tenían acceso a la terapia antirretroviral. Agrega la información de ONUSIDA que desde 2010, las nuevas infecciones por el VIH han aumentado en un 20% y las muertes relacionadas con el SIDA han aumentado en un 9%. Estamos claramente ante un grave problema de salud pública que obliga a redoblas los esfuerzos en los elementos claves de la respuesta.

Por otro lado, en cuanto a las llamadas Enfermedades tropicales desatendidas, la información del MINSA revela que nuestra situación es de riesgo y nos costará cumplir con el indicador. La razón es que estas enfermedades son principalmente enfermedades infecciosas que proliferan en entornos empobrecidos, especialmente en el ambiente caluroso y húmedo de los climas tropicales, es decir, el ambiente de cualquier comunidad pobre de nuestro país.

¿Cuál es el camino a seguir?

Consiste en: (1) el fortalecimiento y la ampliación de los programas de tratamiento basados en la evidencia explicados claramente en la iniciativa Tratamiento 2.0;(2) la eliminación de la transmisión maternoinfantil del VIH y la sífilis congénita mediante la integración de los servicios relacionados con la infección por el VIH, así como los servicios de salud sexual y reproductiva, y salud de la madre, el recién nacido y el niño, y la promoción de la inscripción temprana en los servicios de atención prenatal y los programas de detección y tratamiento tempranos para las embarazadas infectadas por el VIH o con sífilis y los niños expuestos; (3) el establecimiento de políticas para abordar el estigma y la discriminación de las personas infectadas por el VIH/sida y el fortalecimiento de la capacidad de los proveedores de servicios; y (4) el fortalecimiento de los sistemas de información de salud, la promoción de un enfoque longitudinal mediante la vigilancia de casos y el seguimiento del proceso continuo de atención y la vigilancia de la farmacorresistencia del VIH.

Meta 3.4 del ODS sobre salud: Para 2030, reducir en un tercio la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles mediante la prevención y el tratamiento y promover la salud mental y el bienestar

Las enfermedades crónicas, incluyendo las cardiovasculares, ocupan un muy importante lugar tanto en la morbilidad general como en la mortalidad de nuestro país, principalmente en los adultos y adultos mayores. Cada año fallece en el territorio alrededor de 10,000 personas por enfermedades circulatorias, tumores y diabetes mellitus y en cada caso la tendencia es al aumento. Entre las enfermedades crónicas con mayor relevancia en la República de Panamá, se encuentran las enfermedades Del Sistema Circulatorio, las cuales incluyen: enfermedades isquémicas del corazón, enfermedades cerebrovasculares, otras enfermedades del corazón, enfermedades hipertensivas y Aterosclerosis. Es preocupante que a pesar de los programas destinados a evitar los factores de riesgo, la tendencia de esta causa de mortalidad se muestra en ascenso. Lo mismo es válido para las llamadas “causas externas”, las que requieren de un profundo análisis y de las intervenciones necesarias y prontas…

¿Cuál es el camino a seguir?

El camino a seguir consiste en establecer planes nacionales; fortalecer las políticas, los programas y los servicios; y poner de relieve la atención primaria de salud, haciendo hincapié en la promoción de la salud, la protección frente a los riesgos, la prevención a lo largo de todo el ciclo de vida y el tamizaje y detección temprana de las enfermedades no transmisibles y los factores de riesgo, prestando una atención especial a la continuidad y calidad de la atención primaria de salud basada en un enfoque integrado. Estos esfuerzos se combinarán sinérgicamente con la cobertura universal de salud o el acceso a entornos y lugares de trabajo con atención primaria de salud adecuada.

Meta 3.6 del ODS sobre salud: Para 2020, reducir a la mitad el número de muertes y lesiones causadas por accidentes de tráfico en el mundo

La mortalidad por accidentes de tránsito es un problema de salud pública en nuestro país. Como manifesté en “Que no se nos muera nadie”, reitero ahora: “…nuestra sociedad pierde en promedio 400 conciudadanos por año, la mayoría en edades productivas, por causas que pudieron evitarse. Personas que ya no están, y nos hacen mucha falta en todos los sentidos. Y, lo más triste es que, de acuerdo a las cifras del año, todo parece indicar que no seremos capaces como sociedad de controlar y disminuir el número de heridos y fallecidos por accidentes de tránsito, con su secuela de sufrimientos y pérdidas emocionales, sociales y financieras para las familias afectadas y para todo el país…”. También en “¿Seguridad vial? o la anarquía al volante en nuestra ciudad” elaboré sobre este tema. Recomiendo su relectura…

¿Cuál es el camino a seguir?

La seguridad vial es un abordaje eficaz para prevenir estos traumatismos y exige acciones como preparar planes más intersectoriales, actualizar la legislación que aborda los principales factores de riesgo (velocidad, consumo de alcohol y la falta de uso de cinturones de seguridad, cascos y dispositivos para sujetar a los niños); promover políticas sobre el transporte público motorizado y sin motorizar; mejorar la atención prehospitalaria de los heridos; mejorar las infraestructuras urbanas y de carreteras teniendo en cuenta a todos los usuarios; y promover las inspecciones técnicas de vehículos de conformidad con las normas de seguridad.

Conclusión

Como podemos ver, se trata de grandes metas, que requerirán grandes soluciones y un enfoque basado en los determinantes sociales y la equidad. Panamá tiene el marco legal, político, estratégico y los conocimientos técnicos para cumplir con ellas. También tenemos los recursos humanos y financieros suficientes y necesarios. No habrá excusa cuando superemos la epidemia.

Descubre más desde El blog de Jorge Prosperi

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo