Hay que hablar abiertamente sobre el VIH. Con respeto y sin prejuicios. Esa es la invitación que hace este año la campaña del Día Mundial de la lucha contra el SIDA, para que los profesionales de la salud hablen con los jóvenes sin prejuicios sobre el VIH y otras infecciones de transmisión sexual (ITS), como una forma de mejorar el acceso a las medidas de prevención y cuidados que necesitan para prevenir que contraigan o transmitan el virus.
Bajo el lema Habla conmigo abiertamente, la Campaña de la OPS, ONUSIDA, UNICEF y la Red de Jóvenes Positivos de América Latina, busca sensibilizar al personal de salud para que cada vez más hombres jóvenes gay, y hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres (HSH), quienes están más desproporcionalmente afectados por el VIH, busquen y obtengan la información y el apoyo que necesitan para tener una salud sexual saludable. Asimismo, apunta a empoderar e informar a los jóvenes, y a combatir el estigma y la discriminación hacia el VIH/sida y las poblaciones más vulnerables a la infección en los servicios de salud, uno de los principales obstáculos para acceder a la atención.
Y es que, de acuerdo con director regional de ONUSIDA, es indispensable hablar abiertamente del VIH, pues “las comunidades, grupos y redes de personas que viven o están afectadas por el VIH desempeñan un papel fundamental en la respuesta a la epidemia de sida a nivel local, nacional e internacional”. Por esa razón, “la construcción de una estrategia de comunicación como esta, diseñada por y para jóvenes de poblaciones clave, es un paso importante para romper las barreras impuestas por el estigma y la discriminación contra ellos, y para construir los puentes que necesitan para acceder a los servicios de prevención y atención del VIH”.
Por su parte, Marcos Espinal, director del Departamento de Enfermedades Transmisibles de la OPS subrayó la necesidad de hablar abiertamente, para que los jóvenes “se sientan bienvenidos al sistema de salud, se acerquen a hacerse la prueba y se mantengan en contacto con los servicios de salud, ya sea para comenzar el tratamiento o para buscar las medidas que pueden prevenir que contraigan o transmitan el VIH”.
Si bien ha habido progresos en la respuesta al VIH en la Región de las Américas, estos esfuerzos deben continuar si queremos terminar con el sida para 2030. En América Latina, las nuevas infecciones por VIH han aumentado un 7% desde 2010. Se estima que 100.000 personas contrajeron el VIH solo en 2018 y uno de cada cinco eran jóvenes de entre 15 y 24 años. En el Caribe, casi una de cada tres nuevas infecciones por el VIH ocurre entre los jóvenes. Sin embargo, en el Caribe, el número de nuevas infecciones se ha reducido en un 16% con un estimado de 16.000 nuevos casos en 2018. En toda la Región, los hombres y jóvenes gay y los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres (HSH) continúan siendo afectados de manera desproporcionada por el VIH, lo que representa el 40% de todas las nuevas infecciones en América Latina y 22% en el Caribe. En todo el mundo, los hombres gais y los HSH tienen alrededor de 22 veces más probabilidades de tener VIH que las personas de la población general.
En Panamá, como señalé en mi publicación Jóvenes líderes panameños: ¡es la hora de proponer ideas innovadoras sobre salud!, de acuerdo con las Estadísticas vitales del INEC, cada año fallecen en promedio más de 600 jóvenes de 15 a 25 años. Más del 10% corresponden a defunciones por la enfermedad del VIH.
La relevancia de hablar abiertamente del VIH queda demostrada en los videos nos ofrece la OPS, en los que jóvenes, que nacieron con el virus o lo contrajeron por relaciones homoafectivas hace poco tiempo, narran en primera persona su experiencia de vivir con VIH; cuentan qué les molesta que les pregunten, cómo es su relación con los servicios y profesionales de la salud, y ofrecen consejos a otros jóvenes como una manera de desmitificar lo que significa ser VIH positivo. Les invito a compartir los videos aquí.
En ese contexto, es imperativo hablar abiertamente sobre el VIH para que los jóvenes líderes panameños, complementen con sus ideas innovadoras, la labor del sector público de salud, proponiendo ideas innovadoras y soluciones a los problemas de salud que los afectan. También es obligatorio que nuestras autoridades de salud y del gobierno en general, promuevan la participación de los jóvenes panameños en la elaboración de políticas y medidas que se deben tomar para los problemas que afectan la salud de los jóvenes panameños.
