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Desnutrición infantil en Panamá, grave problema de salud públicaEn Panamá, producto de la interacción entre el consumo inadecuado de alimentos y las infecciones frecuentes, la desnutrición infantil es un grave problema de salud pública, afectando principalmente a los infantes de nuestras comarcas y provincias más pobres. Esta situación tiene graves consecuencias de pobreza, logros educativos insuficientes, acceso inadecuado a alimentos, servicios de salud y saneamiento insuficientes o ausentes. Además, el estado de nutrición de la madre, antes y durante el embarazo determina la salud de ella, y el estado de salud del feto y el recién nacido. Como si fuera poco, agrava el panorama, el hecho de que la desnutrición infantil (aguda hoy), se hace crónica, reproduciéndose en hijos y nietos de los niños desnutridos de hoy, pues no ha sido una prioridad real y efectiva para los gobernantes y la sociedad.

En ese contexto, actualizo esta entrega sobre la desnutrición infantil en Panamá, invitándolos a la lectura de las Estimaciones conjuntas de Desnutrición infantil: niveles y tendencias, publicadas en 2023 por UNICEF-OMS y Banco Mundial. De acuerdo con la publicación “solo alrededor de un tercio de todos los países están “en camino” de reducir a la mitad el número de niños afectados por retraso del crecimiento para 2030, y la evaluación del progreso hasta la fecha no es posible para aproximadamente una cuarta parte de los países”.

Actualizo además las dos gráficas sobre el bajo peso al nacer y mantengo la recomendación de la lectura de la “Estrategia de Nutrición 2020-2030 de UNICEF”, para ayudarnos a enfrentar este grave problema de salud pública en nuestro país. Mantengo además una breve referencia a la importante publicación de UNICEF titulada “Estado Mundial de la Infancia 2019: Niños, alimentos y nutrición”, así como la información disponible sobre la desnutrición en Panamá, añadiendo la información del IPM de niños, niñas y adolescentes sobre el estado nutricional, sus consecuencias a corto mediano y largo plazo, y una mirada al “Plan Estratégico Nacional con Visión de Estado, Panamá 2030”, plenamente vigente. Finalmente subrayo que, no encontré información nacional actualizada sobre este importante problema de salud pública, lo cual no contribuye a la formulación de estrategias adecuadas.

Una mirada al Estado Mundial de la Infancia 2019

Invito a la lectura de la publicación de UNICEF titulada “Estado Mundial de la Infancia 2019: Niños, alimentos y nutrición”, y recomiendo a  nuestras autoridades la lectura completa del documento original. “En un momento en que uno de cada tres niños no recibe la nutrición que necesita para crecer bien, el Estado Mundial de la Infancia 2019 examina la situación hoy en día de la malnutrición infantil. Cada vez más, las comunidades se enfrentan a una triple carga de malnutrición: a pesar de los progresos, 149 millones de niños menores de 5 años siguen sufriendo de retraso en el crecimiento y casi 50 millones de emaciación; cientos de millones de niños y mujeres sufren el hambre oculta que provoca la carencia de vitaminas y minerales; y las tasas de sobrepeso están aumentando rápidamente.

La publicación subraya, de entrada, que: “la malnutrición perjudica profundamente el crecimiento y el desarrollo de los niños. Si no tenemos en cuenta este problema, los niños y las sociedades tendrán dificultades para alcanzar su pleno potencial. Este desafío sólo puede superarse abordando la malnutrición en todas las etapas de la vida del niño y dando prioridad a las necesidades nutricionales específicas de los niños en los sistemas alimentarios y en los sistemas de apoyo de salud, agua y saneamiento, educación y protección social”.

¿Cómo la triple carga de la malnutrición perjudica a los niños y a los adolescentes?

¿Cómo la triple carga de la malnutrición perjudica a los niños y a los adolescentes?

¿Cómo la triple carga de la malnutrición perjudica a las mujeres embarazadas?

Mujeres embarazadas

En su mensaje introductorio, la Directora Ejecutiva de UNICEF nos recuerda que: “Ya hemos adquirido suficientes conocimientos sobre las medidas que resultan eficaces para prevenir la malnutrición en todas sus formas, desde la concepción hasta la primera infancia y la adolescencia. Pero esta es una batalla que no podemos ganar por nuestra cuenta. Se necesita la voluntad política de los gobiernos nacionales, respaldada por compromisos financieros claros, así como políticas e incentivos que fomenten la inversión del sector privado en la producción de alimentos nutritivos, seguros y asequibles para los niños, los jóvenes, las mujeres y las familias. Al mismo tiempo, cada vez se necesita más la voluntad firme de convertir la nutrición infantil en una prioridad no sólo en el sistema alimentario, sino también en los sistemas de salud, agua y saneamiento, educación y protección social. El éxito en cada uno de ellos contribuye al éxito en todos ellos”. Y agrego yo: es la hora de aplicar eficazmente esos conocimiento y medidas, tenemos el compromiso político de nuestro Presidente y los recursos financieros suficientes para reducir la desnutrición infantil en Panamá.

Marco Conceptual de los Determinantes de la Nutrición Materna e Infantil de UNICEF de 2020

Situación de la desnutrición infantil en Panamá

De acuerdo al propio MINSA, las cifras de desnutrición infantil en Panamá, datan del 2008. Así lo manifestó a La Prensa, el encargado del departamento de Salud Nutricional del Ministerio de Salud. Agregando el año pasado que la entidad prepara una encuesta para conocer el estado nutricional de los panameños. Que yo sepa esta “encuesta” no se ha puesto en marcha, lo que pone de relieve la importancia de este grave problema para nuestras autoridades. En todo caso, aprovecho para subrayar la urgencia de medir con precisión la magnitud del problema.

Pero, utilizando esos datos “antiguos”; el documento “Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional 2018”, publicado al final del año pasado por varias agencias de las Naciones Unidas (FAO, OPS/OMS, PMA, UNICEF), nos llama la atención sobre la desnutrición infantil en Panamá., al informar que el 19% de los niños panameños menores de cinco años padecen de desnutrición (68,000 infantes), superando en esta penosa estadística, a países con un crecimiento económico muy inferior al nuestro, lo que demuestra, una vez más, que el modelo económico del que tanto nos vanagloriamos, beneficia principalmente a una minoría de panameños.

Ratificando esta aseveración, el documento “Índice de Pobreza Multidimensional de Niños, Niñas y Adolescentes de Panamá 2018“, nos informa que un total de 15.6% de NNA pobres multidimensionales carece de una alimentación variada. Esta es una condición que requiere importante atención debido a que la alimentación saludable y equilibrada tiene un rol primordial en la salud y desarrollo de los NNA, como pilar del adecuado funcionamiento del organismo, el crecimiento y la capacidad de aprendizaje, pero sobre todo para la prevención de factores de riesgo de enfermedades.  Este problema es mayor en las comarcas indígenas del país: en el 62.6%, los NNA en pobreza multidimensional de la comarca Guna Yala están privados en este indicador, seguido por la comarca Ngäbe Buglé (59.3%) y Emberá (49.9%) y las provincias de Darién (27.7%) y Bocas del Toro (23.9%).

Por otro lado, de acuerdo con el IPM-Panamá 2017, el 19.1% de los panameños (777,752 personas) se encuentran en una condición de pobreza multidimensional. Es de esperar que los ingresos monetarios de esas familias panameñas no llegan a cubrir la mitad del costo calórico de la canasta básica familiar por mes. Por lo tanto, no parecen estar en capacidad de protegerse contra el hambre y, muy probablemente, la están padeciendo de forma ocasional o permanente, ocasionando desnutrición infantil en forma aguda y crónica.

Como era de esperarse, en las comarcas indígenas fue en donde se presentó las mayores proporciones de personas pobres multidimensionales: en la Comarca Ngäbe Buglé (93.4%), Comarca Guna Yala (91.4%) y Comarca Emberá (70.8%). El promedio de estos tres valores supera en 4.5 veces el valor del promedio nacional, lo que evidencia también con esta medida una la disparidad existente y que ya era previamente conocida. En cuanto a las provincias, las tres con mayor porcentaje de personas en condición de pobreza multidimensional y por encima del promedio nacional, fueron: Bocas del Toro (44.6%), Darién (40.0%). En estas dos, habitan una amplia población indígena (62.6%). Es de esperarse que la desnutrición infantil sea un grave problema de salud pública en nuestras comarcas.

IPM y desnutrición infantil

Una mirada al bajo peso al nacer

De acuerdo con el INEC, 5,371 niños presentaron bajo peso al nacer en el territorio nacional durante el 2021, lo que equivale al 8.1% de todos los nacimientos. Esta cifra, que proporciona una importante aproximación al estado de la desnutrición infantil en Panamá, sigue siendo elevada. Aunque muestra una leve tendencia al descenso, no debe ser motivo de festejo pues desde el 2019 estamos enfrentando la pandemia de COVID-19, lo que ha condicionado una franca disminuación de la cobertura de los programas materno infantiles. Por tanto debe ser motivo de preocupación para las autoridades y la sociedad, pues tiene graves consecuencias para los recién nacidos y su futuro.

 

Adicionalmente, estas cifras no son homogéneas en todo el territorio nacional, como se demuestra en la siguiente gráfica, correspondiente al 2021.

Llama la atención que el porcentaje de bajo peso al nacer es muy bajo para las comarcas Guna Yala y Emberá. lo cual es una buena noticia pero debe ser investigado por nuestras autoridades, pues los determinantes sociales de la desnutrición infantil no han mejorado en dichas comarcas. Sospecho que la baja cobertura por efectos de la pandemia de COVID-19, también tiene que ver. No encontré información que permita establecer correlación entre la edad y el nivel educativo de la madre con el bajo peso al nacer.

En todo caso, estos datos obligan a una investigación de los factores que afectan y/o protegen a las madres y las familias en nuestro territorio y, en el mejor de los casos, el crecimiento y desarrollo de los recién nacidos afectados en un periodo lo suficientemente amplio para conocer de sus capacidades y estado de salud en las diferentes etapas de la vida.

Consecuencias a largo plazo de la desnutrición infantil

De acuerdo con los expertos, las consecuencias de desnutrición infantil están directamente relacionadas con retardo en el crecimiento y el desarrollo psicomotor, afectación del desarrollo del cerebro, mayor riesgo de enfermedad, con efectos adversos a largo plazo, incluyendo disminución en la capacidad de trabajo físico y en el desempeño intelectual en la edad escolar, la adolescencia y la edad adulta, lo que repercute en la capacidad del individuo para generar ingresos, y lo que lo colocará en una situación de explotación a la que no puede negarse debido a amenazas, violencia, coerción, abuso de poder o engaño.

La desnutrición crónica incrementa, además, la propensión a enfermedades como obesidad, diabetes, hipertensión, dislipidemias e incapacidades. Igualmente, la desnutrición durante los primeros años de vida, a través de sus efectos adversos en el crecimiento durante la infancia de las mujeres, tiene efectos negativos en el peso al nacer de la siguiente generación.

Reducir la desnutrición infantil en Panamá: el camino a seguir

Para cumplir con el Objetivo de Desarrollo sostenible número dos (ODS 2), el cual propone “Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible”, los panameños acordamos en el Eje Estratégico 6.1: Buena vida para todos, de nuestro “Plan Estratégico Nacional con Visión de Estado, Panamá 2030”, “reducir el hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible”.

La estrategia subraya que la reducción del hambre, la desnutrición infantil en Panamá, y la mal nutrición pasa por amplificar las formas de seguridad alimentaria centradas en las medidas socioeducativas dirigidas hacia los núcleos de población en los cuales existe prevalencia de prácticas nutricionales que no fomentan el adecuado desarrollo en la primera infancia. El énfasis está en la población vulnerable como, por ejemplo, la desnutrición y los programas de alimentación complementaria para niños, mujeres y adultos mayores en riesgo. Busca reducir la desnutrición infantil, así como los indicadores de mortalidad infantil y materna, principalmente en comarcas y zonas rurales.

Para reducir la desnutrición infantil en Panamá, Estamos obligados a desarrollar la seguridad alimentaria nacional, más aún, con una política de soberanía alimentaria, la cual, debe tener como centro la producción diversificada para garantizar la disponibilidad y acceso a los alimentos en Panamá. En cuanto a las políticas de disponibilidad y acceso a los alimentos, más que pensar en la agroexportación como solución al tema de la pobreza, y por consiguiente el apoyo a los grandes productores, el Gobierno debe reorientar sus políticas hacia los pequeños y medianos productores, que son los que pagan la crisis abandonando al campo y malvendiendo sus tierras ahora que ya están tituladas. Con ello se potenciarán las acciones sobre seguridad alimentaria y desarrollo rural sostenible teniendo en cuenta la oferta de alimentos, calidad nutricional, acceso oportuno, como factores relevantes que intervienen en la situación nutricional de la población.

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