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Venzamos la diabetesEn los últimos 10 años la diabetes ha sido responsable directa por el fallecimiento de más de 10,000 personas, de las cuales la mayoría eran mayores de 60 años, afectando casi por igual a hombres y mujeres (Instituto Nacional de Estadística y Censo).  En el mismo período alrededor de 50,000 personas fallecieron por causa de enfermedades circulatorias directamente relacionadas a este padecimiento, lo que significa que cada día el país pierde 16 ciudadanos por estos padecimientos. La diabetes es por lo tanto un importante problema de salud pública y una de las cuatro enfermedades no transmisibles (ENT) que deben ser intervenidas con carácter prioritario, lo cual, en mi opinión, como lo ratifican las cifras señaladas, no ha sido abordado con el suficiente compromiso y efectividad por parte de nuestras autoridades y la sociedad en su conjunto. De hecho, la publicación del MINSA sobre la situación de salud de la población en el 2015, no se refiere en forma directa a la diabetes, limitándose a afirmar que “…las enfermedades crónicas, incluyendo las cardiovasculares, ocupan un muy importante lugar tanto en la morbilidad general como en la mortalidad de nuestro país, principalmente en los adultos y adultos mayores…es apremiante reforzar la vigilancia de las enfermedades y de sus factores de riesgo, así como realizar intervenciones efectivas en los estilos de vida de la población panameña…”.

No obstante, reconozco el esfuerzo del equipo que lleva a cabo el Censo Nacional de Salud Preventiva que realiza desde hace dos años el Ministerio de la Presidencia, el MINSA y la CSS, ubica la diabetes como el cuarto problema de salud más diagnosticado, ascendiendo a 25,500 de 155,000 panameños evaluados. También reconozco y felicito el esfuerzo de la Clínica de Diabetes del Hospital Santo Tomás (HST) la cual atiende más de 2,000 pacientes al año, desarrollando un programa que consiste en la educación sobre el manejo y cuidados de la enfermedad, siendo esto un pilar fundamental para el tratamiento de quienes la padecen.

Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud, OMS nos informa que el número de personas con diabetes ha aumentado de 108 millones en 1980 a 422 millones en 2014, lo que significa que la prevalencia mundial de la diabetes en adultos (mayores de 18 años) ha aumentado del 4,7% en 1980 a 8,5% en 2014 y la tendencia es al aumento. Ello supone también un incremento en los factores de riesgo conexos, como el sobrepeso o la obesidad, que están presentes en el país.

En ese contexto, el año pasado celebramos con entusiasmo y muy comprometidos el Día Mundial de la Salud, comprometiéndonos a intensificar la prevención, mejorar la atención y reforzar la vigilancia de la Diabetes. Invito a nuestras autoridades y a la sociedad en general a preguntarnos y responder con sinceridad si los estamos cumpliendo. Mi opinión es que no ha sido el caso.

Estilos de vida para prevenir la diabetesLa mayoría de los panameños no hemos modificado nuestros estilos de vida con medidas sencillas y eficaces para prevenir la diabetes o retrasar su aparición, como por ejemplo: alcanzar y mantener un peso corporal saludable; mantenernos activos, practicando al menos 30 minutos de actividad regular de intensidad moderada la mayoría de los días de la semana; evitar el consumo de tabaco, y los excesos de alcohol, puesto que aumentan el riesgo de sufrir diabetes y enfermedades cardiovasculares y; consumir una dieta saludable, que evite el azúcar y las grasas saturadas. Pero la verdad es que la velocidad de la vida no permite ir a comer a las casas, y la comida saludable cuesta el triple o más que la comida chatarra.

Por su parte como se afirma en el Plan Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional “…del lado del control y prevención del sobrepeso y la obesidad, se requieren un amplio rango de acciones que fomenten una alimentación saludable, que combinen la implementación de normativas que protejan a la población de los productos no saludables, los incentivos para la producción y consumo de productos nutritivos, y los programas y políticas de educación alimentaria…”

Para finalizar me referiré brevemente a cinco antecedentes (de cumplimiento obligatorio) que nos ayudarán a trabajar en el desarrollo de los “factores protectores a la salud”, promoviendo y protegiendo la salud integral. En particular con la “implementación de políticas dirigidas a la prevención de la obesidad y el sobrepeso, tales como aquellas que incrementan la disponibilidad y el acceso a alimentación saludable y a la actividad física.

La Estrategia y Plan de Acción para la prevención y control  de las enfermedades no transmisibles, cuya Meta es “reducir la mortalidad y la morbilidad prevenibles, reducir al mínimo la exposición a factores de riesgo, aumentar la exposición a factores protectores y reducir la carga socioeconómica de estas enfermedades por medio de enfoques multisectoriales que promuevan el bienestar y reduzcan la inequidad en los Estados Miembros y entre ellos

En este ámbito el Ministerio de Salud presentó el 24 de septiembre, de 2014, el “Plan Estratégico Nacional Para la Prevención y Control Integral de las Enfermedades No Transmisibles y sus Factores de Riesgos, años 2014-2019”. El plan tiene seis líneas estratégicas que permitirán trabajar con la comunidad y disminuir los factores de riesgos de estas enfermedades que tienen cuatro factores comunes: el sedentarismo, la inactividad física, la dieta poco saludable (con alto contenido de grasas, azucares refinados, alto valor calórico y bajo contenido nutricional) y la ingesta excesiva de alcohol y tabaco. Las autoridades de Salud estiman que si se logra incidir sobre esos factores de riesgo, se reducirá la morbilidad y mortalidad relacionada a estas enfermedades. Lamentablemente la propia página del MINSA no nos muestra información sobre los esperados avances en el desarrollo del Plan. Esperemos que trascienda y no se quede como un mero acto político…

El Informe sobre la situación mundial de las enfermedades no transmisibles 2014, recordando que nuestras autoridades se comprometieron a detener el aumento de la diabetes y la obesidad para 2025, y afirmaron que “la obesidad y la diabetes se pueden prevenir mediante una acción multisectorial que simultáneamente abarque diferentes sectores que contribuyen a la producción, distribución y comercialización de alimentos y creando al mismo tiempo un entorno que facilite y promueva niveles adecuados de actividad física…

El Plan de acción para la prevención de la obesidad en la niñez y la adolescencia, el cual nos obliga a aplicar políticas fiscales, como impuestos sobre las bebidas azucaradas y los productos de alto contenido calórico y bajo contenido nutricional, la reglamentación de la publicidad y el etiquetado de los alimentos, el mejoramiento de los ambien­tes escolares de alimentación y la actividad física, y la promoción de la lactancia materna y la alimentación saludable. La meta de este plan es detener el aumento de la epidemia para que no haya incremento con respecto a las tasas actuales de prevalencia de la obesidad en los países.

Y como si fuera poco, el primer Informe mundial publicado por la OMS sobre la diabetes, pone de relieve la enorme escala del problema, así como el potencial para invertir las tendencias actuales. La base política para poner en marcha medidas concertadas de lucha contra la diabetes ya existe, enmarcada en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la Declaración política de las Naciones Unidas sobre las Enfermedades No Transmisibles y el Plan de acción mundial de la OMS sobre las ENT.

¡Honremos nuestros compromisos y actuemos con urgencia y efectividad por la salud de nuestra población!

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