Por la importancia del tema comparto con ustedes artículo que publiqué recientemente en La Prensa sobre el tema. Allí manifestaba y reitero ahora que los panameños queremos un Gobierno Municipal que nos garantice, como promete su Plan de Acción, la provisión y acceso de servicios públicos de calidad. En especial, que ejecute con eficiencia y éxito el Programa Basura Cero, que tiene como objetivo reducir la disposición de residuos sólidos a través de la implementación de las llamadas tres erres (reducir, reutilizar y reciclar) a través de programas de sensibilización, infraestructura, normatividad, economía de mercado y seguimiento y evaluación. Y en el mejor de los casos, ansiamos que la misma Alcaldía desarrolle un plan de gestión integral de residuos sólidos para la ciudad, el cual deberá basarse en un diagnóstico de los sistemas de recolección, transporte y disposición final de residuos sólidos urbanos a nivel del área metropolitana. Y aprovecho para felicitar el esfuerzo de nuestra Alcaldía ilustrando este artículo con una intervención del programa en el corregimiento de Bethania.
Queremos vivir en una ciudad que sea una “tacita de oro”; con una Autoridad de Aseo que brinde, como reza su Misión, “servicios de recolección y disposición final de residuos sólidos de forma eficiente, con miras a proteger la salud pública, velar por la conservación del ambiente y el aprovechamiento de los desechos; utilizando estrategias y recursos tecnológicos y humanos para satisfacer las necesidades y superar la expectativas de nuestros usuarios”
Pero… ¿qué hacemos para colaborar?
No me cabe duda que nuestros deseos son justificados, pues le corresponde a las instituciones del Estado llevar acabo las funciones arriba señaladas y la población debe velar por el cumplimiento cabal de estas responsabilidades. Pero… ¿y nosotros que hacemos para colaborar con “Basura Cero”? En honor a la verdad debo reconocer que hacemos poco o nada, veamos: botamos, sin ocuparnos de separarla y empaquetarla adecuadamente, cualquier clase de basura en las aceras, veredas, zaguanes, calles: restos de comida, latas, botellas, plásticos, colchones, televisores y refrigeradoras viejas, etc…, y después esperamos que vengan los de la Autoridad de Aseo y recojan todas las porquerías que arrojamos. Y como eso no ocurre con la frecuencia debida, sobre todo en los barrios menos favorecidos, la basura se acumula convirtiéndose en criadero de alimañas y fuente de enfermedades. Y sumemos a esta inmundicia las inundaciones al llegar las lluvias por el acumulo de desperdicios en los cauces de nuestros ríos. Admitamos entonces que los panameños no tenemos suficientes costumbres y valores para el manejo efectivo de la disposición final de los residuos.
Lo nuestro no es “basura cero”, lo nuestro es consumir y desechar basura, como lo ratifica la información disponible en la página Web de la Alcaldía: “además de la gestión deficiente de los residuos, el consumo por habitante en Panamá es uno de los más altos de la región por la gran cantidad de materiales desechados. Las cifras son contundentes: cada panameño genera alrededor de 1.2Kg de residuos diariamente. En el único relleno existente en el país, el de Cerro Patacón son dispuestas 2,000 ton/día de residuos, de los cuales 1,000 toneladas son de residuos sólidos domésticos provenientes del distrito de Panamá, 150 toneladas son de limpieza de calles, parques y jardines, operativos de limpieza, residuos voluminosos, y otros residuos también del Distrito de Panamá…”
¿Qué podemos hacer para apoyar el programa Basura Cero?
Pero esto no tiene por qué ser así, debe y puede mejorar con una adecuada y efectiva participación de la comunidad (incluidas las ONGs) en el manejo integral de los residuos sólidos, incluyendo, claro está, la vigilancia del buen funcionamiento de los programas del gobierno, en especial “basura cero”, y una prestación de servicios más eficiente. En este sentido existe consenso sobre la necesidad de desarrollar una educación ambiental dirigida a crear en la población las competencias necesarias para participar en la gestión de tres procesos fundamentales: (i) un consumo responsable que tenga en cuenta, además del precio y la calidad, las características sociales y laborales de su producción y las consecuencias ambientales posteriores; (ii) por otro lado las familias pueden minimizar los residuos cambiando sus hábitos de consumo rechazando aquellos envases que les resultan inútiles, recuperando o reutilizando materiales y ayudando al reciclaje de otros; (iii) finalmente los integrantes de la comunidad deben separar una o varias de las distintas fracciones de residuos que generan en el mismo lugar de producción (domicilios, escuelas, negocios, industrias, entre otros), evitando de esta manera que se conviertan en basura.
Con estas acciones de la población colaborando por el programa “Basura Cero” se puede reducir y recuperar una enorme cantidad de materiales desechados de una manera simple y económica. Claro está, que el Municipio por su parte debe garantizar la existencia de los sitios adecuados para la disposición, reciclaje y recuperación de los residuos, y la Autoridad de Aseo debe cumplir de forma eficiente y oportuna sus funciones de recolección y disposición final de residuos sólidos.