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Mortalidad en niños menores de cinco años

Comparto resumen de traducción libre de publicación de Our World in Data con ideas clave sobre la mortalidad en menores de cinco años en el mundo y complemento al final con una breve mirada a la situación en Panamá.

De acuerdo con los autores, la mortalidad en menores de cinco años es uno de los mayores problemas del mundo. Aunque la humanidad ha avanzado mucho, todavía queda mucho trabajo por hacer. Para lograr más avances, es esencial contar con datos sobre la mortalidad infantil y sus causas, e investigaciones sobre cómo prevenirla.

Resumen de ideas clave sobre la mortalidad en menores de cinco años

Las tasas de mortalidad han disminuido sustancialmente a lo largo de la historia.

Los avances contra la mortalidad en niños menores de cinco años han sido un logro reciente. Las tasas de mortalidad infantil fueron muy altas durante la mayor parte de la historia de la humanidad.

Hace apenas dos siglos, alrededor de 1 de cada 2 niños moría antes de llegar al final de la pubertad. Nuestros antepasados eran en gran medida impotentes ante la pobreza, el hambre y las enfermedades, y estas calamidades eran especialmente devastadoras para los niños. Desde entonces, la mortalidad en niños menores de cinco años se ha desplomado en todo el mundo.

Esta disminución ha sido el resultado de una mejor nutrición, agua potable, saneamiento, atención médica neonatal, vacunas, medicamentos y reducción de la pobreza, los conflictos y el hambre. Esta experiencia histórica, y las tasas más bajas en los países ricos hoy, nos muestran que es posible lograr mucho más progreso.

Millones de niños menores de cinco años mueren cada año

La magnitud de la mortalidad en menores de cinco años es inmensa y puede resultar difícil de comprender. Cada año mueren alrededor de 5 millones de niños menores de cinco años. Esto equivale a unas 14,000 muertes cada día, o diez cada minuto.

Esta enorme pérdida de vidas es también una tragedia que sienten las personas que rodean a los niños: sus padres, hermanos, amigos y comunidades. Con el tiempo, las muertes infantiles han disminuido, incluso cuando la población mundial ha aumentado. Pero aún queda mucho por hacer.

La mayoría de los niños mueren por causas prevenibles

Para avanzar contra la mortalidad en menores de cinco años, necesitamos saber de qué mueren los niños. En el gráfico se pueden ver estimaciones globales de la publicación del Instituto de Métrica y Evaluación de la Salud en 2019. El tamaño de cada cuadro corresponde al número de niños menores de cinco años que mueren por cada causa.

Las enfermedades infecciosas, que se muestran a la izquierda, eran las más comunes y mataban a aproximadamente 2.17 millones de niños al año. Esto incluye infecciones respiratorias, enfermedades diarreicas, malaria y meningitis. Le siguieron los trastornos del nacimiento, como el parto prematuro, la asfixia neonatal (asfixia) y los traumatismos, que en conjunto causaron aproximadamente 1.88 millones de muertes. Varias otras causas, como anomalías cardíacas y desnutrición, también fueron responsables de cientos de miles de muertes.

Estas cifras son sorprendentes porque muchas de estas causas de mortalidad en menores de cinco años se pueden prevenir. Con vacunación, medicación básica, tratamiento de rehidratación, suplementos nutricionales y atención sanitaria neonatal se podría prevenir una gran parte de las muertes infantiles.

Los niños corren mayor riesgo durante los primeros meses de vida

El día que nace un niño es el día más peligroso de su vida. El riesgo de muerte es mayor justo después del nacimiento, cuando se les introduce en un nuevo entorno. En las primeras horas de vida, algunos niños mueren por complicaciones del parto, asfixia y traumatismos, sepsis y otras afecciones. Durante los días y semanas siguientes, sus riesgos siguen siendo altos, pero disminuyen drásticamente. Meses después, los riesgos siguen disminuyendo, aunque a un ritmo más lento.

Hay varias razones para esta reducción. Una es que los bebés más vulnerables tienden a morir antes. Otra razón es que los órganos vitales de los bebés (como su sistema inmunológico y su capacidad pulmonar) se desarrollan más con el tiempo, lo que los hace más capaces de sobrevivir.

Una breve mirada a la situación en Panamá

En nuestro país, a pesar de los macro indicadores económicos que publicamos orgullosos, la mortalidad en menores de cinco años dista mucho de ser la menor posible. Cada año fallecen alrededor de 250 niños menores de cinco años producto de diarreas, afecciones respiratorias y desnutrición, todas evitables; siendo las provincias y comarcas con mayor porcentaje de personas en condición de pobreza multidimensional las más afectadas.

Y no olvidemos que entre el MINSA y la CSS manejan cada año un presupuesto cercano a los 10,000 millones de balboas, equivalente al 36% del Presupuesto General del Estado, para la vigencia fiscal 2023, y cercano al 8% del PIB. Esta cantidad de dinero, administrada de forma eficiente, es más que suficiente para comenzar la transformación que necesitamos en nuestro sistema de salud y atender con efectividad y equidad las necesidades de salud del binomio materno infantil.

Sin embargo, ese presupuesto no es suficiente para disminuir de manera más efectiva la mortalidad en menores de cinco años en Panamá. Como es sabido y no se resuelve, “La segmentación del sistema de salud panameño y la fragmentación de los servicios de salud son las principales causas del bajo desempeño de los servicios de salud y por lo tanto del pobre rendimiento general de los sistemas de salud. Las dificultades de acceso a los servicios que enfrenta la población, los servicios de pobre calidad técnica, el uso irracional e ineficiente de los recursos, la baja satisfacción de los usuarios, son algunas de las consecuencias que genera la fragmentación por sí misma o en conjunto con otros factores”.

 

 

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