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Desigualdad hambre y desnutriciónLa relación directa entre desigualdad hambre y desnutrición, queda demostrada claramente en el informe “Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional 2018”, el cual se centra en el estrecho vínculo entre la desigualdad económica y social y los mayores niveles de hambre, obesidad y malnutrición de las poblaciones más vulnerables. Según el informe, en América Latina el 8.4% de las mujeres viven en inseguridad alimentaria severa, en comparación con el 6.9% de los hombres, mientras que las poblaciones indígenas sufren por lo general mayor inseguridad alimentaria que las no indígenas. En diez países, el 20% de los niños y niñas más pobres sufren tres veces más la desnutrición crónica que el 20% más rico.

El Panorama indica que una de las principales causas del alza de la malnutrición en los grupos de población especialmente vulnerables son los cambios que han sufrido los sistemas alimentarios de la región –el ciclo de los alimentos desde su producción hasta su consumo. Estos cambios han afecta a toda la población, pero sus efectos más adversos los sufren los sectores más excluidos de la sociedad, los cuales muchas veces deben optar por productos con alto contenido en grasa, azúcar y sal, ya que tienen menor costo. Por ello, la Organización de las Naciones Unidad para la Alimentación y Agricultura (FAO), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), y el Programa Mundial de Alimentos (WFP), llaman a los países a aplicar políticas públicas que combatan la desigualdad y promuevan sistemas alimentarios saludables y sostenibles.

En ese contexto comparto un extracto de la Nota de Prensa que nos ofrece la OPS sobre este tema, complementada con información nacional disponible y los invito a reflexionar sobre el desafío humano, ético y moral de superar la desigualdad para alcanzar el desarrollo de todos.

Mensajes centrales: desigualdad hambre y desnutrición

Por tercer año consecutivo aumenta el número de personas con hambre

Según el Panorama, el hambre afecta a 39.3 millones de personas, el 6.1% de la población regional. Entre 2015 y 2016, el número de personas subalimentadas creció en 200 mil personas. Entre 2016 y 2017, el incremento fue de 400 mil; esto muestra que la velocidad del deterioro está aumentando.

Desde 2014, Argentina, Bolivia y Venezuela vieron incrementos en su número de personas subalimentadas. El mayor aumento ocurrió en Venezuela: 600 mil personas más sólo entre 2014-2016 y 2015-2017. Once países mantienen sin cambios su cantidad de personas subalimentadas: Chile, Costa Rica, El Salvador, Ecuador, Guatemala, Honduras, Jamaica, Nicaragua, Panamá, Paraguay y Perú. Por su lado, Brasil, Cuba y Uruguay son los tres países de la región con porcentajes de hambre inferiores al 2.5% de su población.

Las desigualdad económica y social está asociada a la desnutrición crónica infantil

Según el Panorama, las desigualdades sociales y económicas se ven también en la nutrición infantil: en Honduras, la desnutrición crónica afecta al 42% de los niños y niñas en familias de menores ingresos y solo al 8% de los que viven en contextos de mayores ingresos. En Guatemala la diferencia es mayor: afecta al 66% más pobre y sólo al 17% de los niños de familias de mayores ingresos.

La desnutrición crónica infantil también es mayor en la población indígena. En Ecuador, el 42% de los niños y niñas indígenas vivía con desnutrición crónica comparado con el 25% del promedio nacional (2012). En Guatemala, la desnutrición crónica afectaba en 2014-2015 al 61% de los niños y niñas indígenas y sólo al 34% de los no indígenas. Los niños de las zonas rurales también tienen peores indicadores que los que viven en las zonas urbanas. En Belice, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Perú, y Surinam las tasas de desnutrición crónica infantil en las zonas rurales superan en más de 50% las tasas observadas en las áreas urbanas.

Más mujeres sufren inseguridad alimentaria que hombres 

El Panorama indica que 19 millones de mujeres sufren inseguridad alimentaria severa, en comparación con 15 millones de los hombres. En todos los países de la región, la tasa de obesidad de las mujeres adultas es mayor a la de los hombres; en 19 de ellos, la tasa de obesidad femenina es al menos 10 puntos porcentuales superior a la de los hombres. Pero la desigualdad que afecta a las mujeres no sólo se ve en términos de género: la anemia en mujeres en edad fértil, por ejemplo, afecta en mayor medida a las mujeres de menos recursos, lo cual también afecta a los neonatos.

Cada año, 3.6 millones de obesos más

Por otro lado, la obesidad también se ha convertido en la mayor amenaza nutricional de América Latina y el Caribe. Casi uno de cada cuatro adultos es obeso. El sobrepeso afecta al 7.3% (3.9 millones) de los niños y niñas menores de 5 años, una cifra que supera el promedio mundial de 5.6%, indica el informe. En fin, la obesidad está creciendo descontroladamente. Cada año estamos sumando 3.6 millones de obesos a esta región. 250 millones de personas viven con sobrepeso, lo que representa el 60 % de la población regional.

Pobreza multidimensional en Panamá

El año pasado el Gobierno Nacional, llevó a cabo el diseño y cálculo del Índice de Pobreza Multidimensional en el país, con el propósito de “Identificar y medir la incidencia e intensidad de las principales carencias o privaciones no monetarias que afectan las condiciones de vida de los panameños, y emplearlas como criterio complementario a la medición de pobreza por ingreso en la reorientación de la política social, para lograr una efectiva reducción de la pobreza de modo integral”. Los resultados evidencian la relación entre desigualdad hambre y desnutrición, veamos.

La investigación reveló que 777,752 personas se encuentran en una condición de pobreza multidimensional, lo que representa 19.1% de la población nacional. En cuanto a hogares, el 12.2%, equivalente a 138,410 hogares se encontraron en condiciones de pobreza. Es de esperar que los ingresos monetarios de esas familias panameñas no llegan a cubrir la mitad del costo calórico de la canasta básica familiar por mes. Por lo tanto, no parecen estar en capacidad de protegerse contra el hambre y, muy probablemente, la están padeciendo de forma ocasional o permanente.

Desigualdad hambre y desnutrición

En cuanto a las provincias, las tres con mayor porcentaje de personas en condición de pobreza multidimensional y por encima del promedio nacional, fueron: Bocas del Toro (44.6%), Darién (40.0%) y Coclé (22.6%). En las dos primeras habitan una amplia población indígena, 62.6% y 31.1% respectivamente, Mientras en el resto tienen menores proporciones: Los Santos (4.2%), Herrera (7.2%) y Panamá (8.5%).

Una comarca indígena y dos provincias concentran el 53.7% de las personas en pobreza multidimensionalmente (417,851 personas), estas son: la comarca Ngäbe Buglé (24.6% o 191,634) y las provincias de Panamá (17.1% o 133,237) y Panamá Oeste (12.0% o 92,980).

Desigualdad hambre y desnutrición

Al examinar la contribución porcentual de cada indicador al índice de pobreza multidimensional, observamos que siete indicadores explican el 60.2% del índice: logro educativo insuficiente (12.4%), precariedad del empleo (11.9%), manejo inadecuado de los desechos (8.4%), desocupado y trabajador familiar (7.7%), carencia y disponibilidad de fuentes de agua mejorada (7.1%), acceso a servicios de salud (6.4%) y repitencia escolar (6.4%). Todos estos indicadores están directamente relacionados con el hambre y la desnutrición, por lo que, cualquier intervención que afecte alguno de estos indicadores, tendrá un mayor impacto potencial en los cambios de la pobreza multidimensional.

Plan nacional de seguridad alimentaria y nutricional de panamá 2017-2021

Con el propósito de tomar acciones enfocadas a erradicar la pobreza y la mal nutrición, el gobierno formuló el Plan Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional 2017-2021, que incluye las enmarcadas en salud, agricultura y educación.

En el Resumen Ejecutivo del Plan, cuya lectura completa recomiendo, permite vislumbrar la relación directa entre deswigualadad hambre y nutrición, y subraya lo siguiente:

El propósito de este Plan es promover la seguridad alimentaria y nutricional mediante la coordinación intersectorial e interinstitucional de las acciones programáticas que se desarrollarán en el país en materia de alimentación y nutrición para el disfrute del derecho a la alimentación de toda la población panameña, especialmente a los grupos en situación de vulnerabilidad. Dichos grupos están concentrados fundamentalmente en las comarcas indígenas y en las áreas rurales, en particular a las personas dependientes de la agricultura familiar.

Para garantizar su seguridad alimentaria y nutricional, el Plan propone fortalecer los sistemas de protección social, a través de instrumentos de protección contributiva y no contributiva, junto a la mejora de las opciones productivas. Otro de los desafíos que tiene el país en los próximos años es el suministro de alimentos en la cantidad suficiente para alimentar a la población panameña, que se estima que alcance los 4.55 millones de habitantes en 2025 (un 19% superior con respecto a 2013) y 4.83 millones en 2030 (un 27% superior). En este sentido, mientras que la producción agraria ha descendido un 15% en los últimos diez años – aunque la pecuaria creció un 18%-, las importaciones aumentan a un ritmo mucho mayor, si bien algunos rubros se mantienen estables.

Estos datos sugieren la importancia de implementar estrategias que fomenten la producción nacional agropecuaria, unidas al apoyo de la agricultura familiar, reforzando así la seguridad alimentaria y nutricional de unas 900,000 personas que en distinto grado de intensidad sostienen sus medios de vida de la producción agropecuaria. Asimismo, es necesario mejorar las infraestructuras rurales, particularmente caminos productivos, centros de acopio, cosecha de agua y sistemas de riego, para impulsar la producción y la competitividad.

Del lado del control y prevención del sobrepeso y la obesidad, se requieren un amplio rango de acciones que fomenten una alimentación saludable, que combinen la implementación de normativas que protejan a la población de los productos no saludables, los incentivos para la producción y consumo de productos nutritivos, y los programas y políticas de educación alimentaria.”

Esperemos que las nuevas autoridades naciones que tomarán posesión en el 2019, le den seguimiento a esta propuesta, la mejoren, no la engaveten, y, sobre todo, la pongan en marcha para rescatar a los panameños que viven en condiciones de desigualdad hambre y desnutrición. Pero, amanecerá y veremos…

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