El talento de los mayores debemos aprovecharlo. Por eso este año el tema para celebrar el Día Internacional de las Personas de Edad fue “Entrando en el futuro: Aprovechar el talento, la contribución y la participación de los mayores”. Se hace una clara referencia a “la necesidad de posibilitar y aumentar la contribución de las personas mayores en sus familias, comunidades y sociedades, a través de vías efectivas que garanticen su participación, teniendo en cuenta sus derechos y preferencias. También alude al vínculo que existe entre aprovechar el talento y la contribución de esta generación para el logro de la Agenda 2030 y el Plan de Acción de Madrid, que en este momento lleva a cabo su tercera revisión”. Y para los que se preguntan ¿Por qué un Día sobre la tercera edad?, nos dice Naciones Unidas lo siguiente:
La composición de la población mundial ha cambiado de manera espectacular en los últimos decenios. Entre 1950 y 2010, la esperanza de vida en todo el mundo ha aumentado de los 46 a los 68 años, y está previsto que aumente hasta los 81 años para fines del siglo. Cabe señalar que, en la actualidad, en la franja de edad de las personas de 60 años o más, el número de mujeres superan el de hombres en unos 66 millones. Entre las personas con 80 años de edad o más, el número de mujeres prácticamente duplica el de hombres, y entre las personas centenarias, hay entre cuatro y cinco veces más mujeres que hombres. En la actualidad, casi 700 millones de personas son mayores de 60 años. Para 2050, las personas de 60 años o más serán 2000 millones, esto es, más del 20% de la población mundial. Por primera vez en la historia de la humanidad, en 2050 en el mundo habrá más personas mayores de 60 años que niños.
Situación nacional
Por nuestra parte, de acuerdo a la publicación del INEC “Panamá en cifras 2015”, la población de 65 y más años de edad representará el 12% del total en el 2017 y va en aumento, con un ligero predominio de las abuelas (53%) sobre los abuelos (47%), lo cual es muy bueno, porque ellas son las depositarias de los valores y principios que necesitamos recuperar.
La misma publicación estima que cada cinco años la población de personas mayores de 60 años aumenta en un 15%, y que para 2050 el país contará con casi 1.4 millones de ciudadanos mayores de 60 años. ¡El 24% de la población total!
Sin embargo la discriminación por envejecimiento y en ocasiones el abandono y maltrato de las personas mayores es una actitud frecuente y perjudicial que se basa en el supuesto de que es una norma social y, por tanto, aceptable. Esta marginación es una realidad en la mayor parte de las sociedades, de una forma u otra, y se materializa en las actitudes de los individuos, las prácticas institucionales y normativas, y la representación mediática. Todas ellas devalúan y excluyen a las personas mayores. En 2014, los Gobiernos adoptaron una resolución en el Consejo Económico y Social que reconoció que la marginación por envejecimiento es «la razón común, la justificación y la fuerza motriz de la discriminación de las personas de edad». Tales formas de discriminación, de cómo las personas de edad son tratadas y percibidas por sus sociedades, incluso en los ambientes médicos y centros de trabajo, crean entornos que limitan su potencial y afectan a su salud y bienestar. El fracaso para hacer frente a esta discriminación socava los derechos de las personas mayores y dificulta su contribución a la vida social, económica, cultural y política.
Aportes de la comunidad internacional para aprovechar el talento de los mayores
Para ayudarnos a hacerle frente a esta situación la comunidad internacional ha propuesto Resoluciones, Estrategias, Planes y Programas. Destaco aquí la Declaración Política y el Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento (2002) aprobados en la Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento.
Las prioridades establecidas en el Plan de Acción Internacional de Madrid incluyen muy diversas cuestiones: la igualdad de oportunidades laborales para todas las personas de edad; programas que permitan a todos los trabajadores adquirir protección y seguridad sociales, incluidos, en su caso, pensiones, seguros por discapacidad y prestaciones sanitarias; y unos ingresos mínimos suficientes para todas las personas de edad, con particular atención a los grupos desfavorecidos desde el punto de vista social y económico. También se subrayó la importancia de la formación continua, la orientación profesional y los servicios de contratación entre otras cosas para mantener una capacidad funcional máxima y mejorar el reconocimiento público de la productividad y las contribuciones de las personas de edad. La salud es otro elemento clave del Plan de Acción Internacional de Madrid, que aborda las nociones sobre prevención, la igualdad de acceso a la atención de la salud, la participación activa, los efectos del VIH/SIDA y la plena funcionalidad de los entornos asistenciales y de apoyo.
Por su parte la Organización Mundial de la Salud nos subraya que “el envejecimiento de la población puede considerarse un éxito de las políticas de salud pública y el desarrollo socioeconómico, pero también constituye un reto para la sociedad, que debe adaptarse a ello para mejorar al máximo la salud y la capacidad funcional de las personas mayores, así como su participación social y su seguridad”
Agrega que: “Gozar de buena salud es fundamental para que las personas mayores mantengan su independencia y puedan tener un lugar en la vida familiar y en su comunidad. Cuidar la salud a lo largo de la vida y prevenir la enfermedad puede evitar o retrasar la aparición de enfermedades crónicas y no transmisibles. Pero esas enfermedades también deben ser detectadas y tratadas a tiempo con el fin de reducir al mínimo sus consecuencias; además, quienes padezcan una enfermedad avanzada necesitarán cuidados y un apoyo adecuados de forma prolongada. El mejor modo de prestar esos servicios es mediante un sistema integral de atención primaria” (el subrayado es mío).
Y ratifica la importancia de este grupo de edad cuando afirma que: “Las personas de edad trabajan de forma remunerada o no remunerada, atienden a familiares y amigos, y colaboran tras la jubilación en organizaciones y asociaciones. Transmiten su experiencia a las generaciones más jóvenes y, de ese modo, les ayudan a reforzar sus aptitudes. Un elevado porcentaje de las personas mayores cuidan de sus nietos y de otros parientes y amigos de forma regular y de ese modo, en el caso de los nietos, ayudan también a sus hijos…”
En Panamá, de acuerdo a muchos expertos: “…vivimos en una sociedad que descalifica a los ancianos…tan pronto la persona cruza la barrera de la jubilación, de manera casi inmediata, se les va restando protagonismo y participación, en los espacios de actividad que en otrora se desempeñaban, inclusive dentro de los grupos más próximos e íntimos, como la familia, pierde esta persona el estatus y el liderazgo del cual gozaba…”
Conclusión
Sin embargo, el año pasado el Ejecutivo sancionó y promulgó la Ley que establece la normativa para la protección integral de los derechos de las personas adultas mayores, así como la creación del Instituto Nacional del Adulto Mayor. La ley recupera los derechos de las personas adultas mayores, de especial importancia me pareció que “se priorizará la atención y permanencia de las personas adultas mayores en sus residencias y rodeadas de sus familiares, respecto a su colocación en instituciones de protección de las personas adultas mayores”.
En todo caso, los panameños tenemos que echar abajo los estereotipos y comenzar a valorar y respetar, en serio a todas las personas mayores, no solo a nuestros familiares. Abramos los espacios para que éstas puedan participar plenamente y en iguales condiciones que los jóvenes, en actividades sociales, políticas, económicas, culturales, espirituales, cívicas y de muchos otros tipos. Acabemos con esa marginación estructural, que las considera como menos vigorosas y menos útiles. Las personas mayores no son necesariamente frágiles, «anticuadas», incapacitadas para el trabajo, débiles, de reacciones lentas, discapacitadas o de plano incapaces. Este prejuicio separa a la sociedad en jóvenes y viejos. Y se pierde la sociedad del valioso aporte de los mayores…