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Aplicación de pruebas para detectar COVID-19 en las escuelasLa aplicación de pruebas para detectar COVID-19 en las escuelas se está considerando en los E.E.U.U. como una estrategia adicional para la protección de los escolares, profesores y todo el personal. En ese contexto, ahora que el país avanza hacia el retorno a clases consideré importante compartir con ustedes traducción libre de la reciente publicación de la revista científica SCIENCE, titulada en inglés “Schools have begun mass testing for COVID-19. But hurdles and uncertainties remain”, en la cual, como el título sugiere, las incógnitas científicas, el acceso y la logística son barreras para la aplicación de pruebas masivas para detectar el virus. A lo que yo agrego de entrada, la incomodidad que supone para los niños esta estrategia.

De todas formas, aunque con mucha cautela, es importante para nosotros el conocimiento y análisis de esta experiencia, pues retomar la educación presencial es un imperativo inaplazable. Como bien nos recuerda UNICEF: ““al entrar en el segundo año de la pandemia de COVID-19, no se deben escatimar esfuerzos para mantener las escuelas abiertas o priorizarlas en los planes de reapertura. Los niños no pueden permitirse otro año de cierre de escuelas”.

Sobre la aplicación de pruebas para detectar COVID-19 en las escuelas, la publicación comienza poniendo de relieve que, en los Estados Unidos y en el extranjero, los niños han vuelto a la escuela, muchos de ellos por primera vez en 18 meses. Aquellos que tienen 12 años o más pueden vacunarse, y el uso de máscaras y el distanciamiento son comunes en las escuelas. Pero a medida que prolifera la variante Delta, altamente contagiosa, los administradores y los funcionarios de salud pública están lidiando con la posibilidad de incorporar otra capa de protección y cómo hacerlo: se trata de la aplicación de pruebas masivas de rutina, a los estudiantes y el personal. Y es que, según SCIENCE, los riesgos ya apareciendo. Por ejemplo, de acuerdo con  Burbio, una organización que agrega datos escolares, casi 1,700 escuelas de E.E.U.U. Que comenzaron el año escolar en forma presencial, han tenido que cerrar debido a casos de COVID-19. Muchos científicos creen que las pruebas intensivas y periódicas deberían ayudar a prevenir la propagación en la escuela.

Algunas escuelas, ciudades e incluso países enteros ya están haciendo pruebas para detectar COVID-19 entre niños y adultos asintomáticos. Así, la semana pasada, el gobierno de USA instó a las escuelas evaluar de manera rutinaria al personal y a los estudiantes no vacunados. Pero el acceso a pruebas masivas y resultados rápidos es irregular, y los datos sobre qué tan bien los diferentes métodos controlan la propagación en las escuelas son escasos.

Por otro lado, agrega la publicación, en todo el mundo, las escuelas están probando una variedad de estrategias. En Alemania, las escuelas evalúan a los estudiantes y profesores no vacunados dos o tres veces por semana, basándose en pruebas rápidas que dan resultados en unos 15 minutos. El Reino Unido insta a que se realicen pruebas dos veces por semana para los mayores de 12 años durante al menos el primer mes de escuela, también mediante pruebas rápidas. El Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles, en USA, está gastando $350 millones para administrar alrededor de 500,000 pruebas de reacción en cadena de la polimerasa más lentas y sensibles una vez a la semana a todo el personal y estudiantes. Y Pensilvania ofrece a las escuelas “pruebas agrupadas” que combinan muestras de un grupo, como niños en un aula; si el grupo da positivo, los estudiantes pueden ser evaluados individualmente.

No está claro cómo se desarrollarán estos esfuerzos para la aplicación de pruebas masivas. Un obstáculo importante para ser que, algunos padres no están muy de acuerdo con las pruebas cuando su hijo no presenta síntomas, porque un resultado positivo podría llevar a una cuarentena disruptiva, incluso para los padres que no pueden permitirse el lujo de tomarse un tiempo libre del trabajo. Además de obtener la aceptación de los padres, la escuela debe estar dispuesta a actuar sobre la base de la información que recibe.

Los padres y administradores pueden ser más receptivos con un tipo diferente de estrategia llamada prueba de permanencia, que puede minimizar la cuarentena después de una exposición. En lugar de ser enviados a casa, las personas expuestas se someten a pruebas diarias o cada dos días durante aproximadamente una semana y asisten a clases con normalidad. Este verano, un grupo de la Universidad de Oxford publicó un preimpreso que analiza los resultados de un experimento de primavera en unas 200 escuelas. De los estudiantes y el personal expuestos a un caso positivo, la mitad fueron asignados al azar a la prueba para quedarse y el resto a una cuarentena de 10 días. Descubrieron que permitir que los contactos permanecieran en la escuela no alimentaba la propagación; menos del 2% de los contactos en cualquiera de los grupos contrajeron el virus, y las pruebas diarias detectaron rápidamente cualquier caso.

El asunto del financiamiento es crucial para el éxito de una estrategia de aplicación de pruebas masivas para detectar COVID-19. En los Estados Unidos, señala el artículo, encontrar y pagar un suministro constante de pruebas de bajo costo que arrojen resultados rápidamente puede ser el mayor obstáculo para las pruebas escolares. Por otro lado, en Alemania, aproximadamente 60 pruebas rápidas diferentes están aprobadas para su uso y cuestan menos de $1. La Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA) ha dado luz verde a solo un puñado de pruebas rápidas en el hogar; uno cuesta $24 por un paquete de dos pruebas y otro alrededor de $35 por uno. No fue hasta marzo que la FDA agilizó el proceso para autorizar tales pruebas. ¿Cuánto sería el costo en nuestro país?

En todo caso, la OPS/OMS, en su documento Consideraciones para las medidas de salud pública relativas a las escuelas en el contexto de la COVID-19 ha formulado una serie de recomendaciones a nivel comunitario, escolar y específicamente para el aula, entre ellas la aplicación de pruebas, que deberían adoptarse para retomar la educación presencial, garantizando la seguridad de los estudiantes y el personal en donde habrá que tener en cuenta la capacidad de aplicar las mismas al adoptar decisiones relativas a la actividad escolar en todas las situaciones de transmisión. Recomiendo su lectura y puesta en práctica.

 

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