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Gobernanza y resiliencia del sistema de saludDe acuerdo con el editorial del reciente número especial de Eurohealth, la resiliencia del sistema de salud requiere de apropiadas estrategias de gobernanza, y agrega que, “la gobernanza se trata de tomar e implementar decisiones colectivas. Por lo tanto, es de vital importancia para la política y la implementación de la salud y es un facilitador fundamental, aunque a menudo subestimado, para liderar un sistema de salud en tiempos de emergencia”.

Refiriéndose al continente europeo, señala que, los mecanismos de gobernanza han proporcionado una base para que los países movilicen y desplieguen rápidamente recursos financieros y humanos donde más se necesitan, para reconfigurar la prestación de servicios, para implementar operaciones masivas de prueba, rastreo, aislamiento y cuarentena y para implementar políticas basadas en evidencia. Un desafío central ahora es aprender de todas estas experiencias, ya que esta evidencia será fundamental para construir sistemas de salud más sólidos que respalden la recuperación pos-pandémica y para renovar y fortalecer los mecanismos de gobernanza de emergencias de salud para estar mejor preparados para futuras emergencias.

Comparto a continuación un breve resumen de traducción libre del editorial (Eurohealth 2021; 27(1)), y los invito a la lectura completa del documento original, pues no son pocas las similitudes con nuestra realidad.

En apoyo de este análisis de las estrategias de gobernanza para fortalecer la resiliencia del sistema de salud, este número especial de Eurohealth reúne una colección de artículos que examinan diferentes elementos del gobierno de la pandemia de COVID-19 en los países de la Región de Europa de la OMS. Estos artículos arrojan luz sobre los logros y el progreso logrado a pesar de muchas incógnitas durante las primeras etapas de la pandemia y los desafíos que enfrenta una emergencia a largo plazo. Al hacerlo, el tema extrae lecciones claras sobre cómo promover cambios positivos en apoyo del desarrollo de estructuras de gobernanza nacionales y mundiales más sólidas que puedan responder mejor a las emergencias de salud.

Una primera lección importante que surge es que países que tenían buenas estructuras de gobernanza, respaldadas por una sólida capacidad estatal, antes de la pandemia han lanzado respuestas más resilientes. No obstante, si bien las estrategias y los mecanismos de gobernanza preexistentes han respaldado respuestas oportunas y eficaces, también se han requerido enfoques de gobernanza más adaptables durante la crisis. Estos han abarcado establecer estrategias de respuesta COVID-19 claras y oportunas, desarrollar nuevas asociaciones público-privadas, buscar el compromiso con las comunidades y aprovechar una mejor coordinación entre sectores y niveles, desde el local hasta el global.

Por otro lado, la gobernanza, inevitablemente, no se puede discutir sin reflexionar sobre el papel del liderazgo. Líderes capaces y eficaces que se comprometieron con los científicos y tomaron decisiones basadas en la evidencia han sido los habilitadores fundamentales de las respuestas resilientes a una pandemia. Sin embargo, en algunos países, las orientaciones distintas a la salud, miopes y repetidas, se convirtieron en la base de la toma de decisiones a expensas de estrategias efectivas de COVID-19. Por lo tanto, el liderazgo en salud pública en el futuro debe fortalecerse, invirtiendo en instituciones de salud pública, rompiendo silos internos en los sectores de salud y desarrollando capacidad de liderazgo en toda la fuerza laboral de salud pública, para empoderar a una gama más amplia de los actores de la salud para informar las políticas de salud y ayudarnos a superar algunos de los desafíos potencialmente mayores que tenemos por delante.

El liderazgo en muchos niveles también ha desempeñado un papel fundamental en el fortalecimiento de la fuerza laboral de salud con respecto a la creación de capacidad de emergencia, la protección de la salud y el bienestar de los trabajadores de salud y la implementación de programas de vacunación. Aquí, los formuladores de políticas nacionales y locales, las asociaciones profesionales y los empleadores de trabajadores de la salud han trabajado juntos de manera efectiva, a menudo rompiendo estructuras de gobernanza escleróticas que han obstaculizado el desarrollo y la reforma de la fuerza laboral de salud en el pasado. Si bien la pandemia ha demostrado ser un gran desafío para los trabajadores de la salud y el cuidado de la salud, aprovechar el progreso y el impulso observados durante la pandemia puede tener el potencial de ayudar a desarrollar una fuerza laboral más resiliente en el futuro.

Además de fortalecer las estructuras de gobernanza nacional, la pandemia ha puesto de relieve la necesidad de revitalizar la arquitectura de gobernanza sanitaria mundial, como demuestran los debates sobre el Reglamento Sanitario Internacional (RSI) (2005) y un tratado pandémico. Los países no pueden abordar las amenazas globales de forma aislada; necesitan intensificar su colaboración. Esto incluye el intercambio oportuno de datos y el apoyo financiero y técnico. McKee y Greer en este número van más allá en su análisis, argumentando que una colaboración global más efectiva en salud pública requiere que los países unan parte de su soberanía relacionada con la salud y fortalezcan a la OMS como custodio de tal tratado.

Este número especial también documenta cómo la OMS está apoyando a los Estados Miembros en el fortalecimiento de su gobernanza ante una pandemia. Aprender de las pandemias y construir estructuras de gobernanza global más sólidas es posible, como lo han demostrado los avances posteriores a la gripe porcina en 2009, con el resultante Marco de preparación para la influenza pandémica que fortalece la capacidad para identificar el virus mediante la activación de una red de laboratorios y expertos de manera oportuna. De las lecciones aprendidas a través de la labor de la OMS en la Región, también queda claro que la cobertura sanitaria universal es una condición previa para la preparación general de la sociedad en su conjunto y de todo el gobierno. La pandemia también ha amplificado la necesidad de tomar medidas para abordar los determinantes sociales y económicos de la salud y desarrollar planes de preparación para la pandemia y de recuperación post-COVID que vinculen las acciones políticas en todos los sectores.

Al final, queda claro que las estrategias de gobernanza eficaces son fundamentales para desarrollar la resiliencia del sistema de salud. La próxima emergencia, ya sea la caída económica después de la pandemia, una crisis ambiental, cibernética o de refugiados y migratoria, u otro virus, está a la vuelta de la esquina. No debemos esperar para prepararnos para ello, sino que debemos aprovechar las lecciones aprendidas de esta pandemia para ayudar a fortalecer la gobernanza de nuestros sistemas de salud ahora para garantizar una mejor resiliencia y desempeño.

 

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