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Recuperación económica

La necesidad de avanzar en la recuperación de la economía del país, a la vez que se controla la epidemia de COVID-19, es el asunto más importante que tenemos que abordar los panameños. En ese contexto, la semana pasada el Sistema de Naciones Unidas lanzó dos mensajes muy fuertes de gran relevancia para el futuro de la humanidad. Mientras la Cepal junto con la OPS informaron que, en América Latina no habrá recuperación económica mientras no se controle la pandemia; la OMS subraya que, la pandemia de COVID-19 aún no tiene fin a la vista. Ambas declaraciones nos recuerdan la obligación impostergable de enfrentar de forma efectiva el COVID-19, a la vez que recuperamos la economía.

En ese sentido, al principio del mes pasado compartí en este blog, con el propósito de aportar elementos para la discusión, mi columna de opinión dedicada al asunto. Hoy actualizo esta publicación, enriqueciéndola con los mensajes centrales del informe conjunto de la CEPAL y la OPS, en el cual subrayan que, si no se controla la curva de contagio de la pandemia, no será posible reactivar la economía de los países. Pero, como también nos señala la OMS “aún no se vislumbra el fin de la crisis de salud pública que hasta ahora ha infectado a más de 17 millones de personas y matado a 650 000 en mundo”. Frente a esta encrucijada dedico esta actualización a compartir algunas reflexiones sobre el ¿qué hacer? No omito manifestar que también están disponibles en mi columna de La Estrella de Panamá.

Recuperación de la economía y control de la epidemia

Los panameños estamos preocupados por la recuperación económica, y nos preguntamos diariamente ¿cuándo saldremos de este encierro?, ¿cuándo abrirán todos los negocios? Muchos temen que cuando se levante la cuarentena, la economía va a estar acabada, el desempleo y el hambre causarán más muertes que la propia epidemia de COVID-19. Y no ayuda mucho que, luego de seis meses de confinamiento, los casos y las defunciones sigan aumentando, lo cual agrega inquietud y desconfianza entre la mayoría de la población, que no ve los resultados que esperaría.

Control de la epidemia: Casos y defunciones Panamá junio y julio

Desde el inicio de la pandemia hemos reportado cerca de 70 mil enfermos y 1500 fallecidos. También, al igual que muchos países del planeta, pasamos por el duro y desgastante proceso de implementar una férrea cuarentena que, junto con el cumplimiento de una serie de medidas de salud pública, nos llevó a soñar que teníamos controlada la epidemia, y comenzamos a salir de la cuarentena implementando algunas medidas económicas para recuperar la economía. Pero esta historia, como lo señalan los expertos de la OMS, no tiene todavía un final feliz, como lo demuestra el repunte descontrolado que sufrimos el pasado mes de julio, cuando reportamos 31,705 casos nuevos y 790 defunciones.

Muchos le achacan el aumento exponencial de enfermos y fallecidos, a la forma en que se ha ido levantando la cuarentena. Afirman, por ejemplo, que, la salida de la cuarentena no fue gradual; que nos apresuramos en abrir el Bloque 1, que no debimos abrir el Bloque 2; y que no se nos vaya a ocurrir abrir el Bloque 3 y avanzar. Subrayan en las redes sociales que, aquí lo que hay que hacer para contener los casos y las defunciones, es realizar cercos sanitarios en los corregimientos más afectados o, volver al confinamiento total hasta que se controle la enfermedad en la población.

Recuperación de la economía

En ese contexto, para comprender qué enfoques han tenido éxito y cómo podrían ayudar a otros países y regiones, el Banco Mundial organizó recientemente una reunión con los responsables políticos de Colombia, Ghana, Sudáfrica, Vietnam y la región italiana de Véneto. Los participantes aportaron información sobre su experiencia en el diseño, la comunicación y la implementación de estrategias para mitigar la crisis de salud pública y prepararse para la recuperación económica. Veamos los principales elementos críticos que surgieron de la conversación.

Los representantes de todos los países coincidieron en señalar tres elementos críticos para controlar la epidemia y poder avanzar en la recuperación de la economía. Lo primero es que las respuestas exitosas han implicado acciones tempranas y pruebas exhaustivas de laboratorio para identificar personas positivas, seguimiento de contactos y aislamiento físico de pacientes. No hay elección entre salvar vidas y salvar la economía, ambas son necesarias. La efectiva vigilancia epidemiológica, con amplia participación de la comunidad, puede acelerar la reapertura económica. Por otro lado, el liderazgo debe generar confianza y comunicarse honestamente para promover la participación de la sociedad y la reapertura de los negocios salvaguardando la salud de los trabajadores y clientes. No menos importante es que, la crisis presenta una oportunidad para mejorar la calidad y el alcance de los servicios críticos, no solo en la atención médica en todos los niveles de la red de servicios, sino también en la protección social.

La lectura de las declaraciones de estos líderes, me permite concluir que nosotros estamos haciendo lo que se tiene que hacer, y no podemos retroceder. Muchos señalarán (con razón) que algunas decisiones se han tomado a destiempo, pero ha sido así porque, a medida que se ha ido aprendiendo, se han ido implementando las mejores opciones estratégicas. Eso nos coloca en un momento por el cual están transitando la inmensa mayoría de los países del orbe, y todos, sin excepción coinciden en que hay que buscar la recuperación de la economía, a la vez que se mantienen y fortalecen las medidas de salud pública.

En ese contexto de la recuperación económica, el secretario general de la ONU hizo un llamado a reconstruir una economía más igualitaria que impulse el crecimiento y el bienestar de toda la población, señalando algunas medidas que los países tendrán que considerar para sortear esta crisis y reconstruir sus economías de mejor manera. El secretario fue enfático al afirmar que “la reconstrucción de la economía tiene que ser con igualdad, garantizando la inclusión social que contrarreste la estigmatización de los grupos marginados”. Subrayó que, “una sociedad más igualitaria no permite que la concentración del poder económico distorsione las políticas públicas, las medidas hacia este objetivo deben incluir el combate a la corrupción y la delincuencia organizada y la presencia efectiva del Estado”. Estas recomendaciones tienen gran importancia para Panamá, pues no hemos sido capaces de erradicar el clientelismo y la corrupción, y nuestro país es uno de los más desiguales del planeta y no hemos sido capaces de mejorar la salud y condiciones de vida en las comunidades más pobres y vulnerables del país, como se aprecia en los indicadores que demuestran con mayor claridad el impacto de la pobreza multidimensional en la salud de las personas.

Salud y economía: ¡no hay dilema!

Como señalé al inicio, la conclusión principal de la Cepal y la OPS, expresada en un informe conjunto, es que, si no se controla la curva de contagio de la pandemia, no será posible reactivar la economía de los países. Asimismo, se indica que tanto el control de la pandemia como la reapertura económica requieren liderazgo y una rectoría efectiva y dinámica de los Estados, mediante políticas nacionales que integren políticas de salud, políticas económicas y políticas sociales. Por su parte, la OMS, subraya que el brote de coronavirus todavía constituye una Emergencia de Salud Pública de Interés Internacional y subraya la importancia de mantener los esfuerzos de respuesta comunitaria, nacional, regional y global.

Esos argumentos nos colocan frente a una encrucijada de difícil salida. La Cepal lo resuelve afirmando categóricamente que, “no hay dilema entre economía y salud, primero la salud. Se deberá controlar la transmisión del coronavirus antes de pensar en reactivar la economía”. Acepto que, “primero es la salud”, pero no podemos paralizar la economía hasta que tengamos controlada la epidemia. Si así lo hacemos, cuando hayamos controlado al virus, habremos perdido empleos, habrá aumentado la pobreza, no se recaudarán impuestos y la economía será irrecuperable. El camino lógico es trabajar en las dos direcciones, con un liderazgo que garantice la racionalidad de las decisiones, evitando que el fundamentalismo prevalezca en favor de una posición y en perjuicio de la otra.

Control de la epidemia: ¿Qué hacer?

En ese sentido es necesario que hagamos un alto en el camino, analicemos que hemos hecho bien, y dónde tenemos que mejorar para tener éxito en esta etapa crítica. Lo primero que debemos preguntarnos es si se ha logrado disminuir los casos con el esquema de confinamiento asimétrico que llevamos a cabo, el cual nos mantiene confinados de acuerdo al sexo, día de la semana y número de cédula, y ahora recientemente, bajo una cuarentena total los sábados y domingos.

Esas medidas no han tenido el efecto esperado. Basta con mirar las aglomeraciones que se producen en tiendas, supermercados, farmacias, comercios, durante las dos horas que le tocan a cada ciudadano; o el gentío que sale los viernes porque sabe que el sábado y domingo no podrá. Y esas aglomeraciones se reflejan claramente el aumento descontrolado de casos y defunciones que venimos padeciendo desde el 1 de junio. En ese sentido mi opinión es que abandonemos esas medidas de confinamiento asimétrico, y consideremos la realización de cercos sanitarios exclusivos para las poblaciones con mayor circulación del virus.

Pero será suficiente con eso. Como he señalado previamente, la población tiene que cumplir, pues los casos los producen las personas que no siguen las recomendaciones, no se cuidan, se contagian, y contagian a su familia. Pero tampoco es solo la población. El gobierno debe fortalecer su capacidad para identificar casos y mejorar el rastreo rápido de contactos, y su aislamiento,sumando a la comunidad, empresa privada y clubes cívicos. Es necesario potenciar las medidas de protección social para la población, que garanticen sus ingresos, alimentación y acceso a los servicios básicos. Mención especial merece el análisis de la elevada mortalidad que presentamos, la cual supera a la mayoría de los países del continente. Debemos identificar y corregir las falencias en todos los renglones de la atención que reciben los pacientes, desde los hoteles-hospitales, las salas de hospitalización y las unidades de cuidados intensivos.

Finalmente, la reapertura de la economía debe mantenerse, pero de forma gradual y basarse en protocolos sanitarios que permitan controlar el virus y su propagación, además de proteger a los trabajadores, en particular a los de la salud. Pero no es la hora de abrir más bloques, la prioridad debe ser controlar la epidemia y bajar la mortalidad.

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