El Colegio Médico de Panamá publicó esta semana una versión actualizada del Código de Ética médica, el cual se fundamenta en el objetivo de concretar la combinación de la excelencia técnica y la ética humanista para el beneficio de la población que demande los servicios de salud. Del mismo modo, desarrolla una serie de deberes y derechos y procura constituirse como referente del buen comportamiento profesional del médico.
En ese sentido, comparto con ustedes mi artículo de opinión del día de hoy en La Estrella de Panamá en el cual reflexiono sobre el significado de nuestro código de ética médica, y la necesidad de que avancemos en la transformación y fortalecimiento de nuestro sistema de salud _ condición indispensable _ para acatar el nuevo Código, y cumplir con el mandato constitucional de “velar por el derecho de la población a la promoción, protección, conservación, restitución y rehabilitación de la salud”.
Código de ética médica
Antes que todo, es obligatorio iniciar esta nota felicitando al Colegio Médico por tan importante aporte, el cual, además de ser justo y necesario, es valeroso, pues _ como se manifiesta en su presentación _ exhorta a todos los médicos del país a rendir cuentas ante la sociedad, comenzando por mantener y mejorar constantemente sus conocimientos y habilidades médicas a lo largo de su carrera, a fin de, ejercer cabalmente sus responsabilidades y estar mejor situados para identificar los nuevos retos y necesidades de los ciudadanos y del sistema de salud panameño.
Comencemos pues subrayando para el beneficio de todos que, nuestro código de ética médica establece los principios y reglas de Ética Profesional y Deontológica que guían la conducta de los profesionales de la medicina en el ejercicio de su profesión y en la atención de los pacientes. Pero ¿de qué reglas estamos hablando?
No me da el espacio para transcribir en esta entrega todos los capítulos del Código de ética médica, baste con subrayar que en nuestro Código, para el beneficio de la ciudadanía, están claramente visibles los principios que deben guiar la conducta de nuestros profesionales de salud. Aunque todos son importantes, me permito destacar los siguientes: el respeto por la vida y la dignidad humana; la prioridad de los intereses y necesidades del paciente; la humanización de la atención; la competencia y actualización profesional para brindar una atención médica de calidad y basada en la evidencia científica; la colaboración y respeto interprofesional; la no maleficencia y beneficencia; la justicia para brindar una atención médica justa y equitativa; la honestidad y veracidad en todas las comunicaciones con los pacientes.
En ese sentido, para facilitar que los médicos puedan cumplir cabalmente con el compromiso establecido en el nuevo Código de ética, cobra especial relevancia que el gobierno _ actual y el que elijamos a partir del 2024 _ supere los desafíos para avanzar en la transformación del sistema de salud y garantizar a todos los panameños en todo el territorio nacional, la atención integral que responda a nuestras necesidades en todos los niveles, en forma oportuna y gratuita, con calidad y calidez. Me refiero brevemente a los que considero más importantes.
Desafíos para alcanzar la transformación de nuestro sistema de salud
El principal desafío para avanzar en la transformación del sistema de salud es superar la segmentación y fragmentación que dificulta esa atención integral de calidad, genera ineficiencia y dificulta la práctica humanizada de la medicina.
Es igualmente necesario desarrollar un nuevo modelo de atención basado en los principios de la Atención Primaria de Salud y orientado al abordaje de los determinantes sociales de la salud.
Además de subsanar la fragmentación existente, el desarrollo de un nuevo modelo de atención requiere del fortalecimiento de la capacidad de resolución de las redes de servicios de salud de ambas instituciones. Ahora es más importante que nunca, que nuestros establecimientos públicos de salud estén debidamente construidos, tengan los equipos, materiales y medicamentos apropiados y suficientes, adquiridos de forma transparente, para que nuestra población no se quede sin recibir la atención que necesita, y, lógicamente, que el nuevo modelo de atención guíe la práctica cotidiana.
El fortalecimiento de la rectoría del Ministerio de Salud y la capacidad gerencial en todos los niveles del sistema, es crucial para coordinar efectivamente los servicios integrales de salud y diseñar intervenciones intersectoriales para abordar los determinantes sociales y ambientales de la salud. La promoción de la innovación en salud también es un desafío importante para mejorar la calidad y eficiencia del sistema.
La formación de recursos humanos para la salud universal es esencial para garantizar la cobertura y el acceso universal a la salud, y se debe considerar la planificación, formación interprofesional, misión social de los centros formadores y modelos de docencia-servicio-investigación.
Finalmente, es crucial fortalecer los sistemas de información de salud para conocer la situación de las personas y sus necesidades, permitiendo una respuesta adecuada del sistema de salud.
Estas acciones contribuirán a mejorar la eficiencia, accesibilidad y calidad de los servicios de salud para toda la población y facilitarán el cumplimiento con los principios establecidos en el nuevo Código de ética médica.