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Asuntos que tenemos que resolver: la corrupción

Corbatas y Casimires. Ernesto Bertani

Esta breve y (espero) provocadora entrega tiene el propósito de enfocarme en los asuntos que tenemos que resolver, refiriéndome con mayor profundidad, a dos condicionantes íntimamente relacionados, que tenemos que abordar como país para poder alcanzar la Cobertura Universal en Salud.

Inicio, para evitar equívocos, haciendo mías las palabras de Rigoberto Centeno, en su atinado comentario, el cual agradezco: “creo que el tema no es si es posible alcanzar la CUS, si no de qué tipo de CUS podemos financiar y como diseñarla lo más equitativamente y dentro del estricto marco de cumplimiento del derecho humano y universal a la salud”. Como recordarán, eso lo señalé con amplitud en mi segunda publicación y creo que todos estamos de acuerdo.

No obstante, mi intención en esta publicación, es poner de relieve que, aunque estemos de acuerdo, hay temas pendientes que no hemos resuelto: el fortalecimiento de la capacidad de Gestión Pública y la necesidad de eliminar la injerencia nociva de los intereses políticos, económicos, y gremiales en las cuestiones públicas…

  1. El fortalecimiento de la capacidad de Gestión Pública que permita una gerencia eficiente, efectiva, con equidad, de nuestras instituciones, y por ende, un uso igualmente eficiente y efectivo de los recursos que nosotros los panameños invertimos en salud.

Para comprobar esta necesidad, basta con echar un vistazo a la formación profesional y experiencia previa en gestión pública, de la mayoría de los funcionarios a cargo de nuestras instituciones. En muchas ocasiones para acceder a un elevado cargo público pesa más la influencia política, familiar, económica social, gremial, etc.; que una trayectoria meritoria que demuestre con hechos la capacidad del aspirante.

Y no digo que para ser Ministro o Director de la Caja de Seguro Social, hay que tener una Maestría en Salud Pública o una especialidad en el tema. ¡No! Lo que hace falta es que la alta autoridad coloque en los puestos claves a los técnicos más capaces para que estos orienten de la mejor manera la decisión política y estratégica.

Y, huelga comentar, que los altos puestos técnicos del nivel central de gobierno deben ser todos, sin excepción por concurso, garantizando que el/la mejor profesional interesado/a sea el que ocupe el puesto y esté protegido/a de los “caprichos” de la autoridad de turno, y de los vaivenes políticos, garantizando que la “agenda de salud del País” se cumpla. Lo mismo es válido para los niveles regionales y locales. Eso no se improvisa, eso se estudia, se aprehende, se incorpora a la práctica cotidiana de trabajo y se convierte en cultura…

Y esa alta posición, la de Ministro/a o Director/a de la CSS, que es por definición, un puesto político, debe ser ocupada por el mejor “cuadro político” del partido en el poder, con una comprobada trayectoria de éxito en el sector público. Nunca debería ser por razones que no tienen nada que ver con las competencias necesarias para el cargo, como por ejemplo: porque es un médico clínico o cirujano de prestigio, o un empresario de éxito, como si eso fuera suficiente para ser el líder del Sector Salud. O en el peor de los casos, por razones personales, como ser un amigo del Presidente o Presidenta de turno o de alguien cercano a él o ella, o porque estudiaron juntos en el colegio, o porque es el médico de la esposa o el esposo, del líder de turno.

Como si fuera poco, esa desacertada decisión política inicial, acarrea, además de las falencias en el desempeño, el incremento en los gastos para nombramientos de asesores que ayuden a paliar la debilidad, los cuales, en no pocas ocasiones, también adolecen de las mismas limitaciones que el titular de la Cartera. Situación que ignora las fortalezas de los mandos medios de la institución, favorece la desorganización, los malos manejos y la corrupción.

Entonces parece claro que nuestros partidos políticos tienen la tarea pendiente de “formar la masa crítica necesaria para cuando llegue el momento de ocupar el poder, sean los mejores hombres y mujeres del partido los que ocupen los puestos políticos”. En lugar de echar mano a la improvisación tradicional que no nos deja avanzar…

Los invito a reflexionar sobre las cualidades de las autoridades de salud en nuestra historia republicana, y contestarnos con sinceridad y compromiso cuántos de ellos o ellas tenían el perfil para ocupar el cargo. 

Como si lo anterior no fuera suficiente; nos quedan por resolver los temas relacionados con la formación y capacitación de los recursos humanos, así como el espinoso asunto de la distribución equitativa de los mismos a lo largo y ancho del país, como lo pone de manifiesto el documento oficial del MINSA “Situación de salud de Panamá

“La planeación de los recursos humanos en salud ha sido una tarea reconocida oficialmente como prioritaria, pero ha producido pocos resultados. Sin embargo, sus actividades se han concentrado en programas de estudio, y en el diseño y aplicación del Examen Nacional de Residencias Médicas. No ha sido posible consolidar la coordinación y el trabajo permanente, entre las instituciones formadoras y las empleadoras en el sector salud que han impedido concretar acciones hoy apremiantes para los Recursos Humanos en Salud”

Y también señala (ver gráfico más abajo) que:

“Al revisar la distribución urbanorural del año 2011 de tres categorías ocupacionales se encontró una escasa presencia del personal de salud en áreas rurales. La menor presencia en las áreas rurales es de las médicos, con un 12.1%. Seguido por el personal de odontología, con un 13.7% y enfermería, con un 15.2% del total del personal de salud”

Asuntos que tenemos que resolver: la inequidad en la distribución de los recursos humanos.

Es evidente la inequidad en la distribución de los recursos humanos. La que perjudica claramente la posibilidad de alcanzar la Cobertura Universal de Salud en nuestras áreas rurales.

  1. Íntimamente ligado a todo lo anterior, está la necesidad (vital) de eliminar la injerencia nociva de los intereses políticos, económicos, y gremiales en las cuestiones públicas… 

Y ya no solo para el asunto de los nombramientos de personal, sino para el penoso tema de la corrupción y el nepotismo, evidente por ejemplo en las construcciones de mega proyectos que no funcionan, las compras de equipos que tampoco son los necesarios, los medicamentos que se vencen o hacen daño, etc… Basta con darle una mirada a nuestra prensa escrita, radiada o televisada, y verificar con tristeza que no hay un día en el cual la corrupción no ocupe los primeros titulares de cualquiera de los mismos.

Y si no creemos en la prensa escrita, echemos un vistazo al último informe de la organización Transparencia Internacional, que publica desde 1995 el índice de percepción de la corrupción, el cual mide, en una escala de cero (percepción de muy corrupto) a cien (percepción de ausencia de corrupción), los niveles de percepción de corrupción en el sector público en un país determinado y consiste en un índice compuesto, que se basa en diversas encuestas a expertos y empresas. La organización define la corrupción como «el abuso del poder encomendado para beneficio personal».

Como vemos en la siguiente tabla, el informe nos ubica en la posición 94 del ranking de percepción de corrupción formado por 174 países, lo cual para algunos es motivo de satisfacción, pero para mí y para quienes saben más que yo de este tema; es motivo de preocupación, porque hemos obtenido 37 puntos en el Índice de percepción de la Corrupción, lo cual nos ubica mas cerca de los más corruptos, y nos mantiene estancados por debajo de 38 puntos desde hace más de una década.

Panamá: Índice de Percepción de la Corrupción

Asuntos que tenemos que resolver: Indice de Corrupción

Fuente: Transparencia Internacional

Sobre esta calificación afirma Carlos Gasnell, vicepresidente Ejecutivo de la Fundación para el Desarrollo de la Libertad Ciudadana (capítulo panameño del TI), en entrevista concedida al diario La Estrella de Panamá, que: Panamá, está estancado en índice de corrupción.

Y agrega Gasnell:

“Necesitamos una hoja de ruta, necesitamos transformaciones concretas a corto, mediano y largo plazo…urge un compromiso del Gobierno, de la sociedad civil y de la empresa privada para “encaminar” al país hacia la reducción de la percepción de la impunidad… Panamá está pendiente de una serie de medidas que debe adoptar para reducir la sensación de impunidad que tiene la ciudadanía cada vez que le pregunta en la calle qué piensa de la corrupción…”

Y como si fuera poco, nos dice que:

“…Panamá tiene la estructura básica y los mecanismos penales para castigar la corrupción, pero no hay voluntad ni se destinan los recursos para que se luche contra la ausencia de la certeza del castigo. Tenemos todas las leyes que permitirían luchar contra la corrupción, ahora falta la hoja de ruta y la voluntad del gobierno…

Entonces amigos y amigas; ¡claro que el posible y necesaria la Cobertura Universal en Salud!, pero… y lo subrayo, no lo será hasta que no resolvamos los temas arriba señalados. Los invito a reflexionar y compartir sobre esto.

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