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Agotamiento de los médicos en tiempos de COVID-19

El agotamiento del equipo de salud, los médicos y, todo el personal que interviene en la prestación de los servicios de salud, pone en riesgo la atención al paciente y tiene un efecto perjudicial en la retención de la fuerza de trabajo médica de salud. Así lo subrayó el año pasado, cuando nadie sospechaba que tendríamos que enfrentar una pandemia de COVID-19, la publicación de The Lancet, titulada en inglés “Physician burnout: the need to rehumanise health systems”. De acuerdo con la publicación “la formación médica y la práctica clínica se asocian continuamente con el estrés, a menudo bienvenido y considerado un factor motivador positivo. Sin embargo, la tríada recientemente reconocida de agotamiento emocional, despersonalización y reducción de la eficacia profesional, definida como agotamiento, cuestiona el papel del estrés en la práctica clínica”.

Los autores ponen de relieve que este “agotamiento o burnout”, lejos de ser un factor motivador positivo, “tiene la propensión a poner en riesgo la atención al paciente y tiene un efecto perjudicial en la retención de la fuerza de trabajo médica. Un sistema de atención de la salud bajo presión contribuye indudablemente al agotamiento de los médicos y de todo el personal del sistema: recursos laborales insuficientes, largas horas de trabajo, tecnologías obsoletas y no aptas para el propósito, y la abundancia de requisitos de documentación, alejan el enfoque del equipo en la atención al paciente. Este agotamiento genera equipos multidisciplinarios ineficaces y una cultura organizacional indiferente al sufrimiento”.

El agotamiento de los médicos: una crisis global

  • “El agotamiento del equipo de salud, en especial de los médicos es ahora reconocido como un predicamento global de atención de la salud. En los Estados Unidos, el agotamiento afecta a más de la mitad de los médicos practicantes y, lo que es más preocupante, está en aumento entre los estudiantes de medicina y los aprendices. También se han notificado tendencias similares en otros países de ingresos altos”.
  • En respuesta a las tasas de agotamiento entre los médicos y aprendices de los Estados Unidos, la Academia Nacional de Medicina publicó el informe “Taking Action Against Clinician Burnout”. El informe, aunque adaptado a una audiencia estadounidense, tiene implicaciones globales. Tiene por objeto encontrar soluciones al agotamiento al apartar la atención del individuo y proponer cambios sistémicos en las organizaciones de atención de la salud, las instituciones académicas y en todos los niveles de gobierno. El informe se centra en la prevención y mitigación del agotamiento de los médicos promoviendo el bienestar profesional. La idea detrás de estas recomendaciones no es crear cargas adicionales en los sistemas de atención de la salud, sino fomentar la priorización de las tareas que más benefician a los pacientes que más necesitan atención y a los médicos que las tratan”.

Agotamiento del equipo de salud en tiempos de COVID-19

Y de repente, como señalé en mi reciente artículo de opinión, desde el inicio de este año, enfrentamos una pandemia causada por un nuevo coronavirus, la cual ha producido hasta ayer más de 18 millones de enfermos y 690 mil defunciones en el mundo; 9,630,598 casos y 363,162 defunciones en las Américas y; 68,456 casos y 1,497 defunciones en nuestro país. Y esta es una enfermedad en la que alrededor del 20% de los casos positivos acaba presentando un cuadro grave, lo cual requiere de tratamiento especializado en salas de hospital y de cuidados intensivos.

Para complicar más la situación, al llegar el virus, se encuentra con un sistema de salud segmentado y fragmentado; con poca o ninguna coordinación entre los sectores públicos y privados que lo componen; sin los recursos especializados suficientes para hacer frente a un problema de salud que, de manera explosiva genera 200 hospitalizaciones diarias, en las cuales muchos pacientes requerirán de tecnologías especializadas y complicadísimos tratamientos, todo lo cual requiere de un equipo de recursos humanos especializados, dedicados las 24 horas del día a la atención de cada caso, a fin de mantener la esperanza de sanación.

Para complicar más la situación, al llegar el virus, se encuentra con un sistema de salud segmentado y fragmentado; con poca o ninguna coordinación entre los sectores públicos y privados que lo componen; sin los recursos especializados suficientes para hacer frente a un problema de salud que, de manera explosiva genera 200 hospitalizaciones diarias, en las cuales muchos pacientes requerirán de tecnologías especializadas y complicadísimos tratamientos, todo lo cual requiere de un equipo de recursos humanos especializados, dedicados las 24 horas del día a la atención de cada caso, a fin de mantener la esperanza de sanación.

Para enfrentar la epidemia, los panameños hemos incrementado la cantidad de camas y equipos necesarios para el tratamiento adecuado. Pero los recursos humanos que tenemos, son casi los mismos que teníamos hace seis meses. Esos recursos humanos han permanecido en la primera línea combatiendo heroicamente la epidemia, día tras día, sin descanso; exponiéndose ellos y sus familiares al contagio. En ese contexto, sin dejar de aplaudir a nuestro “equipo Panamá”, yo sospecho que están agotados, tal vez no lo digan porque están comprometidos con su trabajo, pero están llegando al límite de su capacidad física y mental, poniéndose en riesgo ellos y sus pacientes.

¿Qué significa el agotamiento de los médicos?

De acuerdo, con la undécima clasificación Internacional de Enfermedades, CIE-11, el agotamiento es un “síndrome de tres dimensiones: sentimientos de agotamiento o agotamiento de la energía, mayor distancia mental del trabajo o sentimientos de cinismo o negativismo sobre el trabajo de uno y eficacia profesional reducida”. Se trata pues, de un fenómeno ocupacional que muy probablemente haya estado presente en nuestros hospitales antes de la llegada del COVID-19, y ahora se hace evidente. Pero abordar el agotamiento de los miembros del equipo de trabajo a nivel individual no será suficiente, y se deben tomar medidas significativas para abordar la crisis y sus causas fundamentales a nivel sistémico e institucional con esfuerzos concertados de todas las partes interesadas relevantes.

Conclusiones

Para enfrentar este problema en el mediano y largo plazo, los expertos recomiendan a las organizaciones de atención de la salud, que “adopten modelos de sistema que equilibren adecuadamente las demandas y los recursos laborales con una evaluación periódica del agotamiento de los recursos que intervienen en la prestación de salud. También deben tener como objetivo eliminar la erosión de los factores de bienestar profesional, como la tecnología obsoleta o el papeleo innecesario”. Además, recomiendan a las instituciones académicas, la creación de entornos de aprendizaje atractivos centrándose en escenarios hospitalarios de la vida real y aplicando juicio clínico situacional que podría reducir el riesgo de agotamiento de futuros aprendices asociado con el estrés de la incertidumbre clínica. Además, se debe alentar a los estudiantes de medicina a acceder confidencialmente, a programas de apoyo relevantes”.

Los panameños debemos comenzar por investigar la presencia del agotamiento de los médicos, como un factor que pone en riesgo la atención al paciente y tiene un efecto perjudicial en la retención de la fuerza de trabajo médica de salud. Mi experiencia de más de 40 años trabajando en el sector salud, me dice que ese es nuestro caso. Tomemos nota de las experiencias internacionales…

Pero, ¿qué podemos hacer en este momento? Necesitamos con urgencia contratar los recursos humanos necesarios para atender esta crisis. Si el país no los tiene, o los que están prefieren no participar, entonces hay que salir a buscar en el extranjero los recursos humanos que hagan falta y contratarlos de inmediato, pues se necesitan ya. Obviamente que esta será una contratación temporal, y es claro que los contratados deberán poseer las competencias demostradas y suficientes, en términos de formación y experiencia, para atender de forma exitosa los pacientes. ¡Nuestros enfermos no pueden esperar!les…

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