Sobre el sistema de salud que queremos y necesitamos he hablado previamente en este espacio. No obstante, la esperanzadora coyuntura que ofrece el inicio de un nuevo gobierno, obliga a recoger en esta entrega una especie de cordial recordatorio de mis ideas a nuestras nuevas autoridades de salud. Aunque estoy seguro de que la mayoría de ellas conocen de sobra los problemas y el quehacer en salud, espero que este breve resumen les sea de utilidad.
Antes de entrar de lleno en el contenido del artículo, es obligatorio celebrar que, finalmente, luego de diez años de padecer una administración pública dominada por la oligarquía criolla y sus aliados, los panameños acudimos a las urnas y le dimos, a un colectivo político diferente, la oportunidad de gobernar para todos. Siempre con la esperanza renovada de que se cumplan las promesas de campaña de “rescatar Panamá, deteniendo el grave deterioro de las instituciones; poniéndolas a funcionar con eficiencia y al servicio a los ciudadanos. De llevar al país por los senderos de la transparencia, estabilidad y progreso”. Ese compromiso, como ya manifestó nuestra nueva ministra de salud, implica, de acuerdo con nuestro presidente electo: “dar servicios públicos eficientes, de calidad y que la población sea atendida satisfactoriamente.
En ese contexto les tocará a las nuevas autoridades de salud garantizar el cumplimiento de esa promesa de campaña, haciendo realidad “el derecho universal a la salud con un sistema público de salud moderno, equitativo, eficiente, seguro y humano que avance por etapas coordinadas hacia un sistema integrado con servicios de calidad (tratar a la gente como gente), con una gestión transparente, y sin privatizarlo”.
El sistema de salud que queremos y necesitamos: ¿qué hacer?
En salud, el discurso electoral significa que, a partir de hoy, se hará todo lo que sea necesario para aprovechar las fortalezas internas del sistema de salud y las oportunidades externas que se nos presentan.
Antes deberemos acabar de una vez por todas con la profunda desigualdad existente, el clientelismo político que facilita la corrupción impune de los últimos tiempos, así como la incapacidad demostrada para la Gerencia de la CSS y la Rectoría de forma eficaz del MINSA y del sistema de salud, así como, la no menos importante recuperación de nuestros valores.
Ese sistema público de salud debe ser capaz de responder a nuestras necesidades, enseñarnos a proteger la salud, atendernos y sanarnos cuando perdemos la salud y enfermamos, ayudándonos a alcanzar el estado de completo bienestar físico, mental y social que nos merecemos. Para ello, debe proporcionarnos atención integral y humanizada, que incluya acciones de promoción, protección, conservación, y rehabilitación de la salud durante toda nuestra vida.
Para alcanzar este objetivo, es menester redoblar los esfuerzos para el desarrollo y fortalecimiento de un nuevo Modelo de Atención Integral, centrado en las personas y las comunidades. Basado en la Atención Primaria de Salud y la renovación de la promoción de la salud para que refleje las realidades contemporáneas de nuestro país, contribuya a lograr una mejor equidad en la salud y apoye al logro de los Objetivos de desarrollo sostenible.
El sistema de salud que queremos y necesitamos los panameños, también debe poseer establecimientos públicos de salud que funcionen como corresponde a su nivel de complejidad y como esperamos. Que estén debidamente construidos, que no les falte el agua o la energía eléctrica. Que se pueda llegar a ellos fácilmente. Que haya los recursos humanos, equipos, los materiales y medicamentos apropiados y suficientes, adquiridos de forma transparente, para que nuestra población no se quede sin recibir la atención (cirugías, tratamientos, diálisis, etc.…) que necesita, y ningún panameño de cualquier edad fallezca porque el sistema no fue capaz de atenderlo como necesitaba.
Especial mención merece el tema de los recursos humanos necesarios y suficientes para el sistema de salud. Estos deben ser profesionales con las competencias necesarias, sensibles y solidarios con el usuario en todos los hospitales y centros de salud. Necesitamos gente que cuide el prestigio de la institución y ayude a corregir las deficiencias. Profesionales que procuren el mejor rendimiento de los recursos, diagnósticos y terapéuticos en las instituciones, evitando el despilfarro y la negligencia en su utilización. Y que nos apoyen en la denuncia de situaciones en que nuestra salud esté en riesgo, como consecuencia de la malversación o mala distribución de los recursos.
Pero el sistema de salud que queremos y necesitamos, no puede ser un sistema fragmentado y segmentado como el actual. Es conocido que la segmentación del sistema y la fragmentación de los servicios de salud son las principales causas del bajo desempeño de los servicios de salud y por lo tanto del pobre rendimiento general, que genera dificultades de acceso a los servicios, pobre calidad técnica de éstos, uso irracional e ineficiente de los recursos, y muy baja satisfacción de los usuarios. Por eso los panameños también necesitamos un sector público de salud organizado bajo la eficaz rectoría de un Ministerio de Salud fortalecido. Que trabaje en forma coordinada, ojalá unificada con la Caja de Seguro Social. Que respete y promueva los principios y valores de equidad, eficacia, eficiencia, calidad, transparencia y rendición de cuentas.
Conclusiones
Las nuevas autoridades de salud contarán con las fortalezas y oportunidades suficientes para desarrollar el sistema de salud que queremos y necesitamos.
No obstante, es necesario destacar que nuestro país, por más que mejore, siempre tendrá las limitaciones propias de su desarrollo social y económico. Tengamos cuidado pues, de no crearnos esperanzas exageradas de lo que debe y puede ofrecernos nuestro sistema para brindarnos la atención de salud que queremos. Desarrollemos y mantengamos estilos de vida saludables, promovamos y protejamos nuestra salud, teniendo presente que el sistema tiene límites, y que somos nosotros mismos, los principales responsables por nuestra salud.
Nos toca además ejercer nuestro derecho ciudadano de controlar la gestión de las autoridades, velando fielmente por el cumplimiento de las promesas. Para ello será necesario forjar acuerdos y compromisos concertados a partir de un permanente diálogo constructivo que aporte soluciones que funcionen para la población, el gobierno, y las empresas. Para que nuestras instituciones vuelvan a funcionar y el sistema público de salud, le sea útil a todos los panameños.
Me pareció muy asertivo tu recordatorio para nuestras nuevas autoridades en salud, solo me detendría a reflexionar un poco más sobre el tema de recursos humanos, donde en coherencia con una de las tres lineas estratégicas para desarrollar políticas y planes de recursos humanos, hay que comenzar por: “fortalecer la rectoría en recursos humanos”. Esperamos que las nuevas autoridades en la Dirección de Recursos Humanos del MINSA tengan la oportunidad de enfocar sus esfuerzos en el fortalecimiento de esa rectoría, y logren desarrollar una Dirección que no solo desarrolle procesos administrativos, sino también desarrollen la gestión en pro de los recursos humanos de salud y de la población a la cual sirven los trabajadores de la salud.
Gracias Vielka. Estoy totalmente de acuerdo contigo. Esperemos que así sea…