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COVID prolongado: ¿qué tan común es?

A medida que el mundo entra en su segundo año de pandemia enfrentamos lo que se ha llamado COVID prolongado (long COVID en inglés). Se trata de la forma prolongada de la enfermedad, que puede durar meses o años, después de un episodio de COVID-19.

En ese sentido, actualizo esta entrega con la reciente declaración de la Directora de OPS, en la cual “pidió que los países preparen sus sistemas de salud para enfrentar el impacto a largo plazo de la condición post COVID-19, que puede afectar a muchos en la región”. Mantengo el contenido previo y subrayo que, tenemos que preparar nuestro sistema de salud pues, no sería extraño que cerca de 200,000 panameños estén experimentando el COVID prolongado, con una variedad de síntomas nuevos o en curso que pueden durar semanas o meses después de haber superado la enfermedad aguda.

COVID prolongado: un resumen de acuerdo con el CDC

De acuerdo con los CDC, “aunque la mayoría de las personas con COVID-19 mejora al cabo de unas semanas de haber estado enfermas, algunas personas experimentan afecciones posteriores al COVID-19. Las afecciones posteriores al COVID-19 (COVID prolongado) son una amplia gama de problemas de salud nuevos, recurrentes o en curso que las personas pueden experimentar cuatro semanas o más después de haberse infectado por primera vez por el virus que causa el COVID-19. Incluso las personas que no tuvieron síntomas de COVID-19 en los días o semanas posteriores a haberse infectado pueden experimentar afecciones posteriores al COVID-19. Estas afecciones pueden tener diferentes tipos y combinaciones de problemas de salud durante diferentes lapsos de tiempo.

El siguiente cuadro muestra la variedad de síntomas que de acuerdo con los CDC pueden aparecer en caso de COVID prolongado. Es evidente que no son síntomas exclusivos del padecimiento y, por lo tanto, pueden prestarse a confusión y conclusiones erróneas.

Agrega el sitio Web que, “los CDC y expertos de todo el mundo siguen trabajando para identificar qué tan comunes son las afecciones posteriores al COVID-19, quiénes tienen probabilidad de padecerlas, y por qué algunos síntomas desaparecen con el tiempo en algunas personas y pueden durar más en otras. Hay estudios rápidos en curso y otros que durarán varios años para investigar en mayor profundidad las afecciones posteriores al COVID-19. Estos estudios nos ayudarán a comprender mejor las afecciones posteriores al COVID-19 y entender cómo tratar a los pacientes con estos efectos a largo plazo.

Los CDC también nos recuerdan que, “la mejor opción para prevenir las afecciones posteriores al COVID-19 es vacunarse contra el COVID-19 cuanto antes. Se recomienda vacunar contra el COVID-19 a todas las personas de 12 años de edad o más, incluso si tuvieron COVID-19 o una afección posterior al COVID-19”.

The Economist: ¿Qué tan común es este padecimiento?

Por su parte, la prestigiosa revista The Economist, en su artículo “How common is long covid?” señala que, “el síndrome post-COVID (COVID prolongado), es un conjunto de síntomas que afectan a cualquier parte del cuerpo y que persisten durante al menos tres meses”. Por ejemplo, en Gran Bretaña, “tres de cada cinco personas con COVID prolongado dicen que sus actividades habituales son algo limitadas, y uno de cada cinco dice que están limitadas “mucho”, lo que a menudo significa no poder hacer ni siquiera un trabajo de escritorio a tiempo parcial”.

Agrega el artículo de The Economist que, “la respuesta se complica por la dificultad de diagnosticar la afección, que ahora se llama formalmente síndrome post-COVID. El diagnóstico de cualquier enfermedad rara vez es sencillo porque los síntomas de varias enfermedades se superponen y las pruebas, si existen, no siempre son concluyentes. Un estudio reciente encontró 203 síntomas de COVID prolongado en diez de los sistemas de órganos del cuerpo”.

No está claro qué tan rápido, e incluso si, se recuperan las personas. Varios estudios han encontrado que la probabilidad de tener COVID prolongado disminuye más rápidamente en los primeros tres meses después de la infección (lo que significa que muchas personas se recuperan) y comienza a estabilizarse alrededor de los seis meses después de la infección”.

“La Oficina de Estadísticas Nacionales de Gran Bretaña (ONS) ha descubierto que el 21% de las personas que dan positivo por COVID-19 continúan teniendo al menos un síntoma cinco semanas después de la infección, y el 14% todavía tiene síntomas a las 12 semanas. Otros estudios han arrojado estimaciones que son sustancialmente más altas o más bajas. La variación de los resultados probablemente se deba a factores como la amplitud de las preguntas sobre los síntomas y quién está incluido en los estudios (algunos, por ejemplo, están dominados por personas que han sido ingresadas en el hospital). Las pruebas médicas aprobadas para un COVID prolongado para resolver el asunto aún no existen. Pero un estudio reciente de datos de personas que usan rastreadores de actividad física encontró que el 14% de las personas que dieron positivo al COVID-19 desarrollaron una frecuencia cardíaca irregular que persistió durante al menos cuatro meses, lo cual es consistente con las estimaciones de la ONS. Una frecuencia cardíaca irregular puede provocar dificultad para respirar y mareos, que son dos de los síntomas más comunes de COVID prolongada”.

Lo cierto es que, “algunos están más debilitados que otros por la enfermedad. Dos tercios de los británicos con COVID que se prolonga más de cuatro semanas dicen que sus síntomas afectan negativamente sus actividades diarias, incluido el 18% que dice que sus actividades son “muy limitadas”. En los países que han tenido grandes epidemias de COVID-19, o que lo harán en los próximos meses porque están rezagados en cuanto a la vacunación, el COVID prolongado será una carga para los sistemas de salud en los próximos años”.

Impacto económico del COVID-19 prolongado

Por otro lado, de acuerdo con The Economist, en su publicación “Health care and workplaces must adjust for long covid”, “los costos de la afección aún no se han contabilizado, pero serán enormes. El Instituto Nacional de Investigación en Salud de Gran Bretaña descubrió que, en el 80% de los pacientes, la enfermedad afectaba la capacidad para trabajar. Más de un tercio dijo que había afectado sus finanzas”.

Agrega que, “el COVID prolongado no tiene cura. Lo que los científicos saben hasta ahora sobre la enfermedad apunta a que es una combinación de una infección viral persistente (para la cual se puede encontrar un medicamento en algún momento), un trastorno autoinmune crónico (que necesitaría cuidados costosos y complejos como el de la artritis reumatoide o la artritis reumatoide). esclerosis múltiple) y daño persistente a algunos tejidos causado por la infección original por COVID-19. En última instancia, se pueden encontrar medicamentos para las dos primeras de estas causas. Solo Estados Unidos ha invertido $1,150 millones en investigación. Sin embargo, por el momento, los pacientes necesitan meses de rehabilitación para ayudarlos a sobrellevar la situación”.

Finalmente, la publicación subraya que, “los sistemas de atención médica y los empleadores deben prepararse para ayudar a quienes padecen COVID prolongado durante mucho tiempo, incluidos aquellos que no tienen pruebas de una infección pasada porque no pudieron hacerse la prueba. La atención de rehabilitación inmediata puede prevenir una espiral descendente en la salud y las finanzas personales. Las clínicas dedicadas de largo COVID acelerarán las cosas. Tal como están las cosas ahora, los pacientes a menudo pasan de un especialista a otro en busca de un diagnóstico”. “Los empleadores, por su parte, deben repensar cómo acomodar a los trabajadores con una discapacidad que estalla en episodios impredecibles. Los gobiernos pueden ayudar, con incentivos que alienten a los afectados a permanecer en el trabajo y a los empleadores a atender su condición. Si los gobiernos no apoyan, millones de trabajadores jóvenes y de mitad de carrera podrían abandonar permanentemente la fuerza laboral”. “Se cometieron muchos errores en la fase aguda de la pandemia. Pero eso salió de la nada. No hay excusa para no responder a un COVID prolongado. Y no hay tiempo que perder”.

Resumen de la Nota de Prensa de OPS sobre COVID Prolongado

Mientras los casos de COVID-19 siguen aumentando en las Américas, con un incremento de 13.9% en las nuevas infecciones con respecto a la semana anterior, la Directora de la Organización Panamericana de la Salud, pidió que los países preparen sus sistemas de salud para enfrentar el impacto a largo plazo de la condición post COVID-19, que puede afectar a muchos en la región. Se calcula que entre el 10 y el 20% de las personas que han padecido la COVID-19 pueden seguir experimentando síntomas, como fatiga persistente y grave, dificultad para respirar y problemas de salud mental. Y dado que en las Américas se han registrado más de 161 millones de casos de COVID-19 en los últimos dos años, cientos de miles de personas en la región, sino millones, podrían verse afectadas por la condición post COVID-19, comúnmente conocida como COVID largo o prolongado.

“La pandemia nos ha sorprendido una y otra vez, y muchos de sus efectos perdurarán durante años”, afirmó hoy la Directora de la OPS durante una rueda de prensa, y destacó que las personas con afecciones preexistentes corren un riesgo especial de padecer una condición post COVID-19, al igual que las que fuman y vapean, y las que no se han vacunado. “La mejor manera de prevenir la condición post COVID-19 es evitar infectarse”, dijo. El uso de mascarillas y el distanciamiento físico siguen siendo herramientas clave, sobre todo en las zonas de alta transmisión, y las vacunas también tienen un papel fundamental para evitar las peores consecuencias de la pandemia. Los estudios demuestran que quienes contraen la COVID-19 después de la vacunación tienen síntomas más leves y son menos propensos a desarrollar la condición de post COVID-19. “Pero 224 millones de personas aún no han recibido ni una sola dosis de la vacuna en nuestra región”, indicó la doctora Etienne. “Tenemos que acelerar el ritmo de la vacunación para proteger a la población de las peores consecuencias de este virus”, subrayó.

La Directora de la OPS también pidió que se incremente el apoyo a los pacientes que padecen la COVID-19 y que los sistemas de salud “reconozcan este efecto prolongado de la pandemia y ayuden a abordarlo”. En este sentido, para apoyar a los países, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha identificado tres “R” que buscan guiar las acciones:

  • Reconocimiento: dada la gran variedad de síntomas de la condición post COVID-19 y el estigma que rodea a la enfermedad, los países deben asegurarse de que el personal de salud tenga suficiente formación para reconocer los síntomas.
  • Rehabilitación: el tratamiento de la condición post COVID-19 requiere un enfoque multidisciplinar, con fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales y del lenguaje y del habla, profesionales de la salud mental, enfermeras y médicos que trabajen juntos de forma integral.
  • Investigación (Research, en inglés): todavía no se sabe lo suficiente sobre la condición post COVID-19. Es necesario que los científicos y las instituciones de investigación se comprometan a seguir de cerca a las personas con síntomas para que se pueda aprender más sobre esta condición.

 Posible situación en Panamá

De acuerdo con el comunicado 859 del Ministerio de Salud correspondiente al sábado 2 de julio, en Panamá se reportaban hasta la fecha 925,254 casos acumulados confirmados de la Covid-19 y 903,344 personas recuperadas. Si aplicamos a nuestra situación los porcentajes descritos en la nota de la OPS, resulta que cerca de 200 mil personas pueden estar padeciendo de este COVID prolongado. Y eso sin considerar la cantidad de personas que han padecido una forma leve de la enfermedad y nunca fueron diagnósticadas como COVID-19.

Como señaló la directora de la OPS, “el COVID prolongado es una afección real y debe tratarse aplicando políticas y orientaciones sólidas“. Agregando que, “también es crucial que reconozcamos el impacto que la condición post COVID-19 tiene en la vida de las personas y trabajemos junto a los afectados para asegurar que sus voces sean escuchadas“.

 

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