El aumento exponencial de casos y defunciones por COVID-19, obliga a que todos los panameños nos enfoquemos, y no dejemos que ningún elemento del contexto nos distraiga de nuestra responsabilidad para contener la epidemia en el país. En ese contexto, hoy me pregunté en mi columna de opinión en La Estrella de Panamá: ¿cumple el ciudadano con las recomendaciones sobre la higiene personal y distanciamiento físico que ya conoce?, ¿cumplen los funcionarios públicos con sus funciones de vigilancia epidemiológica, comunicación social efectiva, y de atención a pacientes?, ¿garantizan las empresas la seguridad de los trabajadores y clientes?
Para ayudar a contestar estas interrogantes, comparto el texto completo del artículo, en el cual los invito a reflexionar sobre el comportamiento de la epidemia durante los pasados siete días, y lo que podemos esperar si seguimos por el mismo camino. Para ello, ofrezco datos relevantes actualizados,malgunas reflexiones sobre lo que estamos haciendo y, lo más importante, qué más podemos hacer.
Aumento exponencial de casos y defunciones
La semana pasada reportamos 6,463 casos nuevos, la cifra más elevada para cualquier semana desde que inició la epidemia en el país. Esta cantidad de casos nos coloca cerca de los 38 mil casos acumulados y nos ubica como el segundo país del continente en casos reportados por 100 mil habitantes. Muchos alegarán que es porque hacemos más pruebas, o porque por el país pasan muchos viajeros de diversas partes del mundo, olvidando que hace 3 meses que no hay viajes. No cabe duda de que, si hacemos más pruebas, detectaremos más pacientes. Pero esos casos nuevos no son solo cifras atribuibles a las pruebas de laboratorio. Esos casos los sigue produciendo la población.
Adicionalmente reportamos 143 defunciones, también la cifra más elevada para cualquier semana previa. Aunque mantenemos una tasa de letalidad por debajo de 1.9%, se observa un preocupante incremento del número diario de defunciones, que ha rondado las veinte por día durante la semana. Este incremento debe ser investigado por los expertos del MINSA y la CSS, a fin de esclarecer la presencia de enfermedades concomitantes y tomar las medidas para promover la salud y prevenir las complicaciones entre las personas que ya padecen de obesidad, diabetes, hipertensión arterial. Entiendo que esta investigación la están llevando a cabo.
Estas cifras significan, además, que tenemos 893.42 casos acumulados de COVID-19 por 100 mil habitantes (tercer lugar entre los países de las Américas), y 17.49 defunciones por 100 mil habitantes (octavo lugar entre los países de las Américas).
Por otro lado, realizamos más de 19,348 pruebas de laboratorio en siete días, muchísimas más que la mayoría de los países del continente, lo que nos permitió detectar los casos reportados. No obstante, estamos lejos de la meta de 4,000 pruebas de laboratorio diarias, y reportamos un porcentaje elevado de pruebas positivas, lo cual no es una buena noticia porque significa que todavía tenemos un importante porcentaje de personas positivas que no han sido detectadas.
Si mantenemos esa tendencia de aumento exponencial de casos y defunciones, muchos modelos matemáticos predicen que llegaremos a fin de año con más de 200,000 casos confirmados por laboratorio y cerca de 3,500 defunciones, cifras que indudablemente desbordarán nuestra capacidad de atención, tanto a nivel ambulatorio, como en salas de hospitalización y de cuidados intensivos.
¿Qué más podemos hacer?
Frente a este aumento exponencial de casos y defunciones, y luego de miles de publicaciones que se refieren a las medidas que se deben implantar y seguir, yo me pregunto: ¿qué más se puede agregar? ¿Hace falta que se explique de nuevo la importancia de guardar la distancia, de lavarse las manos, de utilizar adecuadamente la mascarilla?, ¿no saben los panameños que es riesgoso salir y aglomerarse en espacios públicos?, ¿ignoran las autoridades que la clave está en adoptar una estrategia de contención proactiva basada en pruebas integrales, rastreo y cuarentena, a la vez que se fortalece la capacidad de resolución de la red de servicios?, ¿desconocen los empresarios que si no cumplen con las medidas de bioseguridad, volveremos a la cuarentena, sus empresas quebrarán y perderemos el país?
La respuesta a esas preguntas requiere algunas reflexiones. Por un lado, es evidente que la población no está cumpliendo y sigue contagiándose. Muchos argumentan que se ha perdido la confianza en las autoridades, pero eso no debería ser causa para dejar de cuidarse. Otros señalan que la estrategia de comunicación no es la mejor y, deben incorporarse actores de las ciencias sociales. Estoy totalmente de acuerdo con la necesidad de mejorar la comunicación para lograr adherencia efectiva a los mensajes. Sin embargo, no puedo dejar de subrayar con desconsuelo que, a estas alturas, todos deberíamos tener muy presente que el virus, está ahí afuera, esperando por los incautos que salgan sin protegerse, ya sea a trabajar, o a pasear, o peor aún, a celebrar irresponsablemente.
Por su parte, muchas empresas tampoco están cumpliendo con su obligación de garantizar la seguridad de los trabajadores. En ese sentido, como también he señalado, lo más importante en esta etapa en la que las personas van a salir a trabajar, es que, el gobierno y las empresas, junto con los empleados, garanticen la seguridad de los trabajadores.
Los que sí están cumpliendo, son los trabajadores del sector salud, sacrificándose a diario por hacer más pruebas, rastrear casos y contactos de y atender a las personas enfermas de COVID-19. No obstante, debe incorporarse en la vigilancia epidemiológica, la utilización de herramientas tecnológicas de cuarta generación, que permitan el mapeo de las ciudades y la georreferenciación por barrios para identificar en forma temprana los personas positivas y sus contactos. También debe hacerse obligatorio el aislamiento en hoteles para las personas que no posean en sus casas las condiciones para auto confinarse, y brindarles todo el apoyo económico a las familias que se quedan en casa. Finalmente, será clave la vigilancia del cumplimiento de las medidas por parte del órgano rector y las instituciones responsables.
Hagamos el esfuerzo por juntarnos sin agendas en esta lucha para contener el aumento exponencial de casos y defunciones. Si seguimos por este camino, nos colocamos a las puertas del confinamiento total como la última y única medida posible para salvar vidas, lo cual provocará una grave crisis social que causará más sufrimiento que la propia pandemia.
Esto solo comienza. Es la historia natural de las pandemias y hay mucho por delante, para hacer en educación y promocion de la salud. El autocuidado de la población, sin esa cultura, habrá que vivirlo en carne propia para aprender: La tinta con sangre entra…