Comparto traducción libre de las conclusiones y recomendaciones del reciente informe sobre el estado de la Seguridad Vial en la Región de las Américas (Organización Panamericana de la Salud 2019), complementado con una breve mirada a nuestra situación nacional, y los invito a la lectura completa del documento (en inglés todavía), pues en Panamá la seguridad vial es un asunto lejos de resolverse, y la inseguridad vial que prevalece, ocasiona elevadas cifras de accidentes y fallecidos, que mantiene una tendencia al aumento, a pesar de los compromisos que hemos suscrito y planes que hemos formulado. Debe ser un informe orientador del quehacer de nuestras nuevas autoridades de tránsito y transporte terrestre, policía, salud y educación.
Estado de la seguridad Vial en la Región de las Américas: Conclusiones y recomendaciones.
En esta edición del informe sobre el estado de la seguridad vial en la Región de las Américas se presentan los datos y la información más reciente disponibles sobre diversos aspectos de la seguridad vial, y en una segunda parte, se presenta una evaluación sobre el progreso de cada país respecto a la creación y la aplicación de legislación que garantiza la seguridad en las vías del tránsito. Los resultados indican que las tendencias actuales no permitirán que la Región cumpla con la meta de los ODS de reducir a la mitad el número de muertes causadas por el tránsito para 2020 (ODS3.6), por lo que la seguridad vial debe priorizarse como un tema de suma importancia en todos los países de la Región.
- El informe destaca la creciente carga de muertes por accidentes de tránsito en 15 países de la Región. El número de muertes por accidentes de tráfico aumentó de 153,714 en 2013 a 154,997 en 2016, mientras que la tasa de mortalidad se mantuvo relativamente estable durante este tiempo (15,9 por 100.000 habitantes en 2013 y 15,6 por 100.000 habitantes en 2016).
- Dado que los motociclistas, peatones y ciclistas representan el 23%, el 22% y el 3% de todas las muertes por accidentes de tránsito, respectivamente, estos usuarios vulnerables de las carreteras; deben estar mejor protegidos para evitar muertes. Hay 10 países en la Región donde estos grupos vulnerables representan más del 60% de todas las muertes por accidentes de tráfico.
- El número de países que cumplen con los estándares de mejores prácticas para la legislación de seguridad vial y su aplicación sigue siendo inaceptablemente bajo. Especialmente preocupante es que solo cinco países cumplen con las mejores prácticas en materia de velocidad y solo ocho países cumplen con las mejores prácticas para las leyes que penalizan conducir bajo los efectos del alcohol. Se debe prestar especial atención al fortalecimiento de las políticas de control de la velocidad, así como a las leyes sobre la conducción bajo los efectos del alcohol, para abordar estos dos factores de riesgo principales en los accidentes de tránsito. El establecimiento de una red regional de legisladores sobre seguridad vial y el intercambio de mejores prácticas y experiencias exitosas en la Región puede ser una buena estrategia para estimular el desarrollo y la aplicación de una legislación de seguridad vial efectiva.
- Las agencias nacionales de seguridad vial tienen que jugar un mayor papel de liderazgo en la mejora de la situación de seguridad vial. Si bien 29 países han establecido agencias líderes de seguridad vial, la capacidad y los recursos de estas agencias varían según los países. Por lo tanto, es esencial enfocarse en mejorar su efectividad, el rol de coordinación y el presupuesto donde existen, y establecer agencias nacionales de seguridad vial en aquellos pocos países donde falta una agencia.
- Las medidas para mejorar la infraestructura vial y los vehículos más seguros deben priorizarse, ya que solo 18 países y 11 países llevan a cabo auditorías de seguridad vial o calificaciones de estrellas para carreteras nuevas y existentes, respectivamente. Por lo tanto, se alienta a los países a adoptar las Normas de seguridad de vehículos de la ONU.
- Adicionalmente, los sistemas de atención de emergencia deben evaluarse para determinar las brechas en la calidad de la atención y permitir el desarrollo y la prestación de una atención más eficiente y efectiva, ya que solo cinco países cuentan con dichas evaluaciones. Además, debido a la magnitud de la morbilidad del tránsito, los países deben mejorar el acceso a los servicios de hospital y rehabilitación para las víctimas con lesiones no fatales a través de una mejor integración con el sistema de salud.
- En conclusión, este informe destaca la necesidad de que los países continúen dando prioridad a la seguridad vial como un tema clave de política y trabajen con socios globales, regionales y nacionales.
- Es necesario ampliar los esfuerzos hacia el logro de los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible: 3.6 para “reducir a la mitad el número de muertes y lesiones a causa de accidentes de tráfico en el mundo” para 2020 y 11.2 “proporcionar acceso a un transporte seguro, asequible, accesible y sostenible sistemas para todos, mejorando la seguridad vial, en particular mediante la expansión del transporte público, con especial atención a las necesidades de las personas en situaciones vulnerables, mujeres, niños, personas con discapacidades y personas mayores “para 2030. El logro de estos objetivos requiere que todas las partes interesadas contribuyan a garantizar Carreteras seguras para todos.
Una mirada al estado de la seguridad vial en Panamá
Como he señalado en otras publicaciones, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Censo, en el período comprendido entre 2014 al 2017, un total de 1,700 personas perdieron la vida en un accidente de tránsito (¡una persona fallecida cada día!). El 44% correspondieron a atropellos, 43% a colisiones y 13% a vuelcos. Estas cifras, que también muestran una tendencia al aumento, son el más descarnado reflejo de la anarquía en la calle de nuestra ciudad. De hecho, a excepción de los domingos, no hay un día ni una hora, en la cual no estemos en riesgo de ser atropellados o participar en una colisión. Con respecto a las víctimas, cerca de 57,000 personas resultaron heridas en el mismo período. (¡38 por día!). Es clara la evidencia de que en el país no mejora la seguridad vial.
En el mismo período la cantidad de vehículos en circulación registrados en la república pasó de 650,854 a 830,000, lo cual implica casi un millón de conductores cuya capacidad, responsabilidad, pericia, educación, y solidaridad humana debe ser garantizada por ellos mismos recuperando los valores cívicos, éticos y morales que hemos perdido. Y por las autoridades nacionales, exigiendo el cumplimiento de todos los requisitos para la circulación de vehículos en excelente estado y para obtener una licencia de conducir, sin contribuir a la anarquía al volante.
Finalmente, es importante subrayar que de acuerdo al Plan Nacional Para el Decenio de Acción para la Seguridad Vial 2011-2020 de la República de Panamá, los costos de la atención de un paciente proveniente de un accidente de tránsito (heridos) le cuesta al Estado Panameño aproximadamente 9,800 balboas y un tiempo promedio de recuperación de 43 días. Por lo tanto, la atención de 15,000 heridos anuales nos cuesta alrededor de 150 millones de balboas anuales. Eso sin contar los gastos de las familias, el costo de 43 días de recuperación y el costo de las reparaciones y pagos de seguros de los vehículos accidentados.
Dos reflexiones finales
Como he señalado en casi todas mis publicaciones previas, reitero ahora que, los panameños tenemos que comprometernos con revertir esta tendencia, comenzando por la recuperación de nuestros valores cívicos y morales, y cuando nos subamos a un vehículo o seamos peatones; tomemos conciencia de los factores de riesgo que influyen en la posibilidad de un accidente y en la gravedad del mismo. Cumplamos con las leyes y normativas de tránsito, y seamos responsables, cuidándonos y protegiendo las vidas de los demás conductores y peatones.
Pero al final, las leyes y reglamentos valen poco o nada, si las autoridades la policía no tienen al apoyo institucional necesario para empoderarse de su investidura a la hora de dirigir el tráfico en las horas pico, y hacen valer su autoridad, multando con firmeza a todo el que contravenga el reglamento y las leyes de tránsito. Es verdaderamente triste ver todos los días a muchos conductores cometiendo infracciones serias de tránsito, delante de los policías, mientras algunos de éstos permanecen indiferentes, voltean la cabeza y prefieren mirar para otro lado.