A finales del año pasado, en la víspera de la tercera sesión de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el director ejecutivo ONU Medio Ambiente, presentó su informe titulado “Hacia un planeta sin contaminación”, en el que establece un ambicioso marco para la acción internacional contra la contaminación y me sirvió de inspiración para reflexionar si los panameños seremos capaces de tener un Panamá sin contaminación. En ese contexto comparto con ustedes más adelante los cinco mensajes clave que sustentan la propuesta del director ejecutivo, así como algunas recomendaciones del informe referido, e información nacional.
La generación de residuos en América latina y el caribe
El reciente estudio de la ONU Medio Ambiente, nos informa que la generación de residuos sólidos urbanos en los países de América Latina y el Caribe alcanzó un volumen de casi 540.000 toneladas diarias y la expectativa es que, para 2050, la basura producida en la región llegue a las 671.000 toneladas cada día. La verdad lamentable, es que, en muchas partes, pareciera que se estuviera refiriendo a nuestro país.
“Los datos presentados por ONU Medio Ambiente muestran que, incluso con algunas mejoras alcanzadas en los últimos años, cerca de 170 millones de personas todavía están expuestas a los graves impactos que causa la mala gestión de desechos al medio ambiente (suelo, aire y agua) y a la salud humana”. En países de bajos ingresos, el 75% de la basura descartada procede de la materia orgánica, mientras que en países con renta más elevada ese índice es de 36%”. La fracción restante está compuesta por los llamados residuos secos, como metales, papeles, cartón, plásticos, vidrio y textiles. En general, las iniciativas de reciclaje alcanzan 20% en determinadas áreas de la región latinoamericana y están en este nivel en gran parte gracias a la contribución del sector informal. Los datos muestran que todavía es común encontrar en la basura doméstica residuos peligrosos, como baterías, equipos eléctricos y electrónicos, medicamentos vencidos, entre otros.
También observa que prácticamente todos los países de la región cuentan con normas legales y disposiciones necesarias para ser cumplidas por los generadores y manipuladores de residuos, así como las penalidades por incumplimiento, pero que el marco institucional es débil.
Esto crea un vacío de responsabilidades gubernamentales, con pocas acciones de seguimiento y monitoreo, resultando, entre otras cosas, en una aplicación deficiente de la ley en los sectores público y privado. El estudio también apunta que los niveles de inversión pública y privada en gestión de residuos no son suficientes para financiar la infraestructura necesaria para mitigar las principales deficiencias, como la cobertura de recolección, las bajas tasas de reciclaje y la disposición final inadecuada”
Los cinco mensajes clave del Informe del director ejecutivo
El informe, Hacia un planeta sin contaminación (publicado como documento oficial UNEP/EA.3/25) establece un marco ambicioso para la acción internacional contra la contaminación. Cinco mensajes clave sustentan esta propuesta:
- Liderazgo político y alianzas: Un pacto mundial sobre la contaminación garantizaría un compromiso sostenido al más alto nivel y haría de la prevención una prioridad para todos. También alentaría a los formuladores de políticas y otros socios clave, incluido el sector privado, a integrar la prevención en la planificación nacional y local, los procesos de desarrollo y las estrategias comerciales y financieras.
- Políticas correctas.Es necesario fortalecer la gobernanza ambiental, con medidas específicas contra los contaminantes más agresivos, mediante evaluaciones de riesgos y una mejor aplicación de la legislación ambiental, incluidos los acuerdos ambientales multilaterales y otras medidas.
- Una nueva manera de dirigir nuestras vidas y economías. Se debe promover el consumo y la producción sostenibles a través de una mejor eficiencia de recursos y cambios en el estilo de vida. La reducción y el manejo de los desechos sólidos deben ser priorizados.
- Invertir en grande. Movilizar las finanzas y las inversiones hacia oportunidades bajas en carbono y una producción y consumo más limpios impulsará la innovación y ayudará a contrarrestar la contaminación. También se necesita una mayor financiación para la investigación, vigilancia de la contaminación, la infraestructura, la gestión y el control.
- Promover la acción. Los ciudadanos deben estar informados e inspirados para reducir su propia huella de contaminación y abogar por compromisos audaces de los sectores público y privado contra la contaminación.
Invito a la lectura y cumplimiento de las recomendaciones contenidas en el informe. Están respaldadas por evidencias presentadas en un informe de contexto, preparado por expertos y científicos de ONU Medio Ambiente. Por considerarlo de interés especial para nuestra ciudad capital, comparto la siguiente gráfica que muestra ejemplos de soluciones municipales para la gestión de desechos.
Ejemplos de soluciones municipales (con la participación comprometida de la comunidad) para la gestión de desechos.
¿Avanzamos hacia un Panamá sin contaminación?
La respuesta a esta pregunta bien pudiera resumirse en la genial caricatura de Lowi en el diario La Prensa, que nos muestra un compatriota botando la basura de forma irresponsable en una quebrada. En honor a la verdad, como manifesté en mi artículo sobre “Basura Cero”, los panameños no hacemos lo suficiente para avanzar hacia un Panamá sin contaminación, veamos: botamos, sin ocuparnos de separarla y empaquetarla adecuadamente, cualquier clase de basura en las aceras, veredas, zaguanes, calles, quebradas: restos de comida, latas, botellas, plásticos, colchones, televisores y refrigeradoras viejas, etc., y después esperamos que vengan los de la Autoridad de Aseo y recojan todas las porquerías que arrojamos. Y como eso no ocurre con la frecuencia debida, sobre todo en los barrios menos favorecidos, la basura se acumula convirtiéndose en criadero de alimañas y fuente de enfermedades. Y sumemos a esta inmundicia las inundaciones al llegar las lluvias por el acumulo de desperdicios en los cauces de nuestros ríos. En fin, no tenemos suficientes costumbres y valores para el manejo efectivo de la disposición final de los residuos.
Lo nuestro es consumir y desechar basura, como lo ratifica la información disponible en la página Web de la Alcaldía: “además de la gestión deficiente de los residuos, el consumo por habitante en Panamá es uno de los más altos de la región por la gran cantidad de materiales desechados. Cada panameño genera alrededor de 1.2Kg de residuos diariamente. En el único relleno existente en el país, el de Cerro Patacón son dispuestas 2,000 ton/día de residuos, de los cuales 1,000 toneladas son de residuos sólidos domésticos provenientes del distrito de Panamá, 150 toneladas son de limpieza de calles, parques y jardines, operativos de limpieza, residuos voluminosos, y otros residuos también del Distrito de Panamá…”
Pero eso sí, queremos un Gobierno Municipal que nos garantice, como promete su Plan de Acción, la provisión y acceso de servicios públicos de calidad. En especial, que ejecute con eficiencia y éxito el Programa Basura Cero. Y en el mejor de los casos, ansiamos que la misma Alcaldía desarrolle un plan de gestión integral de residuos sólidos para la ciudad. Es decir, queremos vivir en una ciudad que sea una “tacita de oro”; con una Autoridad de Aseo que brinde servicios de recolección y disposición final de residuos sólidos de forma eficiente.
No me cabe duda de que nuestros deseos son justificados, pues les corresponde a las instituciones del Estado llevar acabo las funciones arriba señaladas y la población debe velar por el cumplimiento cabal de estas responsabilidades. Pero… ¿y nosotros que hacemos para colaborar y tener un Panamá sin contaminación?
Conclusión
Pues lo primero que tenemos que hacer es cambiar nuestra cultura de “juega vivo” y “no me importa”, y aportar responsablemente nuestro grano de arena gestionando nuestra basura doméstica de forma ordenada, eficiente y limpia. A partir de eso nos ganamos el derecho a protestar y asumimos el deber de participar en la vigilancia del buen funcionamiento de los programas del gobierno, en especial “basura cero”, y una prestación de servicios más eficiente.
Tenemos la palabra todos juntos, gobierno, organizaciones, población, para avanzar en el logro de un Panamá sin contaminación.