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Asuntos que seguimos sin resolverDe este tema he escrito en otras ocasiones, pero hay asuntos que seguimos sin resolver para alcanzar la Cobertura Universal de Salud, por lo que estamos obligados a mantener el debate vivo y, lo más importante, actuar en consecuencia, lo cual implicaría una efectiva participación social, a lo cual parece que no estamos dispuestos, pues vivimos como espectadores, impasibles ante el impune festín que disfrutan nuestros políticos. Olvidamos que nuestra apatía aumenta el margen de maniobra y la discrecionalidad de la oligarquía dirigente y sus aliados, excepto cuando el logro de sus estrategias y metas requiere de nuestra aprobación, lo cual, dicho sea de paso, es rarísimo, pues el grupo gobernante no ha demostrado estar interesado en promover el control social de su gestión, y menos en escucharnos. Pero vayamos a los asuntos que seguimos sin resolver, aprovechando la introducción para subrayar que nuestra efectiva participación social, es el primer asunto pendiente…

El panorama general

En el nivel político macro no cabe duda de que el “gran asunto” es la corrupción e impunidad que según las denuncias diarias afecta a los tres poderes el Estado. Sobre este tema manifestaba hace tres años la Fundación para el Desarrollo de la Libertad Ciudadana (capítulo panameño del TI) que: Panamá, está estancado en índice de corrupción.

 “Necesitamos una hoja de ruta, necesitamos transformaciones concretas a corto, mediano y largo plazo…urge un compromiso del Gobierno, de la sociedad civil y de la empresa privada para “encaminar” al país hacia la reducción de la percepción de la impunidad… Panamá está pendiente de una serie de medidas que debe adoptar para reducir la sensación de impunidad que tiene la ciudadanía cada vez que le pregunta en la calle qué piensa de la corrupción…”  “…Panamá tiene la estructura básica y los mecanismos penales para castigar la corrupción, pero no hay voluntad ni se destinan los recursos para que se luche contra la ausencia de la certeza del castigo. Tenemos todas las leyes que permitirían luchar contra la corrupción, ahora falta la hoja de ruta y la voluntad del gobierno…

Y eso fue hace tres años. Hoy, de nuevo según Transparencia Internacional, el país sigue estancado en la lucha contra la corrupción, y este es el gran asunto que seguimos sin resolver.

Presupuesto del Sector Salud para atender los asuntos que seguimos sin resolver

Por nuestra parte, el Sector Salud no está exento del riesgo de la corrupción, pues cuando termine esta administración, ¡entre el MINSA y la CSS habrán manejado más de 34,000 millones de balboas! Y eso señores, sin acusar a nadie, es una cifra muy tentadora para los corruptos. Sobre todo, en un país donde la corrupción está presente y denunciada a diario. De hecho, la más reciente denuncia de corrupción la puso el actual director de la CSS y está luchando “cuesta arriba” contra la maquinaria subyacente.

Presupuesto más que suficiente para atender los asuntos que seguimos sin resolver

Sin restar importancia a la urgencia de acabar con la corrupción y recuperar los miles de millones de balboas que se han robado los políticos corruptos de diferentes gobiernos, me enfocaré a continuación en algunos asuntos propios del sector salud que tenemos que resolver, condicionantes íntimamente relacionados que tenemos que abordar como país para poder alcanzar la Cobertura Universal en Salud.

Asuntos estratégicos propios del Sector Salud

Recordemos antes que la Cobertura universal de salud implica que todas las personas y comunidades tengan acceso, sin discriminación alguna, a servicios de salud sin tener que exponerse a dificultades financieras. Abarca toda la gama de servicios de salud, desde la promoción hasta la prevención, el tratamiento, la rehabilitación y los cuidados al final de la vida. Y éstos deben ser de calidad, integrales, seguros, eficaces y asequibles para todos.

La pregunta obligada que nos viene a la mente es: ¿cómo es posible que con esos 34,000 millones de balboas no hayamos alcanzado esta Cobertura Universal? La respuesta es compleja y requiere del esfuerzo comprometido de todos para llegar a una respuesta de consenso.

Para aportar algunas ideas al debate, inicio subrayando que tenemos un Sector Salud fragmentado y segmentado, el cual es presenta una deficiente organización y administración, la cual es evidente por lo menos en cuatro hechos:

  • La asignación equivocada de recursos, destinando la mayoría de los fondos públicos en intervenciones de escasa eficacia   en función   de costos, al tiempo que es insuficiente el financiamiento de otras medidas de gran importancia colectiva que se prestan en establecimientos de menor nivel de complejidad;
  • la centralización de la mayor parte de los recursos humanos y financieros en aglomeraciones urbanas, beneficiando el gasto público en salud a los grupos con capacidad de pago, en forma de asistencia gratuita o por debajo del costo en modernos hospitales estatales de nivel terciario, careciendo los pobres de acceso a los servicios básicos de salud o quedando descubierta la mayoría de la población;
  • la persistencia del bajo rendimiento y la ineficiencia de los recursos   humanos, equipos e instalaciones y;
  • la falta de evaluación permanente de los sistemas de salud, que determine el nivel de salud alcanzado con las actividades planeadas y ejecutadas.

En este contexto, paralelo a la resolución de los problemas organizacionales arriba señalados, urge fortalecer la capacidad de Gestión Pública y la necesidad de eliminar la injerencia nociva de los intereses políticos, económicos, y gremiales en las cuestiones públicas.

Adicional a las necesidades de formación, certificación y recertificación de los recursos humanos, que deben ser cubiertas con prioridad; para el logro de la gerencia efectiva de los servicios de salud, es obligatorio abordar las siguientes cinco variables que influyen en el desempeño organizacional:

  • La Dirección que imprime el nivel político Central, e incluye políticas, estrategias y prioridades;
  • los Estilos Gerenciales de los directores de servicios, elementos críticos en la estructura institucional, que poseen la capacidad “potencial” para articular y conducir procesos de cambio. En nuestro país muchos de los directores de establecimientos de salud son de orientación clínica e individualista, privilegiando el tratamiento de enfermedades, en ocasiones de baja prevalencia, utilizando procedimientos de diagnóstico y tratamiento sumamente costosos;
  • la Cultura Institucional que muchas veces está centrada en el interés del personal y no en el de los usuarios;
  • los sistemas que incluyen la organización y todos los métodos operativos o técnicas utilizadas en la prestación de servicios y procesos administrativos auxiliares; son esencialmente parámetros de comportamiento, en torno a los cuales se articulan otras acciones sustantivas y;
  • toda clase de insumos físicos, económicos y humanos, cuya productividad no suele ser la esperada, de acuerdo con la inversión que la sociedad ha efectuado en ellos.

Conclusión

Entonces es claro que, para alcanzar la Cobertura Universal en Salud, habrá que acabar con la corrupción y superar los asuntos antes señalados. La mayoría de estos fueron abordados por la Mesa de Dialogo para la Transformación del Sector y las soluciones están (engavetadas) en el escritorio del Ejecutivo, quien recibió en noviembre de 2015 el Informe Final de la Mesa del Diálogo por la transformación del Sistema Público de Salud. La propuesta tiene más de dos años esperando el necesario respaldo político y financiero. Todo parece indicar que quedarán como asuntos que tendrá que resolver la próxima administración.

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