Nuestros jóvenes están en peligro. La mitad de todas las muertes de jóvenes de entre 10 y 24 años en las Américas se deben a homicidios, siniestros viales y suicidios, todos los cuales se pueden prevenir, revela un nuevo informe lanzado por La Organización Panamericana de la Salud (OPS).
El informe, “La salud de los adolescentes y jóvenes en la Región de las Américas: la aplicación de la estrategia regional y el plan de acción regionales sobre la salud de los adolescentes y jóvenes 2010-2018”, presenta y analiza los últimos datos disponibles relacionados con la salud de los jóvenes en 48 países y territorios. Incluye información sobre las causas de muerte y enfermedad, la salud sexual y reproductiva, el uso de sustancias, la nutrición y los niveles de actividad física.
En ese contexto, les comparto las ideas centrales de la comunicación de la OPS, complementada como siempre con datos nacionales, y los invito a la lectura completa del informe, haciendo votos porque cuidemos a nuestros jóvenes, pues están en peligro y no hacemos lo suficiente.
Jóvenes en peligro: ideas centrales de la publicación de OPS y complemento nacional sobre la salud de los jóvenes
“Alrededor de 237 millones de jóvenes de 10 a 24 años viven en las Américas, lo que representa una cuarta parte de la población de la Región. Sin embargo, a pesar de ser una gran prioridad demográfica, las tasas de mortalidad juvenil se han reducido ligeramente entre 2000 y 2015.”
En Panamá el 25.6% de la población son jóvenes cuyas edades oscilan entre 10 y 24 años. El 64% viven en áreas urbanas del país. 49% del total son mujeres. El 65% de las mujeres viven en áreas urbanas. Lo mismo ocurre con los hombres.
Jóvenes en peligro: principales causas de muerte
“Las tres principales causas de muerte entre los jóvenes en las Américas se pueden prevenir. El homicidio es el principal asesino, que representa el 24% de la mortalidad, seguido de las muertes en el tránsito con el 20% y el suicidio con el 7%.”
En Panamá, de acuerdo con las Estadísticas vitales del INEC, durante el año 2017 ocurrieron 732 muertes entre los jóvenes (3.8% del total). 75% correspondieron a hombres, 25% a mujeres. Las tres principales causas de muerte en ese grupo de edad fueron los homicidios (34.7% del total de homicidios en el país), los accidentes de transporte terrestre (17.7% del total de fallecidos en accidentes de tránsito) y los suicidios (26.6% del total de suicidios ocurridos en al país).
El informe muestra que un número significativo de jóvenes en la Región sigue sufriendo de mala salud, con grupos más vulnerables como los indígenas, los afrodescendientes, la población LGBTQ y los jóvenes migrantes que se ven particularmente afectados.
Tasas de mortalidad más altas para hombres que para mujeres
“El ochenta por ciento de las 230.000 muertes por año de jóvenes en la Región ocurren entre hombres, incluyendo nueve de cada diez muertes por homicidio, cuatro de cada cinco muertes en el tránsito y tres de cada cuatro suicidios”.
En Panamá el 93% de las muertes por homicidios en este grupo de edad ocurren en hombres. El 80% de los fallecidos en accidentes de tránsito eran hombres y el 76% de los suicidios ocurrieron en hombres. Es claro que la mortalidad por estas causas externas afecta principalmente a los hombres.
De acuerdo con la OPS, “es importante reconocer que las tasas más altas de mortalidad entre los hombres jóvenes se deben, en parte, a la presión que enfrentan para cumplir con las normas de género, las que pueden contribuir a comportamientos dañinos como la agresión y la toma de riesgos”. Por lo que es tan importante que Salud trabaje con las familias, las escuelas y las comunidades, a fin de abordar las normas sociales que afectan la salud física y mental“.
Mortalidad por causas externas de acuerdo a las etapas de la vida
Es importante complementar este análisis, señalando que las causas externas de mortalidad (accidentes de tránsito, homicidios y suicidios) constituyen la tercera cauda de muerte en el país. Causaron 1,458 muertes en el 2017 y afectaron a todos los grupos de edad.
Ocurrieron más muertes en el grupo de edad entre los 25 y los 59 años, y la tasa de mortalidad también fue más elevada en ese grupo. No obstante, las causas externas de mortalidad, constituyeron la principal causa de muerte solo entre los jóvenes, en tanto que, en las otras edades, va adquiriendo más peso las llamadas enfermedades no transmisibles.
Adolescentes en peligro: la segunda tasa de embarazo más alta del mundo
América Latina y el Caribe tiene la segunda tasa más alta de embarazos en adolescentes en el mundo, con un estimado de 66,5 nacimientos por cada 1.000 niñas de 15 a 19 años para el período 2010-2015, en comparación con un promedio mundial de 46 nacimientos por cada 1.000 niñas.
En Panamá, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo, los nacimientos vivos de madres menores de 19 años, llegaron a más de 70,000 en el período entre los años 2013-2017. De estos 3,000 correspondieron a niñas menores de 15 años. No menos importante es destacar que durante 2017 (informe más reciente del INEC) el 45% de los hombres que embarazaron a las niñas y adolescentes eran mayores de edad, lo que supone una violación que debe ser penalizada. Por otro lado, en el 40% de los casos no se especifica la edad, lo que puede estar ocultando una mayoría de edad. En todo caso, solo el 15% fueron hombres adolescentes, lo cual tampoco debió ocurrir.
Aunque la gráfica muestra una ligera tendencia al descenso, ¡no es suficiente!, pues si no hacemos nada, durante el 2019 tendremos 13,000 adolescentes embarazadas, de las cuales 400 no habrán cumplido los quince años.
Además, también sabemos que, en Panamá, como consecuencia del inicio sexual sin protección ni conocimientos suficientes, los casos de VIH y SIDA en la población adolescente se incrementan cada año, acercándose al 8% de la totalidad. Y algunas, aunque muy pocas, es posible que fallezcan por causas del embarazo y el parto, pues como informa el Estado Mundial de la Población “las probabilidades de que las adolescentes de entre 15 y 19 años mueran debido al embarazo o el parto son dos veces superiores que aquellas mayores de 20 años”. De hecho, en nuestro país, alrededor del 20% de las muertes maternas, ocurren en madres menores de 19 años. Como si esto fuera poco, también sabemos que el embarazo adolescente es una causa recurrente en la reproducción y feminización del círculo de la pobreza.
El informe de la OPS también nos recuerda que “la mortalidad materna fue la cuarta causa de muerte entre las mujeres de 10 a 24 años en las Américas durante el período 2010-2014, debido a complicaciones en el embarazo y el parto en adolescentes”.
Reflexiones finales
El comportamiento de la mortalidad por causas externas (y de las demás que no son objeto de este artículo) varía en las diferentes etapas de la vida de las personas. Por ello es necesario abordar la problemática con un enfoque de “curso de la vida”.
El concepto del curso de la vida incorpora la influencia de los determinantes de la salud en los individuos y las poblaciones. Según este enfoque, estos determinantes no solo son capaces de llevar a la enfermedad y a la muerte, sino que son decisivos para construir la salud; entender esto puede aportar mayor claridad acerca de la influencia de la salud en el modelo de las trayectorias de vida y en el desarrollo humano, y del impacto real de las inversiones en la salud a corto, mediano y largo plazos. Además, demuestra que en la salud hay un impacto no solo del hacer sino también del no hacer. Esta visión de la salud pública brinda una perspectiva más real de los problemas y mejora la capacidad para enfocarse en las prioridades y las necesidades de la población.
Por ende, es obligatorio proponer intervenciones con un enfoque de “determinantes sociales de salud”. Recordemos que los DSS, son las circunstancias en que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen, incluido el sistema de salud. Esas circunstancias, que influyen en la salud, son el resultado de la distribución del dinero, el poder y los recursos a nivel mundial, nacional y local, que depende a su vez de las políticas adoptadas.