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ciudad saludable y sostenibleLos invito a iniciar este período de Cuaresma caracterizado por la abstinencia, arrepentimiento y reflexión; preguntándonos si vivimos en una ciudad saludable, y si no fuera el caso, qué podemos hacer como sociedad organizada para lograrlo. Para ayudarnos a contestar esta pregunta la Oficina Regional para Europa de la OMS, nos facilita una lista de los servicios que debe proporcionar una ciudad saludable. Comparto más abajo una traducción libre de los mismos, invitándolos a evaluar si nuestra ciudad cumple con esos parámetros y ojalá, a trabajar junto con nuestros alcaldes y alcaldesas, en la búsqueda de la salud de nuestras ciudades. Veamos…

Objetivos de una ciudad saludable

Una ciudad saludable tiene como objetivo proporcionar a sus ciudadanos:

  • un entorno físico limpio y seguro de alta calidad (incluida la calidad de la vivienda);
  • un ecosistema que es estable ahora y sostenible a largo plazo;
  • una comunidad fuerte, de apoyo mutuo y no explotadora;
  • un alto grado de participación y control por parte de los ciudadanos sobre las decisiones que afectan sus vidas, su salud y su bienestar;
  • la satisfacción de las necesidades básicas (alimentos, agua, vivienda, ingresos, seguridad y trabajo) para todas las personas de la ciudad;
  • acceso de las personas a una amplia variedad de experiencias y recursos, con la posibilidad de una amplia variedad de contacto, interacción y comunicación;
  • una economía diversa, vital e innovadora;
  • conexión con el pasado, con el patrimonio cultural y biológico de los habitantes de las ciudades y con otros grupos e individuos;
  • una forma que sea compatible y mejore las características anteriores;
  • un nivel óptimo de servicios apropiados de salud pública y atención de la enfermedad, accesible para todos; y
  • alto estado de salud (altos niveles de salud positiva y bajos niveles de enfermedad).

Es evidente la falta, en nuestro caso, de un sistema de transporte público eficiente seguro y habrá que agregarlo obligatoriamente en la evaluación que hagamos. Por otro lado, no faltará quien diga que nosotros no seremos capaces, o que “eso está bien para los europeos”. Pues yo creo que está bien para los europeos y también para nosotros, que somos capaces y estamos obligados a lograrlo pues hoy en día está probado que la salud se forja en el ámbito local, en los entornos de la vida cotidiana, en los barrios y comunidades en los que personas de todas las edades viven, aman, trabajan, estudian y juegan. No en vano la Organización Mundial de la Salud, OMS, define la ciudad saludable como aquella que “está constantemente creando y mejorando el entorno físico y social que desarrolla los recursos comunitarios que permiten a las personas ayudarse mutuamente en la realización de todas las funciones vitales y desarrollar todo su potencial”. En especial, la OMS hace un llamamiento a las autoridades municipales, residentes y promotores de una vida saludable, entre otros, para que “examinen atentamente las iniquidades sanitarias en las ciudades y tomen las medidas oportunas…

Claro que tendremos que superar grandes obstáculos. Unos originados en nuestra propia cultura y modo de ser, como la debilidad de nuestra organización social, nuestra apatía frente a la gestión de las autoridades, nuestro manejo agresivo, desordenado y desconsiderado, nuestra gestión de la basura y desechos. La otra cara de la moneda es la ineficiencia de muchas de nuestras autoridades, manifiesta entre otras cosas por el crecimiento urbano anárquico y desordenado, el insuficiente e inadecuado servicio de transporte urbano, la inseguridad en nuestras calles, la dificultad para acceder a los espacios saludables que tenemos, etc…

Plan de Acción de la Alcaldía para una ciudad saludable y sostenible

Para atender esta problemática y hacer nuestra ciudad saludable y sostenible, la Alcaldía presentó a la ciudad el Plan de Acción para el Área Metropolitana, titulado Plan de Acción “Panamá Metropolitana: Sostenible, Humana y Global”. Tiene tres líneas estratégicas: (1) Movilidad y Transporte, Desigualdad Urbana y Uso del Suelo, y Vulnerabilidad a Desastres Naturales.; (2) Agua, Saneamiento y Drenaje, y Gestión de Residuos Sólidos; y (3) Modernización de la gestión municipal, a través de cuatro ejes: Mejoras en la gestión de procesos; Mejoras en la participación ciudadana y transparencia municipal; Nuevas herramientas fiscales, y Preparación para la descentralización.

El documento señala que la sostenibilidad de la ciudad no es competencia única del gobierno local sino que se necesita de igual manera la participación de la sociedad civil en pleno: ciudadanos, académicos y de la empresa privada. No omito subrayar que las acciones de este plan están pensadas en tres etapas: corto, mediano y largo plazo, las que requieren de una inversión de $355 millones, $1,862 millones y $855 millones, respectivamente para el éxito del proyecto. Lamentablemente no encontré información en la página Web de la Alcaldía de Panamá sobre los avances en la ejecución del Plan.

Es importante destacar que el la Alcaldía, a través del Sistema de Monitoreo Ciudadano buscará promover la participación de la sociedad civil en el seguimiento de la implementación de las recomendaciones incluidas en el Plan de Acción y, con ello, asegurar su continuidad en el largo plazo.

El Plan Estratégico Nacional con Visión de Estado Panamá 2030

Como si lo anterior no fuera suficiente para ayudarnos a desarrollar nuestra ciudad saludable y sostenible, los panameños contamos con el “Plan Estratégico Nacional con Visión de Estado Panamá 2030”, el cual tiene su fundamento en los “Acuerdos de la Concertación Nacional para el Desarrollo”, muchos de los cuales, dicho sea de paso, fueron archivados y olvidados y aprovecho para invitarnos a defender este Plan y no permitir que corra la misma suerte de los Acuerdos de la Concertación.

El Plan Panamá 2030 destaca en su Eje Estratégico 6.2 “Crecer más y mejor”, el desarrollo de “Ciudades y los asentamientos humanos inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”. Para ello propone una estrategia que nos permita desarrollar “una ciudad con los servicios públicos necesarios para una vida digna y decente, es el resultado inmediato y evidente de una sistemática planificación urbana. Por consiguiente, las ciudades y los asentamientos humanos inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles más que una aspiración, son parte de una política pública que garantiza los derechos de los ciudadanos a una vida digna. Para ello es necesario impulsar una política integral de planificación y ordenamiento territorial”.

La estrategia establece además las siguientes “Acciones relevantes”:

  • Reducir la proporción de la población que vive en barrios marginales, asentamientos improvisados o viviendas inadecuadas, lo cual implica la construcción de viviendas para personas con bajos ingresos.
  • Aumentar los espacios abiertos para el uso público de todos, lo cual supone la construcción de espacios abiertos en áreas urbanas.
  • Incrementar el gasto per cápita en la preservación, protección y conservación de todo el patrimonio cultural y natural, desglosado por tipo de patrimonio (cultural, natural, mixto y reconocido por el Centro del Patrimonio Mundial), nivel de gobierno (nacional, regional, local y municipal), tipo de gastos (gastos de funcionamiento e inversiones) y tipo de financiación privada (donaciones en especie, sector privado sin fines de lucro y patrocinio). Es claro que esta acción dependerá de la asignación de suficiente presupuesto para preservar el patrimonio cultural y natural.
  • Reducir el número de muertes, personas desaparecidas y afectados por desastres por cada 100.000 personas. Implica el desarrollo de protocolos de protección civil efectivos.
  • Aumentar la proporción de residuos sólidos urbanos recolectados regularmente y con descarga final adecuada. Va de la mano con la existencia de una recolección eficiente, sistemática y ordenada de los residuos sólidos urbanos.

Pero estos dos Planes no se van a ejecutar solos. Los panameños tenemos la obligación de estar vigilantes y activos, vencer la indiferencia, pasividad, falta de interés respecto de la política y ejercer con efectividad nuestro derecho y deber de controlar la gestión pública para el desarrollo de nuestra ciudad saludable.

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