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Trastornos mentales: una mirada regional y nacionalLos trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias son responsables por una proporción considerable de los problemas de salud. Así lo informa el reciente documento de la Organización Panamericana de la Salud titulado “La carga de los trastornos mentales en la Región de las Américas, 2018”, y subraya que “las personas con trastornos mentales tienen mayores grados de discapacidad y presentan tasas de mortalidad altas”.

El documento tiene como propósito mejorar la evaluación de las necesidades en materia de salud mental en la Región de las Américas al presentar un panorama actualizado y matizado de: la discapacidad debida a los trastornos mentales, por consumo de sustancias y trastornos neurológicos específicos, más la autoagresión (TMNS), tanto sola como en combinación con la mortalidad prematura, medida en términos de años perdidos por discapacidad (APD) y años de vida ajustados en función de la discapacidad (AVAD); el desequilibrio entre el gasto en salud mental y la carga de enfermedad relacionada; y la asignación inadecuada de los exiguos gastos en salud mental por parte de los países de la Región.

En ese contexto consideré importante compartir en esta entrega las conclusiones del documento, con la finalidad de informar a nuestras autoridades, a la sociedad y a los interesados en este tema; esperando aumentar el grado de concientización respecto a los trastornos mentales en el país, motivarnos a investigar la situación nacional, para así movilizar la voluntad política y los recursos necesarios para combatir los trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias, y el suicidio en nuestro país. Vayamos a la publicación de OPS, cuya lectura completa recomiendo.

Conclusiones sobre la carga de los trastornos mentales en la Región de las Américas

Resumen de situación

  • Los trastornos mentales, neurológicos específicos y debidos al consumo de sustancias y el suicidio constituyen un subgrupo de enfermedades y afecciones que son una causa importante de discapacidad y mortalidad, y suponen una tercera parte de todos los años perdidos por discapacidad (APD) y una quinta parte de todos los años de vida ajustados en función de la discapacidad (AVAD) en la Región de las Américas. Los trastornos mentales en Panamá, causan el 17% de los AVAD y el 32% de los ADP.
  • De los trastornos mentales, los trastornos depresivos son la principal causa de discapacidad y de discapacidad combinada con mortalidad, representando 3,4% del total de AVAD y 7,8% del total de APD. En Panamá los trastornos depresivos causan el 17.4% de los APD.
  • El segundo subgrupo de mayor importancia abarca los trastornos de ansiedad, con 2,1% y 4,9%, respectivamente, del total de AVAD y APD. En nuestro país, los trastornos de ansiedad generan el 4% de los APD.
  • La autoagresión y los trastornos por dolor también deben considerarse trastornos mentales comunes, responsables respectivamente de 1,6% de los AVAD y 4,7% de los APD.
  • Las enfermedades mentales graves se asocian a una mayor mortalidad, sobre todo en los entornos de ingresos bajos, y los países de ingresos altos, por lo tanto, hacen frente a una mayor proporción de la carga de discapacidad debida a las esquizofrenias.
  • América del Sur tiene en general proporciones mayores de discapacidad debida a enfermedades mentales comunes; el suicidio impone una carga desproporcionadamente alta en tres conglomerados subregionales: Surinam, Guyana y Trinidad y Tobago; Uruguay, Chile y Argentina; y Canadá y Estados Unidos. Los trastornos depresivos afectan principalmente a la población joven en edad de trabajar.
  • En comparación con otras subregiones, Centroamérica continental tiene una mayor proporción de discapacidad por trastorno bipolar y trastornos de comienzo habitual en la infancia y adolescencia, así como por epilepsia; Canadá y Estados Unidos sufren una carga elevada de discapacidad por esquizofrenia y demencia, así como tasas abrumadoras de discapacidad por trastornos debidos al consumo de opioides.

La respuesta del sistema de salud

  • Los países de ingresos más altos gastan una mayor proporción de su presupuesto de salud en servicios de salud mental y parecen asignar su gasto más eficientemente, alejándose de los hospitales neuropsiquiátricos y hacia la integración de la salud mental en la atención primaria y los recursos comunitarios.
  • Por el contrario, los entornos de ingresos más bajos parecen agravar su falta de recursos al asignarlos a hospitales neuropsiquiátricos especializados en lugar de financiar servicios de salud mental comunitarios y de atención primaria, una estrategia que no solo se dirigiría a la creciente discapacidad resultante de la depresión y las enfermedades mentales comunes, sino también a la mortalidad por enfermedades mentales graves debidas en gran parte a causas tratables que siguen sin ser convenientemente atendidas debido a la estigmatización, a la falta de apoyo comunitario y a servicios de salud insuficientemente integrados.
  • El desequilibrio entre la carga y los servicios de salud mental eficazmente asignados es tremendo, oscilando entre 3 veces en Estados Unidos y Canadá y 435 veces en Haití, con una mediana regional de 34.
  • Cabe esperar que esta brecha del gasto público, que afecta desproporcionadamente a los países de menores ingresos, provoque 1) el infra tratamiento y un aumento de la discapacidad y la mortalidad por causas tratables; y 2) un aumento de los pagos directos, que podría dar lugar a un gasto en salud de proporciones potencialmente desastrosas y a una disminución de la productividad tanto en el nivel individual como en el nacional.

Los trastornos mentales en Panamá

Lamentablemente la página Web del MINSA no nos ofrece información actualizada sobre la discapacidad debida a los trastornos mentales, por consumo de sustancias y trastornos neurológicos específicos, más la autoagresión (TMNS), tanto sola como en combinación con la mortalidad prematura; tampoco sobre el desequilibrio entre el gasto en salud mental y la carga de enfermedad relacionada; y la asignación del presupuesto para atender las necesidades de salud mental.

No obstante, de acuerdo con las Estadísticas vitales del INEC, los trastornos mentales, y los suicidios han sido la causa de 1,125 defunciones en los últimos cinco años, y la mortalidad por trastornos mentales muestra una pronunciada tendencia al aumento.

Trastornos mentales: una mirada regional y nacional

Por su parte la enfermedad de Alzheimer, un tipo de demencia que causa problemas con la memoria, el pensamiento y el comportamiento ha sido responsable de 900 defunciones en los últimos cinco años, y muestra, al igual que los trastornos mentales, una alarmante tendencia al ascenso.

Trastornos mentales: una mirada regional y nacional

Invertir en la salud mental de los panameños

Si aplicamos a nuestro país estos porcentajes que señala la OPS (porque no encontré datos oficiales nacionales), resulta que la disponibilidad de recursos financieros para la atención ambulatoria de los trastornos mentales, es de 5 balboas por habitante por año.

Gasto en salud mental MINSA

¿Qué se puede hacer con 5 balboas anuales para invertir en la salud mental de los panameños?

Se puede hacer poco o nada. Parafraseando a la asesora regional de OPS, subrayo que “esta escasa asignación de recursos financieros, ocasiona que las personas que padecen enfermedades mentales sigan sin recibir un tratamiento adecuado y eficaz debido a la falta de acceso a los servicios de salud mental, la estigmatización cultural, y la poca capacidad resolutiva de la atención primaria”.

Y agrego que, esta exigua cifra provocará el infra tratamiento de las personas que lo necesitan, un aumento de la discapacidad y la mortalidad por causas tratables; un aumento de los gastos de bolsillo, que podría dar lugar a una disminución de la productividad tanto en el nivel individual como en el nacional.

Consideraciones y recomendaciones finales

  • La salud mental se considera cada vez más una prioridad mundial en materia de salud y desarrollo económico. En efecto, en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas se menciona explícitamente a la cobertura universal de salud que incluya la salud mental y el bienestar como un compromiso mundial.
  • Es indispensable que los gobiernos —especialmente los de países de ingresos bajos y medianos— reconsideren cómo se asignan sus presupuestos de salud. En vez de sucumbir a la inercia de los ajustes mínimos, generalmente reactivos, de los presupuestos por partida del año anterior, se pueden adoptar medidas audaces para asignar decididamente fondos después de una evaluación racional de las necesidades, las prioridades, los recursos disponibles y los datos probatorios existentes.
  • A pesar de las limitaciones obvias de los presupuestos de salud y de salud mental en los países de ingresos bajos y medianos, hay un margen importante para hacer mejoras significativas. De hecho, el uso eficaz y costo eficaz de los recursos tiene suma importancia precisamente a causa de estas limitaciones.
  • En lugar de asignar la mayor parte a los hospitales especializados, los países deben dar prioridad al financiamiento de los servicios de salud mental comunitarios y de atención primaria, conforme a una estrategia equilibrada de atención dirigida a las múltiples fuentes de la carga de enfermedad causada por los trastornos mentales: trastornos del estado de ánimo y suicidio; trastornos debidos al consumo de sustancias y muerte por sobredosis, o accidentes y enfermedades relacionados con el alcohol; y, por último, la mayor mortalidad causada por enfermedades mentales graves debidas a causas tratables que no son atendidas eficazmente debido a la estigmatización y a que los servicios de salud no están suficientemente integrados.

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