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alimentación del lactante y del niño pequeñoLes invito a la lectura de estas orientaciones sobre la alimentación del lactante y del niño pequeño. Están directamente relacionadas con los temas tratados antes para proteger nuestras vidas y tienen especial relevancia para el futuro saludable de los 75,000 mil niños que nacen cada año en nuestro territorio. Como siempre me basaré en la información que nos ofrece la Organización Mundial de la Salud.

De acuerdo a la OMS la alimentación del lactante y del niño pequeño es fundamental para mejorar la supervivencia infantil y fomentar un crecimiento y desarrollo saludables. Los primeros dos años de la vida del niño son especialmente importantes, puesto que la nutrición óptima durante este periodo reduce la morbilidad y la mortalidad, así como el riesgo de enfermedades crónicas, y mejora el desarrollo general. En ese contexto comparto más abajo información sobre lactancia materna y alimentación complementaria, a la vez que les invito a la lectura del Plan de aplicación integral sobre nutrición materna, del lactante y del niño pequeño, así como las Metas Globales 2025 para mejorar la nutrición materna, del lactante y del niño pequeño.

Lactancia materna

  • La lactancia exclusivamente materna durante los primeros seis meses de vida aporta muchos beneficios tanto al niño como a la madre. Entre ellos destaca la protección frente a las infecciones gastrointestinales, que se observa no solo en los países en desarrollo, sino también en los países industrializados. El inicio temprano de la lactancia materna (en la primera hora de vida) protege al recién nacido de las infecciones y reduce la mortalidad neonatal. El riesgo de muerte por diarrea y otras infecciones puede aumentar en los lactantes que solo reciben lactancia parcialmente materna o exclusivamente artificial.
  • La leche materna también es una fuente importante de energía y nutrientes para los niños de 6 a 23 meses. Puede aportar más de la mitad de las necesidades energéticas del niño entre los 6 y los 12 meses, y un tercio entre los 12 y los 24 meses. La leche materna también es una fuente esencial de energía y nutrientes durante las enfermedades, y reduce la mortalidad de los niños malnutridos.
  • Los niños y adolescentes que fueron amamantados tienen menos probabilidades de padecer sobrepeso u obesidad. Además, obtienen mejores resultados en las pruebas de inteligencia y tienen mayor asistencia a la escuela. La lactancia materna se asocia a mayores ingresos en la vida adulta. La mejora del desarrollo infantil y la reducción de los costos sanitarios gracias a la lactancia materna generan beneficios económicos para las familias y también para los países.1
  • La mayor duración de la lactancia materna también contribuye a la salud y el bienestar de las madres. Reduce el riesgo de cáncer de ovarios y de mama y ayuda a espaciar los embarazos, ya que la lactancia exclusiva de niños menores de 6 meses tiene un efecto hormonal que a menudo induce la amenorrea. Se trata de un método anticonceptivo natural (aunque no exento de fallos) denominado Método de Amenorrea de la Lactancia.
  • Las madres y las familias necesitan apoyo para que sus hijos reciban una lactancia materna óptima. Nuestro país ha reconocido la importancia de la lactancia materna, estableciendo un marco legal y regulatorio que protege y fomenta la lactancia materna. 

Alimentación complementaria

Alrededor de los seis meses, las necesidades de energía y nutrientes del lactante empiezan a ser superiores a lo que puede aportar la leche materna, por lo que la alimentación del lactante y del niño pequeño requerirá de la introducción de una alimentación complementaria. A esa edad el niño también está suficientemente desarrollado para recibir otros alimentos. Si no se introducen alimentos complementarios alrededor de los seis meses o si son administrados de forma inadecuada, el crecimiento del niño puede verse afectado. Los principios rectores de una alimentación complementaria apropiada son:

  • Seguir con la lactancia materna a demanda, con tomas frecuentes, hasta los dos años o más.
  • Ofrecer una alimentación que responda a las necesidades del niño (por ejemplo, darles de comer a los lactantes y ayudar a comer a los niños mayores; darles de comer lenta y pacientemente, alentándolos a que coman, pero sin forzarlos; hablarles mientras tanto, y mantener el contacto visual).
  • Mantener una buena higiene y manipular los alimentos adecuadamente.
  • Empezar a los seis meses con pequeñas cantidades de alimentos y aumentarlas gradualmente a medida que el niño va creciendo.
  • Aumentar gradualmente la consistencia y variedad de los alimentos.
  • Aumentar el número de comidas: dos a tres al día para los lactantes de 6 a 8 meses, y tres a cuatro al día para los de 9 a 23 meses, con uno o dos refrigerios adicionales si fuera necesario.
  • Ofrecer alimentos variados y ricos en nutrientes.
  • Utilizar alimentos complementarios enriquecidos o suplementos de vitaminas y minerales si fuera necesario.
  • Durante las enfermedades, aumentar la ingesta de líquidos, incluida la leche materna, y ofrecerles alimentos blandos y favoritos.

La importancia de la Alimentación del lactante y del niño pequeño se vuelve a poner de relieve en el recién finalizado Consejo Ejecutivo 142 de la OMS, en el cual se discutió el documento  EB142/22 “Plan integral de aplicación sobre nutrición de la madre, el lactante y el niño pequeño” y se acordó la Resolución que aprueba los cuatro indicadores del marco de vigilancia mundial de la nutrición de la madre, el lactante y el niño pequeño, tal como se exponen en el documento, y se invita a los Estados Miembros a que consideren la lista completa de indicadores en sus marcos nacionales de seguimiento de la nutrición.

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