Los invito a reflexionar sobre los elementos necesarios para garantizar una gestión pública efectiva, transparente y eficiente, capaz de resolver las demandas de todos los habitantes del país y alcanzar el desarrollo sostenible con justicia y equidad en nuestro territorio.
En ese contexto comparto con ustedes mi columna de opinión en La Estrella de Panamá y complemento con algunas reflexiones adicionales sobre los políticos que necesitamos. Hago votos porque estén en el corazón mismo del compromiso de quienes asuman el gobierno a partir de 2024 y en los 18 meses que le quedan al actual.
La gestión pública que necesitamos
Ahora que los políticos de nuestro patio están calentando motores y preparando convincentes propuestas de campaña que les permitan ganar nuestros votos y llevarlos a ocupar los cargos de elección popular que estarán en disputa en el 2024, es obligatorio que los panameños les dejemos claro lo que queremos y exigimos a cambio de nuestro apoyo.
En ese sentido inicio esta glosa subrayando que a la actual administración, que aspira a mantenerse en el poder, le quedan 18 meses de gobierno, por lo que deberá aprovecharlos para _ con el apoyo de la empresa privada y la ciudadanía _ cerrar las brechas pendientes y aprovechar las oportunidades.
Cito las que considero más acuciantes para los panameños y estoy seguro de que me quedo corto: erradicar el clientelismo y la corrupción que, es un determinante de inequidades, ineficiencia pública que limita severamente el desarrollo de las estrategias e iniciativas necesarias para alcanzar el desarrollo del sistema público que necesitamos; la recuperación plena de la economía; la creación de empleos dignos y bien remunerados; el control (ojalá erradicación) de la delincuencia, y la garantía de seguridad ciudadana; la transformación y fortalecimiento de la educación para el desarrollo sostenible; el rescate de nuestro sistema de pensiones; la solución efectiva del contrato para la minería, garantizando beneficios que sean excelentes para nosotros y buenos para ellos.
Dicho lo anterior, recalco que sin una gestión pública efectiva, eficiente y transparente, no será posible cumplir los compromisos hechos y por hacer, por lo que la garantía de los mejores equipos de trabajo debe estar en la base de las promesas de campaña que se hagan.
Elementos claves del ciclo de gestión pública
De acuerdo con la CEPAL, son tres los campos conceptuales en los cuales se enmarcan los elementos claves del ciclo de la gestión pública para atender las demandas de todos los habitantes en todos los lugares del terruño y garantizar el desarrollo sostenible del país. Espero que ayuden a marcar el Norte de las promesas que nos harán. Conozcámoslos.
- Para comenzar, sobre el concepto de la calidad de las finanzas públicas y las funciones de la política fiscal dentro de un Estado moderno, se subraya el uso eficaz y eficiente de los recursos públicos, con el objeto de elevar el potencial de crecimiento de la economía y asegurar niveles crecientes de equidad distributiva. Es un asunto de especial relevancia para nosotros que tendremos para la vigencia fiscal de 2023 un total de B/. 27,579.4 millones para desarrollar los programas de inversiones y planes operativos de nuestras instituciones.
- En segundo lugar, refiriéndose a la internalización de los modelos conceptuales de la gestión por resultados vigentes en los asuntos públicos, se enfatizan dos conceptos obligatorios: el concepto de costo/efectividad, que implica el compromiso explícito por garantizar que se obtuvieron los mejores resultados posibles con los recursos públicos gastados y; la rendición de cuentas, por medio de la cual el gobierno se hace responsable de los resultados logrados (o no) producto de su accionar. Este concepto está generalmente asociado al necesario control social y la transparencia – tanto al nivel interno del gobierno como hacia los actores de la sociedad civil, el sector privado y la comunidad internacional – respecto de las decisiones, productos, gasto, políticas y acciones públicas, incluyendo su forma de administración, gestión, implementación y eventual evaluación.
- Y tercero, refiriéndose a la lógica de cadena de producción de valor público: insumos, procesos, productos y resultados e impactos; donde el ámbito de preocupación de los resultados finales o impactos se refiere a los efectos de las políticas públicas en la ciudadanía, la sociedad y país. Señala la CEPAL que, la gestión pública para el desarrollo implica: planificar, movilizar, desplegar, organizar y transformar recursos financieros, humanos, materiales, tecnológicos y metodológicos para proveer, asignar y distribuir bienes y servicios públicos tangibles e intangibles, solucionando problemas o satisfaciendo necesidades, originando resultados significativos para la sociedad y el país, consistentes con los objetivos gubernamentales, en forma eficiente, eficaz y equitativa, creando valor público para la sociedad como un colectivo.
Agrega la CEPAL que, este proceso de producción de resultados y valor público ocurre en red, a través del conjunto de instituciones, y funciones de las entidades públicas, y en conjunto con los actores de la sociedad civil y el sector privado quienes coproducen los resultados del desarrollo. Por tanto, es un asunto de todos.
Los políticos que necesitamos
De entrada, como señalé en mi artículo previo sobre el tema, tengamos claro que quienes ocupan los cargos públicos, ya sea por un nombramiento o por elección popular, son políticos, por lo que es obligado preguntarnos si son los políticos que necesitamos.
También tengamos presente que, la mayoría de ellos están afiliados a un partido político, en este caso el partido en el gobierno y, principalmente por esa razón ostentan algún cargo público, o fueron electos en las pasadas elecciones. Lo cual, en ninguno de los dos casos significa que el 100% de los panameños los escogimos, pero lo aceptamos y lo apoyamos porque es la esencia de la Democracia que respetamos, y confiamos en que los procesos de selección garanticen que los nombrados posean la idoneidad para el cargo.
Por otro lado, nuestro ordenamiento jurídico considera a los políticos elegidos o nombrados, como representantes de todos los ciudadanos, y responsables por el mantenimiento, la gestión, y la administración de los recursos públicos. Lo más importante es que, los políticos que necesitamos, ya sea ocupando un puesto en el Gabinete, o electo para ser diputado a la Asamblea Nacional, posean las competencias y velen por el interés general de los ciudadanos, el bien común, y se mantengan dentro de una ética profesional de servicio al pueblo y no hacia sí mismo.
En ese contexto, los políticos que necesitamos deben poseer los tres elementos obligados de la ética pública: probidad en el uso de los recursos públicos, equidad en sus modalidades de operación y eficiencia en su manejo, de manera que se logre el mayor impacto posible en el bienestar social, finalidad última del Estado.
En todo caso, los políticos que necesitamos y queremos, deben ser hombres y mujeres de bien, íntegros y honrados. Caracterizados por un actuar apegado siempre a los principios y valores de probidad. Fundamental es que su gestión se caracterice por la búsqueda de la equidad en la distribución de la riqueza nacional, lo cual no es nada fácil en un país reconocido como uno de los países con mayor desigualdad en el planeta. Finalmente, y no por eso menos importante, el desempeño de ese político que ocupa cargos públicos o es un diputado electo, debe ser eficiente y eficaz en la administración de los billones de dólares que están a disposición de nuestros gobernantes para alcanzar ese necesario bien común.
Entones, ¿qué tenemos que hacer? El objetivo para garantizar la formación y existencia de esos políticos que necesitamos debe ser recuperar la ética de servicio público en sus dos dimensiones interdependientes: probidad y privilegiar el interés público, sobre el interés corporativo y el patrimonialismo.
Para eso será necesario, entre otras cosas, la creación de un servicio civil sólido para todas las instituciones del Estado; la integración de juntas directivas con miembros no corporativos, que aporten competencias afines a cada institución; la creación de estándares de gestión, para asegurar la eficiencia de las instituciones públicas y privadas. En esencia, se trata de inducir comportamientos responsables por parte del funcionario público, y sistemas que privilegien la equidad con su complemento, la eficiencia transparente.
Hago votos porque esté en el corazón mismo del compromiso de quienes asuman el gobierno a partir de 2024 y en los 18 meses que le quedan al actual.